¿Fue realmente una hazaña la de los Torino en Nürburgring?

Te contamos qué pasó hace 49 años, en este increíble suceso histórico, que marcó el punto más alto de la industria automotriz nacional. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Parece mentira que haya pasado hace tanto tiempo, pero efectivamente, el año que viene se cumplirá medio siglo de este acontecimiento, que marcó la historia deportiva de nuestro país. 

Aquel equipo que encabezaba Juan Manuel Fangio y Oreste Berta, fue el encargado de mantener a toda la patria en vilo durante tres días y medio. Una de las carreras más duras de la historia, que consagró al “mago de alta gracia” y puso en un pedestal al “chueco”, quien ya no tenía nada que demostrar. 

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Los mejores argentinos estuvieron involucrados en aquel suceso. Entre los pilotos podemos nombrar a Luis Di Palma, Carmelo Galbato y Oscar Fangio en la maquina número uno; Eduardo Rodríguez Canedo, Jorge Cupeiro y Gastón Perkins en la maquina número dos; y a Eduardo Copello, Oscar Franco y Alberto Rodríguez Larreta en la maquina número tres. 

La carrera fue tan dura, que sólo quedó uno de los tres autos al finalizar la competencia. El Torino número tres llego de forma estoica en un cuarto puesto, con 334 vueltas al circuito de Nürburgring. 

De hecho, fue el vehículo que más giros dio en el famoso “infierno verde”, pero lo cierto es que esta cantidad fue reducida a 315, por una sanción que muchos consideran injustificada. 

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El vehículo de Copello, Franco y Rodríguez Larreta estaba “gritando” mucho por una pequeña rotura en el escape. Esto fue advertido por el comisariado técnico y le pidieron al escuadrón argentino que haga una parada en boxes, ya que si no serían descalificados

Las paradas en los pits se pagaban caro, ya que cada minuto en ese lugar implicaba una vuelta completa que se le quitaba al equipo. Considerando que cada vuelta al trazado alemán (el circuito más largo del mundo) duraba entre 13 y 14 minutos, nos podemos dar una idea de lo mucho que se perdió con esa determinación que tomaron los encargados de la carrera. 

Aparte, reparar un escape, no es algo que demore dos o tres minutos. 

Lo cierto es que, ese cuarto puesto, que hoy seguimos recordando; fue una demostración cabal de lo que puede hacer un grupo de argentinos con un objetivo fijo y claro. 

En un contexto como el actual, donde la industria nacional está pasando por momentos difíciles y no se vislumbra un panorama positivo, memorias como estas, se valoran aún más.

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