Los 60 años del Karmann Ghia

Conocido como el "Porsche para amas de casa", este vehículo que fue presentado sin muchas expectativas se convirtió en uno de los coupés más exitosos de la Alemania de posguerra. Un recorrido por su historia. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

¿Mónaco, St. Tropez o al menos St. Moritz? Hay lugares más famosos para la presentación de un deportivo que la pequeña localidad alemana de Georgsmarienhütte. Sin embargo, el coupé que se mostró al público hace 60 años en el hotel casino de la ciudad no era un deportivo lujoso. En el escenario, aquel 14 de julio había un vehículo cuyo origen no podía ser más corriente. Era un coupé basado en el Escarabajo, el nuevo Karmann Ghia.

De tecnología simple, potencia modesta, dos puertas, mofletes y techo de filigrana, el Karmann Ghia -conocido internamente como Typ 14- alcanzó una producción de 450.000 ejemplares, según el portavoz del departamento de Clásicos de Volkswagen, Eberhard Kittler. Hasta que paró su producción en Osnabrück en 1974 fue uno de los coupés más exitosos de Alemania.

Su historia comenzó en un garage de París. Allí, Wilhelm Karmann mostró en octubre de 1953 a los dirigentes de Volkswagen, en el marco del Salón del Automóvil, un prototipo que había diseñado su amigo Luigi Segre, ingeniero y jefe del estudio de diseño italiano Ghia.

La firma no empezó a producir en serie ese prototipo rústico hasta dos años después. Varios años antes, Karmann había tratado de vender en vano a los jefes de Wolfsburgo un auto abierto e insistió incluso después de aprobado el Typ 14. Lo siguió intentando hasta que finalmente se aprobó un Ghia Cabrio, que comenzó a fabricarse en 1957 y que al final supuso una cuarta parte de la producción.

Catorce años después llegó un Karmann Ghia grande basado en el Volkswagen 1500, que fue en su tiempo el vehículo más caro de la marca. Pero con sólo 42.510 ejemplares en ocho años nunca logró el éxito del original y dejó de producirse sin recambio en 1969.

Al Typ 14 pronto se le conoció como el "Porsche para amas de casa". Allí donde el Escarabajo era el auto de la familia de clase media, Volkswagen presentó el Karmann como una alternativa distinguida para la mujer de la alta sociedad. El coupé biplaza ayudó al ascenso de la marca en los años 50.

Pero más allá de la forma elegante, el nombre italiano y quizás los asientos bajos, el coupé tenía poco de deportivo. Contaba con un motor de cuatro cilindros de 1,2 litros en la parte trasera, con 30 caballos, y necesitaba medio minuto para acelerar hasta los 100 km/h. En su espartano cockpit y tras una eternidad se podía leer que la velocidad máxima alcanzaba los 116 km/h.

El coleccionista Joachim sabe bien cómo es, ya que tiene uno de los primeros Karmann Ghia y aún hoy lo usa en verano casi todos los fines de semana, pero con calma. "No se debe emplear cuando se tiene prisa", asegura, y cuenta cómo hasta los camiones lo sobrepasan en la autopista. Apenas alcanza los 100 km/h desde que su unidad de 1955 fue restaurada.

Que lo valore tanto no sólo se debe a que se ha ido heredando con el tiempo en su familia, sino que lo considera un vehículo clásico ideal. "Como la tecnología proviene del Escarabajo, el suministro de piezas es relativamente sencillo", dice. "Y como la mayor parte de la producción se vendió en los Estados Unidos, en Internet se pueden encontrar las piezas, ya sean originales o producidas ahora", agrega.

Por ello, no es difícil hacer circular de nuevo un Ghia que esté fuera de servicio. Sólo si es una cuestión de reparación de chapa puede resultar caro. A diferencia de los vehículos modernos, la carrocería del Karmann Ghia es de una pieza. Por ello no se pueden intercambiar partes, sino que hay soldar y eso tiene un costo.

Sin embargo, hay autos ya listos para conducir que pueden conseguirse en Europa a 5.000 euros, y ejemplares en muy buen estado con una historia especial. Los cabrios algo más caros se encuentran por poco más de ese valor.

Pese al precio, el Ghia es hoy como entonces un vehículo asequible que no requiere un enorme esfuerzo económico y que, sin embargo, es un ejemplar raro. Mientras los propietarios de millonarias leyendas de la posguerra como el Mercedes SL o los primeros Porsche 356 y 911 se ven como unos elitistas, en el Karman Ghia se sienta gente "como vos y yo", dice el coleccionista Joachim.

Y también llama la atención a los que pasan, que habitualmente piden sacarse fotos, preguntan y hasta echan un vistazo a su sencillo interior.

FUENTE: Thomas Geiger para dpa.

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