TEST: Ford Focus 2.0 Titanium

La actualización del mediano fabricado en General Pacheco enfatiza el nuevo estilo de diseño y, especialmente, la actualización del equipamiento. Mantiene las virtudes dinámicas que lo ponen a la vanguardia de su categoría. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Cada vez que una terminal actualiza uno de sus modelos emblema intenta que esa nueva serie se instale como referente de su categoría. Todos estrenan algo con esa renovación: ajustes estéticos, nuevos colores, incorporación de equipamiento y actualización tecnológica aparecen entre los rubros afectados por la novedad. Y el nuevo Ford Focus no es la excepción.

Vale recordar, por ejemplo, que la primera generación del Focus apareció en 1999 inaugurando el estilo de diseño New Edge; en 2008, cuando se lanzó la segunda serie y fue el segundo auto de Ford con Kinetic Design después del Mondeo; para 2013 adoptó la plataforma global, y ahora con esta nueva actualización se adapta a la oferta mundial.

La renovación del mediano fabricado en General Pacheco (también se produce en otras siete plantas en el mundo y se vende en 120 mercados) llega al país con varios cambios respecto del modelo al cual reemplaza, aunque aquí no hay nuevos desarrollos de ingeniería ni modificaciones profundas que cambien su esencia: el foco está puesto en la actualización tecnológica.

Claro que también esta oportunidad fue aprovechada para aplicar en este mediano de producción nacional la evolución del Kinetic Design, el lenguaje de diseño que desde hace varios años viste a los Ford. Por eso, la trompa del nuevo Focus presenta una parrilla amplia, una boca de forma hexagonal que, en las versiones más equipadas (como las Titanium que aquí analizamos), se complementa con nuevas luces led de circulación diurna, faros bixenón y antinieblas de diseño rectangular. También se ha renovado el capó, pieza cuyo diseño incorpora nervaduras en la parte superior central que le otorgan un aire que irradia potencia.

También los faros traseros son nuevos y el hatchback incorpora tecniología led. El portón también es nuevo, desarrollado por un proveedor local y soldado con láser. La luneta se actualizó, pero la visión hacia atrás sigue siendo limitada. Del mismo modo aparecen diseños actualizados de las llantas de aleación de diecisiete pulgadas.

Más tecnología

En el interior, la calidad es de las mejores del segmento aunque todavía aparece plástico duro en los paneles de las puertas. El cambio más notable es el volante: fue reemplazado por un aro de tres brazos en los cuales aparece gran cantidad de comandos incluyendo las levas de la caja automática. También cambió la decoración de las toberas del aire acondicionado. Y, si miramos con atención, vemos que se ha reubicado la palanca del freno de mano, que es nuevo el climatizador y que se ha puesto énfasis en reducir la cantidad de teclas en la zona de mando.

Por todo lo anterior es lógico suponer que no hay cambios funcionales en el interior del nuevo Focus: la posición de manejo ideal se logra con facilidad (butaca eléctrica) y el conductor tiene todos los elementos que necesita al alcance de la mano, con un tablero que agrupa gran cantidad de información, y la suministra de manera lógica y bien legible, gracias a cuatro instrumentos de aguja y un gran display central en el que se pueden chequear las lecturas de la computadora de a bordo con nueva tipografía. La pantalla táctil de ocho pulgadas muestra las funciones del sistema Sync My Ford, con audio de calidad (Sony), bluetooth, comandos por voz, sensor de estacionamiento (a cargo de una gráfica muy precisa y didáctica) y cámara de marcha atrás (de alta definición). También ofrece, de serie, el sistema de acceso y arranque sin llave y el dispositivo My Key, que permite configurar diferentes opciones a gusto del usuario, entre ellas, memoriza nfunciones específicas, tales como, por ejemplo, alerta de velocidad máxima, aviso temprano de falta combustible y volumen del equipo de audio. Incluso se puede configurara el equipo de audio para que se apague si alguien se desabrocha el cinturón de seguridad. La batería tecnológica se complementa con una novedad en el sistema de ayuda al estacionamiento: ahora también lo hace en sentido perpendicular. Doce sensores se ocupan de detectar el espacio ideal. El piloto acciona un botón y el dispositivo se ocupa de accionar el volante para ubicar al auto en forma paralela o perpendicular. Los pedales quedan a cargo del conductor.

En materia de seguridad también aparecen novedades. La más importante es el Active City Stop: un sistema de frenada de emergencia que funciona hasta los 50 km/h deteniendo el vehículo por completo cuando detecta un choque inminente. Su aplicación es especialmente efectiva en situaciones de tránsito trabado y en un rango de 15 km/h de diferencia máxima con el vehículo de adelante. Además, los sensores (escanean el entorno hasta 50 veces por segundo) deben reconocer las luces de stop y la chapa refractaria de una patente. No detecta peatones, bicicletas ni animales.

En este rubro también es necesario sumar los nuevos faros bixenón que ahora cuentan con tecnología de iluminación adaptativa. Controles de tracción/estabilidad, de torque en curvas, asistente de arranque en pendiente, cinco cinturones inerciales, anclajes Isofix y seis airbags están en esa lista. Curiosamente no aparece un airbag para las rodillas del conductor.

A pesar de toda esta batería de novedades electrónicas, algo tan básico como la rueda de auxilio sigue siendo centro de nuestras críticas: mantiene un rodado de uso temporal, inapropiado para nuestros mercado y geografía.

No todo cambia

En cuanto a la habitabilidad, las mismas virtudes y los mismos defectos. Las butacas delanteras son amplias y confortables, pero el sector posterior es ajustado, especialmente por la altura libre hasta el techo, el espacio para las piernas y las reducidas dimensiones de la plaza central, en ambas siluetas. Tampoco ha cambiado el volumen del baúl, que se mantiene “escaso” frente a sus rivales. Los 421 dm3 de la capacidad del baúl del Focus sedán lo dejan en evidencia frente a los 470 dm3 del Toyota Corolla (líder del segmento), mientras que sucede lo mismo con el hatchback, que con 316 dm3 también queda por debajo de los 348 dm3 del Peugeot 308, uno de los referentes de esa categoría. Sin embargo, Corolla ni 308 ofrecen el comportamiento dinámico del Focus, otra de las cualidades que afortunadamente no han cambiado.

Efectivamente, esta actualización del Focus conserva sin alteraciones una de sus virtudes que más apreciamos. Tanto en el cuatro puertas como en el dos volúmenes, la respuesta del chasis sigue siendo de las mejores de la categoría. Las suspensiones se muestran firmes con un logrado equilibrio, que le permite entregar seguridad en la ruta y confort en la ciudad. Ese sistema se complementa con la dirección que, con asistencia eléctrica, ofrece una respuesta excelente.

En el motor tampoco hay cambios. El propulsor 2.0 de inyección directa entrega los 170 CV de manera contundente, si fuera necesario, ya que, ahora, la caja PowerShift (automatizada de doble embrague) responde con mayor eficacia. No tenemos información oficial de que se hayan realizado ajustes específicos en este sistema, pero hemos notado una gran disminución en el patinaje de la caja, característica que, en su momento, marcamos como crítica. Incluso es notable la diferencia de respuesta cuando la selectora está en la posición S: ahora sí parece Sport, sensación que se puede vivir con mayor placer “jugando” con las levas del volante, otra de las novedades del nuevo Focus. No obstante, a pesar de estas diferencias, las prestaciones que logramos durante nuestras pruebas se mantienen en los valores de los modelos que presentamos hace casi dos años: 218,9 km/h de velocidad máxima y 8,9 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h en el sedán; 212,5 km/h y 9,1 segundos en el hatchback. Los consumos caminan por la misma senda con un rendimiento promedio de 12,9 km/l, en el primero, y 12,6, en el otro. El consumo en ciudad sigue siendo elevado.

Precio

Con el lanzamiento de este nuevo Focus, Ford Argentina pretende instalarse como líder en un segmento en el cual este producto ha tenido históricamente una buena performance comercial: ya se vendieron 166.000 Focus y se fabricaron en General Pacheco más de 500.000 unidades.

Para eso define una oferta compuesta por cuatro versiones de equipamiento: S ($ 217.800), con motor 1.6 de 125 CV y caja manual de cinco marchas, y SE ($ 249.300), SE Plus ($ 266.940) y Titanium ($ 378.400), las tres con motor 2.0 de 170 CV. SE Plus y Titanium pueden optar por una transmisión PowerShift ($ 275.000 y 399.300 pesos, respectivamente) no disponible en SE.

Independientemente de la transmisión, todas las versiones están bien equipadas. Las más básicas ofrecen, de serie, luces antiniebla, llantas de aleación, sistema My Keys, conectividad Sync, butaca del conductor con ajuste en altura, dirección eléctrica con doble ajuste en la columna, alzacristales y retrovisores eléctricos, comandos en el volante, y una larga lista en seguridad en la que no aparecen los controles electrónicos de tracción, estabilidad, torque en curva y de ascenso de pendientes, reservados para las más equipadas. El Active City Stop es exclusivo para Titanium.

Por sus características, el nuevo Focus se advierte bien preparado para alcanzar esa meta de liderazgo. Pero para lograrla efectivamente, los directivos de la marca del óvalo tendrán que posicionar al nuevo modelo en un rango de precio que le permita presentarse como una opción competitiva; para eso, primero, es necesario conocer las reglas: al cierre de esta edición, el gobierno nacional estaba dando forma a las nuevas escalas del impuesto automotor. No queda otra que esperar.

FICHA TECNICA - FORD FOCUS 2.0 TITANIUM POWERSHIFT