La odisea de llenar el tanque: ¿Por qué es tan caro el combustible?

En lo que va del año, las naftas y el Diesel subieron cuatro veces, pero el crudo bajó a mínimos históricos. Desde el subsidio al barril interno hasta el esquema impositivo, las causas del problema más grave para el mercado. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Con la llegada del nuevo Gobierno, los usuarios de automóviles de todos los segmentos y categorías revitalizaron sus intereses en el mercado con la modificación del impuesto que afectaba a todos aquellos productos superiores a 340.000 pesos. Parecía soplar un nuevo viento, pero rápidamente, en enero, lo que podía ser una brisa refrescante se transformó en una tormenta inclemente que arrasó: cuatro incrementos en el precio de los combustibles en el primer semestre para hacer de la Argentina uno de los países con el combustible más caro. Para ver el ránking mundial hacé click acá: http://es.globalpetrolprices.com/gasoline_prices/

El primer mes del año, el comienzo de la historia, con un 6 %, cifra repetida en marzo y en abril. La estocada final llegó en mayo, casi sin previo aviso, con una suba del 10 %, dejando la nafta súper en 17 pesos y la premium superando los 19 y, en algunos casos, llegando a 20.

Sin embargo, el contexto mundial es muy diferente a lo que ocurre, ya que el barril de crudo ha descendido a mínimos históricos, unos 45 dólares al cierre de esta edición. “Esto se debe a cuatro factores: EEUU pasó de ser el primer comprador a autoabastecerse; la OPEP cambió políticas históricas y algunos países de la región, como Arabia, aumentaron la oferta; pactos entre EEUU e Irán que abrieron su petróleo, y el freno de la economía china”, explica el economista de la UBA y docente en la Universidad Nacional de Moreno Ariel Slipak.

¿Pero cómo incide esto en el mercado argentino? “Aquí la exportación es mucho menos rentable que en los países árabes y no soporta precios bajos, porque se genera desempleo. La política desde 2015 es pagar la diferencia del barril en el mercado interno a 67 dólares para la empresa que extrae. Otra cuestión es la inflación. Acá la distribución de combustibles está tan concentrada que es muy susceptible de subir”, detalla Slipak.

En un tono similar explicaron la situación a Parabrisas fuentes del Ministerio de Energía y Minería de la Nación: “Por el bajo precio, se paga la diferencia para que no haya despidos. Por el contrario, si subiese mucho, el valor se congelaría. También hay que incluir la inflación y la devaluación, que afectó por los insumos en dólares. Podríamos hablar de cuatro puntos en esta situación: que no decaiga la producción, el empleo, la inflación y el valor del dólar”.

En declaraciones a diferentes medios, el ministro Juan José Aranguren explicó que estos aumentos fueron para compensar la suba del dólar, y que el acumulado del 31 % se hizo gradual para no llegar de un solo golpe hasta un 35 %.

Las petroleras

Una voz imprescindible en este reparto de cartas es la de las compañías proveedoras, pero por diferentes motivos, las tres empresas principales desistieron de participar en el análisis de la situación.

Sin embargo, un punto para destacar es el descontrol del precio en las naftas y los carburantes gasoleros tras el regreso del Estado argentino a YPF al comprar el 51 % de las acciones. “Cuando estaba el anterior Gobierno y era de capitales españoles, la pelea era para que no aumentara. Luego llegó la recompra y la situación cambió: hubo que aumentar para hacerle frente a la deuda en dólares, que además tenía una tasa muy alta. Con ingresos en pesos, no se podía pagar. Esos aumentos son más una cuestión política que económica”, comentaron desde la cartera energética.

Los estacioneros

En principio, la lógica llevaría a deducir que un precio superior elevaría las arcas de los comerciantes, pero la realidad difiere sustancialmente de lo que dice “la teoría”.

“La ecuación es muy simple: si hay un adecuado volumen de ventas y el precio es razonable, la rentabilidad tiende a aumentar. Hoy tenemos un precio alto, pero con ventas decreciendo. Estamos muy lejos del punto de equilibrio”, explicó Luis María Navas, asesor legal de la Asociación Estaciones de Servicio de la República Argentina (AES).

Para la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA), el análisis reviste una reflexión similar. “Si bien, conocido un aumento, se genera una disminución del consumo, la situación inflacionaria hace rápidamente olvidar el tenor del aumento, con lo cual, el mercado se autoequilibra. Se genera una ligera suba en los ingresos, pero se ven rápidamente afectados por la inflación, el costo de la energía eléctrica y por los nuevos acuerdos salariales”, de acuerdo a lo expuesto a Parabrisas por Guillermo Lego, gerente de la entidad.

No solo en temas concretos de ganancias repercuten los incrementos. Para Navas, existe una doble inquietud entre los dueños de estaciones: “El público está más que molesto. Los últimos aumentos han logrado reducir el consumo. La principal preocupación es la pérdida de ventas. Años atrás el precio era muy bajo y encima no había volumen por falta de refinación. Hubo 2.500 bocas de venta cerradas y 40.000 puestos de trabajo destruidos”.

También el gnc

Una de las alternativas históricas para reducir el presupuesto en combustibles es el gas natural comprimido. Actualmente, el precio del GNC promedia los 8 pesos el metro cúbico en Ciudad de Buenos Aires, pero se espera otra suba que lo lleve a 10 pesos, un costo más cercano al de las naftas. Además, para golpear aún más al sector, la instalación de los equipos llegó a casi 20.000 pesos.

“El aumento impacta fuertemente en la actividad. Quien tiene convertido su vehículo seguirá sin problemas porque resulta totalmente conveniente. Todo aquel consumidor que acaba de comprar su vehículo o mantiene el de dos o tres años, lo piensa un poco más. Se está trabajando para lograr financiación en los equipos”, afirmó Navas.

El futuro

“Al menos en 2016, no hay posibilidades de que baje el precio de la nafta y similares”, dieron cuenta desde el Ministerio de Energía ante la consulta de este medio.

Sumado al subsidio al barril de crudo, factor determinante a la hora de explicar por qué cuestan tanto los fluidos motores, existe una cuestión impositiva. “Ronda el 50 % y la idea de este Gobierno es bajarle los impuestos a los combustibles. El problema de esto radica en que se pierde recaudación”, afirmaron fuentes de la cartera antes mencionada.

Según Navas, en sintonía, no habría mayores problemas en reducir esta traba fiscal, e incluso, el subsidio. En algunos lugares del interior ocurre y los precios son diferentes (ver recuadro).

Aunque Argentina es un país con yacimientos petrolíferos, la búsqueda y posible explotación de nuevos depósitos no garantizaría una mejor condición para los bolsillos de los usuarios. De acuerdo a las voces consultadas, con los precios actuales del mercado, las nuevas canteras no serían rentables, y aunque hubo planes de incentivos oficiales, todo dependerá de la inversión privada. Para Slipak, “tiene que haber más oferta, eso es más exploración. Sin embargo, el precio no bajaría de forma inmediata”.

Este 2016 no empezó de la mejor forma para los usuarios de vehículos. Aunque la venta mejoró, las subas en los combustibles mellaron las decisiones personales e hicieron un dominó en casi toda la economía. En caso de estabilizarse las cifras, amainará la tormenta y se podrá pensar en otra ecuación para un futuro más asequible.

El interior y Vaca Muerta

Basta con transitar unos escasos kilómetros fuera de Capital Federal para advertir que los combustibles son todavía más onerosos que en la orbe. Un clásico ejemplo se da cada verano al viajar rumbo a la costa atlántica, donde el precio es más elevado incluso en las distintas rutas. Pero si se armara un gráfico, no en todo el país ocurre lo mismo.

Damián Canuto es el jefe de banca del PRO en la Legislatura de Neuquén, una provincia sensible por el caso de Vaca Muerta. Le explicó a Parabrisas que “este nivel de precios locales, por encima de los internacionales, es utilizado para sostener la actividad y el empleo en las provincias hidrocarburíferas (Santa Cruz, Chubut, Río Negro, etc.). Esto representa una transferencia promedio de unos 3.500 pesos anuales a cada trabajador petrolero”.

El diputado, además, puntualizó que en noviembre de 2015 se estableció la exención del Impuesto a la Transferencia de Combustibles líquidos en la Patagonia y en La Pampa, “por lo que los combustibles cuestan un 20 % menos que en el resto del país”.

Transporte e impuestos son el dueto mayor en los costos. El primero es fundamental, ya que la gran mayoría de los depósitos están en el sur. Vaca Muerta, en la Cuenca Neuquina, esconde una gran capacidad, aunque “hay un potencial que realmente no se sabe”, estimaron desde el MinEM.

La explotación de la reserva “podría impactar en un crecimiento de entre 3 y 4 % al año en el PBI. Se crearían en mi provincia entre 40.000 y 60.000 puestos de trabajo adicionales”, detalló Canuto.

No obstante, existen dos dificultades. La primera, según las fuentes consultadas, se repite: el precio internacional, ya que todos estiman que debería rondar los 80 dólares el barril para que sea rentable. La segunda es ambiental, porque se utiliza la técnica denominada fracking (que es más cara), por la cual se rompe la piedra donde está atrapado el gas y gran parte del fluido se escapa, contaminando el suelo y depósitos de agua. En suma, regiones del interior, por temas fiscales y de yacimientos, podrían tener la fórmula para cambiar los precios actuales.

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