Si prospera el proyecto de ley 304/2017 presentado por el senador Ciro Nogueira (PP-PI) en el Congreso brasileño, el país hermano será otro integrante del club de naciones que van a prohibir los automóviles con motores a combustión, como lo harán Alemania, Francia y Reino Unido.
Sin embargo, en el caso de Brasil, no será una prohibición total: el cambio en la legislación prevé que modelos movidos a biocombustibles, como etanol, tengan autorización para circular.
De acuerdo con el proyecto de ley, a partir de 2030 sería prohibida la comercialización de automóviles movidos a combustibles fósiles, con gasolina, Diesel y GNC. Diez años después, toda la flota circulante, a excepción de vehículos de colección, oficiales o diplomáticos, deberán usar etanol, biodiesel o electricidad como combustible.
Un detalle de la ley es que, a pesar de prever el uso de vehículos eléctricos, ignora las versiones híbridas. En un análisis literal, el Toyota Prius, por ejemplo, sólo podría seguir siendo vendido en Brasil si su motor de combustión fuera adaptado para usar solo etanol.
En declaraciones a la revista Quatro Rodas Nogueira dijo: "Una de las bases de mi mandato es proteger el medio ambiente. Incluso muchos países y fabricantes ya se adelantaron en este tema y se preparan para prohibir autos movidos a combustibles fósiles.”
También comentó sobre la ausencia de vehículos híbridos en la ley, argumentando que ese tipo de unidades "representan una transición", pero que la inclusión de ellos en la legislación puede ser discutida.
Nogueira afirmó que la repercusión positiva de su proyecto en el Senado lo impresionó positivamente, y él cree que la ley sea aprobada al final de 2018.
A pesar de que el proyecto de ley no incluye camiones y autobuses, el senador cree que los vehículos pesados también deben sufrir restricciones, pero "con plazos más largos para adaptación".
ANFAVEA (la Asociación de productores de vehículos de Brasil) no se ha pronunciado sobre este tema hasta el momento.
¿Cómo afecta esto a la Argentina? Un primer vistazo enciende una señal de alarma ya que la gran mayoría de los automotores que se venden aquí llegan desde Brasil. Eso significa que la industria tendrá que reconvertirse y que, de una buena vez, las autoridades pertinentes tendrán que empezar a avanzar por el camino de la protección del medio ambiente.
