En diversas oportunidades escuchamos la frase “este motor todavía está en ablande”, haciendo referencia a vehículos 0 km. También escuchamos que estos motores en ablande no deben ser tratados muy gentilmente, es decir, que es necesario someterlos a rebajes y aceleraciones.
Del mismo modo hay quienes aseguran que durante ese período no hay que esforzar el motor y mantener determinada velocidad. Sucede que los motores tienen cierto grado de “memoria” en lo que hace a las condiciones de manejo. Como toda máquina térmica, están sometidos a diferentes cantidades de calor.
Las consecuentes temperaturas afectan a los componentes del motor e influyen en el asentamiento de la unidad. No es lo mismo el manejo urbano que el suburbano o en una ruta solitaria. No es lo mismo una unidad afectada a un taxímetro que el de la señora que lleva los chicos al colegio, o el de un viajante interprovincial. Por eso, desde que se retira el auto de la concesionaria, hay que manejarlo de forma “normal”, sin perdones y sin abusos.
Durante la conducción hay que controlar que los parámetros del motor se mantengan estables. También hay que cumplir rigurosamente con los servicios recomendados por el fabricante. Lo de “asentarlo a 80 km/h en una ruta” pertenece al pasado.
