A fines del siglo XIX se disputó la primera carrera de autos de la historia. Fue el 22 de julio de 1894 y se desarrolló entre París y Rouen. Marcó el primer registro de velocidad promedio: 20 km/h.
Con el tiempo y la necesidad de promover sus productos, las automotrices inspiraron nuevas competencias o “Grandes Premios”. En principio se corría en rutas, pero poco a poco fueron creándose circuitos cerrados. El éxito determinó la formación de una organización con un ente rector y un reglamento basado en “fórmulas” cuyos temas centrales recaían en el peso del auto y la cilindrada del motor.
En 1924, algunas de las instituciones que tenían a cargo estas competencias se nuclearon para formar la Asociación Internacional de Clubes de Automóviles Reconocidos (AIACR), que se encargó de los Grandes Premios con un carácter marcadamente internacional y de marcas.
Con un antecedente a comienzos de la década del 30, en 1935 la Federación Internacional de Autos Sport (FISA) -una rama de la Federación Internacional del Automóvil, FIA, nacida en 1904- creó el Campeonato Europeo para pilotos. Pero cuatro años después se veía interrumpido por la Segunda Guerra Mundial. Establecida la paz, la FIA se reorganizó y en 1950 puso en marcha el Campeonato Mundial de Conductores.
Permitía motores atmosféricos de 4,5 litros y motores sobrealimentados de 1,5. Era un torneo de pilotos y no de marcas. Obtenían puntos solo los cinco primeros, y en este orden: 8, 6, 4, 3 y 2. Un punto adicional sumaba quien diera la vuelta más rápida. Solo se contaban los puntos logrados en las cuatro mejores carreras. Si dos pilotos compartían el mismo auto, se dividían el puntaje en partes iguales.
Ese primer año se anotaron treinta escuderías, privadas y oficiales, de marcas reconocidas. Talbot-Lago, Era, Cooper-JAP, Simca-Gordini, Ferrari-Jaguar Cars, Maserati-Milano, Milano-Speluzzi, Alta, Ferrari, Maserati y Alfa Romeo fueron las marcas de autos y motores que participaron, sin contar las de los pilotos estadounidenses, que solo corrían en la fecha de Indianápolis.
La gran mayoría de los participantes eran franceses, italianos e ingleses. Fuera de estos, ningún país aportó tantos como la Argentina para las competencias europeas. Excepciones son los suizos Toulo de Graffenried y Toni Branca, el belga Johnny Claes, el monegasco Louis Chiron, el siamés Príncipe Bira y el irlandés Joe Kelly. Curiosamente, Alemania, que había dado grandes pilotos y los daría años después, solo contó con Paul Pietsch, que corrió la última carrera del año.
Un promedio de 39 años
El 13 de mayo, hace justo siete décadas, se corría la primera competencia: el Gran Premio de Europa y Gran Bretaña, en Silverstone.
En el torneo participaron tres volantes argentinos: José Froilán González y Alfredo Pián para la escudería Achille Varzi, con una Maserati 4CLT de litro y medio, y Juan Manuel Fangio (había dejado dicho equipo, con el que realizó una gran campaña en Europa en 1949), con la legendaria Alfa Romeo Alfetta 158.
Los dos primeros debutaron en la segunda fecha, en Mónaco, pero con poca suerte: Pero ya en la segunda fecha, en Mónaco, los coterráneos de quien sería quíntuple campeón del mundo no tendrían suerte: Pián protagonizaría un accidente durante los entrenamientos, y González debería abandonar al cabo de pocas vueltas.
Pero si es inolvidable esa competencia, se debe al épico primer triunfo de un argentino, el Chueco (ver recuadro), que participó en las siete carreraspautadas de ese campeonato inaugural. En la única que no corrió fue Indianápolis, incluida en el calendario pero donde participaban solo norteamericanos que no disputaban las competencias europeas.
En cuanto a la grilla de largada del GP en Silverstone (¡con una edad promedio de los pilotos de 39 años!) estuvo formada por los Alfa Romeo de Fangio, Giuseppe Farina y Luigi Fagioli, quienes coparon el inicio seguidos por el ovacionado británico Reg Parnell (de la misma escudería), alternándose en la punta con sus bólidos rojos.
A más de 145 km/h, en la vuelta 55 el Chueco -ubicado en segunda posición- comenzó a atacar a Farina hasta que estuvo a apenas seis décimas de diferencia. Fue el momento de mayor entusiasmo para los 300.000 espectadores que colmaban las tribunas incluyendo al rey Jorge VI, la reina Isabel y la princesa Margarita, presentes en el palco.
Pero siete vueltas más tarde, la máquina del hombre de Balcarce entraba lentamente en boxes, toda cubierta de aceite. Así, el resto fue sencillo para Farina, pese a que sobre el final se le acercó Fagioli, que terminó a menos de tres segundos. Lo siguieron Parnell y dos franceses con Talbot-Lago: Ives Giraud Cabantous y Luis Rosier. Y puesto que Farina también había obtenido la vuelta más rápida, se adjudicó los primeros nueve puntos de la historia.
Todo ese primer campeonato oficial de Fórmula 1 se circunscribió al duelo Fangio-Farina, quienes ganaron, alternadamente, las siete carreras disputadas. El abandono del argentino en la última competencia, que tuvo lugar en Monza, le dio el torneo por tres puntos al italiano. De esta manera arrasaba Alfa Romeo, como venía sucediendo desde 1946.
