Leyendas del TC: un día en el sueño del pibe

Por Gabriel Alejandro Magnone - Un relato en primera persona sobre un encuentro pensado para los amantes del automovilismo deportivo, que cada año gana popularidad. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

En los años 80 mi viejo me abrió un mundo increíble, el del automovilismo deportivo. Viví con emoción el TC, el TC2000 y otras tantas categorías nacionales e internacionales. Por entonces me había iniciado en un hobby que hoy se lo conoce como automodelismo Slot, pero antes le decíamos Scalextric.

Ahí conocí mucha gente que tenía la misma pasión por los fierros de carreras. Ricky Richeri es uno de esos amigos que la vida alejó y volvió a acercar. Hoy, junto a otros entusiastas de aquella época que nos marcó a fuego la pasión por los autos, organiza un evento hermoso: Leyendas del TC.

Leyendas de TC nació con la idea de visitar autódromos y rutas que fueron escenarios de la categoría en aquellos años, recrear un fin de semana de carreras y, a la vez, ayudar a una entidad de la ciudad en cada visita.

Pero también es compartir un fin de semana con amigos de Leyendas del TC para promover la conservación de los automóviles que participaron alguna vez en la categoría, como también las réplicas bien logradas que respetan los parámetros con los que se construyeron los autos originales en su momento.

Homenajear a pilotos, acompañantes y preparadores que alguna vez participaron en la categoría y mostrar estos automóviles al público en general para que puedan conocer y revivir momentos de la historia grande del TC.

La segunda cita de este evento fue en el Autódromo Hermanos Emiliozzi de Olavarría el día 23 de abril. Con una mañana fría pero soleada, lentamente el playón de boxes fue recibiendo remolques, trailers y camiones con los queridos autos.

La emoción empezaba a hacerse presente cuando la réplica homenaje al Falcon de Nasif Estéfano ponía “música” en los oídos de los presentes. Un reflejo dorado asomaba en el horizonte: la Dodge restaurada de triple campeón del TC, Roberto Mouras. Del otro lado, también inmaculados, los Falcon del Quilmes Automóvil Club, con el número 100 que lo vio campeón en el año 1982 de la mano del “Gaucho” Jorge Martínez Bohero y el MF, Nº2.

La salida a pista fue encabezada por la Cupecita de los Hermanos Emiliozzi con el resto del pelotón formado en tandas según la década. Cerraba la coupé Chevrolet original del año 2002 que perteneciera al múltiple campeón Guillermo Ortelli. Y sin más, los variados sonidos de los motores volvieron a rugir en un autódromo.

Para los que vivimos esa época, tenerlos tan cerca fue una sensación muy especial. Creo que cada uno de los que estábamos ahí sentimos lo mismo. Mecánicos, pilotos, ayudantes, hinchas, fanáticos y la familia (como solía ser el TC) de repente habíamos colmado todo el autódromo de Olavarría. Sin pensarlo era un sueño hecho realidad para los organizadores.

Pero las emociones, al parecer, querían ser más protagonistas aún de la jornada. Antonio Juan Aventín, Oscar Aventín, Juan Antonio De Benedictis con su hijo Franco; Clemar Firpo, Eduardo Martínez y Mario Rodolfo Gayraud estaban entre la gente.

En lo personal, tuve la imborrable oportunidad de girar junto a Mario Gayraud (ex campeón del TC 2000 en el año 1984) del cual siempre fui fanático: tres vueltas en el Falcon del QAC. Pocas veces uno tiene estas posibilidades en la vida. Debo decir que en alguna curva pensaba en mi viejo que me hizo fan de “Mario” y que quizás estaba por ahí para verme girar junto a él.

La tarde bajó la bandera a cuadros a tanta emoción y a un grupo de amigos que se fueron más que contentos.

Nueva fecha para seguir soñando

La próxima cita será el 16 de julio en el Autódromo Club de Dolores. Si tenés un TC original o réplica de los años 60, 70, 80 y 90 la fecha de inscripción es del 1 al 7 de julio.

El autódromo cuenta con arboleda, conexión eléctrica en sectores fuera del circuito y también lugar para acampar. La organización pide un alimento no perecedero a modo de entrada para ayudar al comedor Manitos Dolorenses.