Ni tocando conciencia, ni tocando el bolsillo

En la Argentina conducir mal parece ser lo normal, aunque cada vez cueste más caro. A pesar de que el valor de las multas por infracciones de tránsito ha aumentado significativamente en 2025 —con valores que superan los 500.000 pesos en casos graves—, los siniestros viales no bajan. Por el contrario, las estadísticas muestran un preocupante crecimiento de las infracciones más peligrosas.

Según datos proporcionados por distintos observatorios de seguridad vial de la República Argentina, los siniestros viales con víctimas aumentaron un 11 por ciento en el primer trimestre del año respecto al mismo período de 2024. En paralelo, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) confirmó que las multas por exceso de velocidad, uso del celular y alcoholemia positiva están en niveles récord.

Un castigo que no lo es

Con la actualización del valor de las multas en base al precio del litro de nafta, las sanciones hoy tienen un peso económico real. Por ejemplo:

Exceso de velocidad: hasta $ 750.000.

Alcoholemia positiva: de $ 300.000 a $ 2.500.000, con suspensión de licencia.

Uso del celular al conducir: entre $ 80.000 y $ 750.000.

Además, el sistema de puntos o “scoring nacional” implementado por la Ley Nacional de Tránsito N° 24.449 y reforzado por el Decreto 196/2025, busca sancionar con pérdida de licencia a los conductores reincidentes. Pero los resultados no están a la vista, sino todo lo contrario. No paran de labrarse infracciones de tránsito en los operativos que se realizan en distintas partes de nuestro país.

El endurecimiento de las sanciones es importante, pero no alcanza si no se cambia la conducta cultural del conductor argentino. Esta es una frase que se escucha año tras año en charlas realizadas por ONG y distintas asociaciones que reúnen a personas que perdieron algún familiar en un siniestro vial.

Las infracciones que más crecen

En lo que va de 2025, los controles en rutas y centros urbanos arrojaron los siguientes datos:

34 % de las infracciones corresponden a exceso de velocidad.

22 % al uso del celular mientras se conduce.

18 % por alcoholemia positiva.

12 % por no usar casco o cinturón de seguridad.

¿Por qué las multas no funcionan?

Expertos en seguridad vial coinciden: el problema no es sólo de normas, sino de cumplimiento y falta de cultura vial. La percepción de impunidad, los controles poco frecuentes en algunos distritos y la falta de educación vial desde edades tempranas, hacen que muchos conductores sigan ignorando las reglas, incluso cuando saben que pueden costarles la vida… o miles de pesos.

El desafío al cual nos enfrentamos como sociedad es prevenir, educar y, finalmente, castigar.

Desde distintas entidades gubernamentales, provinciales o municipales, se implementan de forma continua nuevos programas obligatorios de educación vial en escuelas y centros de obtención de licencias. Sin embargo, su alcance todavía es limitado frente a una realidad que exige intervenciones urgentes y masivas, y que en muchos casos solamente se realizan en época electoral.

Conclusión

La Argentina enfrenta una crisis vial que no se resuelve sólo con multas costosas. Aunque el castigo económico es un paso, la verdadera transformación exige controles constantes, campañas de concientización efectivas y una ciudadanía comprometida con la vida. Mientras tanto, las calles siguen siendo un escenario peligroso, donde ni el miedo a pagar frena la imprudencia.