Toyota Camry V6

Por Christian Hein - La octava generación de este sedán del segmento de los mediano-grandes, llega desde Japón con varias novedades; entre ellas, una nueva plataforma. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Con un aspecto más moderno y deportivo que su antecesor y con casi 4,9 metros de largo, el Toyota Camry es uno de los sedanes más grandes que se comercializan en nuestro país. Esa cualidad se transmite al interior, donde cada uno de los ocupantes encontrará lugar de sobra y mucho confort.

Se trata de un producto que, por sus características, calza como anillo al dedo en el mercado estadounidense, donde históricamente siempre tuvo muy buen recibimiento, puesto que alcanzó, por ejemplo, las 387.000 unidades vendidas en 2017.

Además de la nueva plataforma TNGA que se aplicará, incluso, a modelos que se fabriquen en la región, el nuevo Camry equipa motores evolucionados, especialmente el 3.5 V6 objeto de esta prueba, que de 277 CV pasó a tener 302 CV.

Clase ejecutiva

Adentro, en un ambiente sin demasiados lujos, salvo algunos apliques símil madera y otros tantos de aluminio, la calidad de los materiales y de los diferentes comandos es incuestionable.

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Allí está todo dispuesto para que por lo menos cuatro de los cinco pasajeros que puede transportar, viajen casi como si estuviesen instalados en sillones de sus casas. El conductor cuenta para su comodidad con todo tipo de asistencias eléctricas, incluyendo las del volante, para lograr la posición adecuada.

Algo parecido sucede con el del acompañante, mientras que los de atrás no tendrán mucho que envidiarles, ya que además del climatizador individual, disponen de respaldo reclinable, también de modo eléctrico, además de otras funciones, como la cortina eléctrica para la luneta o el control del audio, que se comandan desde el panel táctil ubicado en el apoyabrazos central.

Pero a pesar de ofrecer un tercer cinturón de seguridad y apoyacabezas, la mayoría de dichos beneficios de confort quedan vedados para el eventual tercer pasajero, que además deberá lidiar con el falso túnel de la transmisión para acomodar sus piernas. Ante tantas bondades, llama la atención que no cuente con calefacción de los asientos delanteros, y, poniéndonos un poco más exigentes, le agregaríamos algún tipo de ayuda a la conducción, como el detector de cambio involuntario de carril o el control de velocidad crucero adaptativo.

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El baúl, por su parte, tiene 430 litros de capacidad. Visualmente dicho espacio se ve amplio, pero en realidad es chico al lado de los 514 litros que propone su principal rival, el Ford Mondeo, o de los más de alrededor de 500 litros que ofrecen otros tantos modelos, incluso de segmentos muy inferiores.

Todo el poder

Gracias a los avances logrados en este V6 aspirado (los 302 CV de potencia y los 36,3 kgm de torque), el Camry es uno de los “ejecutivos” más potentes de la Argentina.

Acompañado por una nueva caja automática-secuencial de ocho velocidades, cuya intervención termina en las ruedas delanteras, logra prestaciones dignas de un deportivo, pero con más de 1.600 kg de peso.

Con una rumorosidad discreta que termina en la doble salida de escape activa, como mejores valores alcanza los 224,7 km/h de velocidad máxima, y acelera de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos, mientras que para pasar de los 80 a los 120 km/h, emplea sólo 4,1 segundos.

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El funcionamiento de la caja es notable, ya que el buen escalonamiento de las ocho marchas le permite realizar cambios de manera casi imperceptibles, además de una tal desmultiplicación de la octava, que consigue viajar a 130 km/h a tan sólo 2.100 vueltas. Si bien cuenta con la posibilidad de realizar los cambios de modo manual, sólo lo puede hacer desde la selectora, ya que no cuenta con levas en el volante.

En términos de rendimiento de combustible, los valores registrados resultaron bastante lógicos para su porte: en ciudad promedió los 9,1 km/l, mientras que a 90 y a 120 km/h constantes, necesita 15,6 y 11,1 km/l, respectivamente. El tanque de combustible, de 60 litros, es lo bastante generoso como para proporcionarle una razonable autonomía.

Confort asegurado

En cuestiones de desplazamiento, como buen vehículo pensado principalmente para el mercado norteamericano, el Camry se destaca por un andar suave y por la esmerada insonorización del habitáculo.

Aquel comportamiento se puede ver afectado solamente cuando se baja por una rampa o cuando se atraviesan marcadas cunetas, situaciones que pueden llevar a que raspe fácilmente la trompa. En la ruta, por su lado, viaja muy aplomado a alta velocidad y dobla correctamente, aunque con las limitaciones de su tamaño y peso, que lo llevan a doblar un poco menos de lo que uno desearía, debido a una leve tendencia al sobreviraje.

Por supuesto que todo se limita a lo que en condiciones normales nos permite el oportuno control de estabilidad, al que la marca denomina con las siglas VSC. La dirección muestra una adecuada dureza para maniobras a baja velocidad, mientras que, como buena asistencia eléctrica, se va adaptando progresivamente a medida que aumenta la velocidad.

Casi full

Además de todo lo nombrado, este Camry ofrece una larga lista de ítems, tanto de confort como de seguridad. Al tapizado de cuero y el techo panorámico, agrega sistema de apertura de puertas y arranque “sin llave”, cámara de marcha atrás, control de velocidad crucero, volante multifunción, sensor de lluvia y pantalla táctil de 8 pulgadas con navegador, Bluetooth, TV digital y audio, entre otros puntos.

Acerca de esto último, además de ser de un manejo lo bastante intuitivo, cuenta con las tradicionales perillas para el volumen y el dial de la radio. El Camry también incorpora freno de mano eléctrico, que se complementa con la tecla Hold, para dar descanso al pie del freno, en tanto que la selectora permanece en el modo D durante las paradas relativamente largas.

El tablero cuenta con instrumentos analógicos clásicos, bien visibles, y con una gran pantalla de 7 pulgadas en el centro, en la que se refleja todo tipo de información para el conductor. Párrafo aparte merece, para bien de muchos, la rueda de auxilio, que es de igual tamaño que el resto.

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Y en materia de seguridad, más allá del control de estabilidad y del ABS, dispone de siete airbags, asistencia al arranque en pendientes, faros antiniebla traseros y delanteros y luces led, también adelante y atrás. Cuenta con frenos a disco en las cuatro ruedas, de modo que las distancias de frenado resultaron muy apropiadas: por ejemplo, en una situación de emergencia a 100 km/h, necesita 40,9 metros para detenerse por completo.

Al tope

Desfavorecido especialmente por venir de extrazona, el Camry tiene un precio de entrada de gama que arranca en los 47.700 dólares en el caso del L4 2.5L de 181 CV, y termina en los 58.900 dólares (unos 2.180.000 pesos) en el caso del V6 probado.

Por bastante menos que ese dinero, actualmente el principal competidor es su archirrival, el recién llegado Honda Accord, cuya única versión disponible, la 2.0 T EXT AT de 250 CV, cuesta 62.900 dólares. otra opción es el Ford Mondeo 2.0 Ecoboost Titanium de 240 CV, a 1.270.400 pesos.

Con algunas diferencias frente a los mencionados oponentes, como la mayor potencia o algún detalle de confort, el Camry queda en mejor situación que el Honda, aunque muestra una notable desventaja económica frente al Ford, que sólo puede ser justificada por el valor que el potencial comprador pueda darle al modelo, según su experiencia con las series anteriores o a través del reconocido servicio que, en general, suele brindar la marca.

FICHA TOYOTA CAMRY

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