1939: los autos ya pasaban a formar parte del paisaje porteño (CEDOC)
Recuerdos de los primeros años de Parabrisas Foto: CEDOC
La revista Parabrisas cumple 60 años Foto: CEDOC
La revista Parabrisas cumple 60 años Foto: CEDOC
Una publicidad de la Rambler Cross Country de IKA en la contratapa y la tapa de la edición de los autos que eran novedad en 1964. Foto: CEDOC
Una tapa del legendario del Fiat 600 que tuvo el privlegio de estar entre los autos más vendidos de la Argentina durante las décadas de 1960 y 1970. Foto: CEDOC
La revista Parabrisas cumple 60 años Foto: CEDOC
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Una prueba del legendario Chevrolet 400 que se fabricaba en la planta bonaerense de la localidad de San Martín. Coetaneo del Ford Falcon, se destacaba su poderosa motorización, denomiada 250 (por su capacidad cúbica en pulgadas) que era de seis cilindros y 4.100 cm3. Fue muy utilizado deportivamente, por ejemplo, en Turismo de Carretera. Foto: CEDOC
Los mapas de turismo eran un verdadero trabajo artesanal. Se dibujaban a mano y se relevaban las rutas, por aquel entonces de tierra o ripio. Al igual que en la actualidad la sección de mercado era una fuente de consulta del Poder Judicial. Foto: CEDOC
La revista Parabrisas cumple 60 años Foto: CEDOC
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En la recta principal del Autódromo Municipal (cuando se corría en sentido contrario al actual) y en donde se realizaban los ensayos de velocidad se hizo el test del Fiat Millecento fabricado en Córdoba. Foto: CEDOC
Una de las características salientes del Fiat Millecento, apuntamos que era la capacidad de frenaje: se detenía de 100 km/h a 0 en la "excelente" para ese entonces distancia de 55 metros. Nótese que la pintura era bicolor. Foto: CEDOC
La revista Parabrisas cumple 60 años Foto: CEDOC
Otro ensayo de frenos, esta vez con un Ford Falcon 1962, en donde se utilizaba un método muy ingenioso para la medición. El acompañante disparaba contra el suelo con una pistola en la que se reemplazaban las municiones por tiza. Al escuchar el disparo el conductor reaccionaba y frenaba. Luego, se procedía a medir entre el impacto y donde quedaba detenido el eje delantero. Así se incluía el tiempo de reacción del conductor. Foto: CEDOC
Ya se comenzaban a publicar las pruebas en colores y uno de los primeros "cromatizados" fue el Peugeot 404, la gran novedad que llegaba para reemplazar al ya veterano 403. Fue tan exitoso que estuvo presente en el mercado más de 20 años, coviviendo en su madurez con el moderno 504. Foto: CEDOC
Recuerdos de los primeros años de Parabrisas Foto: CEDOC
Otro longevo fue el Ford Falcon, debutante en los Estados Unidos en 1959, que más tarde se fabricó en la Argentina entre 1962 y 1991. Ford fabricó en la Argentina más de 450.000 unidades y el modelo quedó en la historia de nuestra industria automotríz como paradigma de la robustez y la nobleza mecánica. Foto: CEDOC
Recuerdos de los primeros años de Parabrisas Foto: CEDOC
Nuestra historia (Capítulo 1)

Los primeros tiempos de 60 años

Parabrisas cumple 60 años de vida, un logro inédito en nuestro medio para una publicación dedicada a un tema que nos apasiona a nosotros y a nuestros lectores: el auto. Aquí, una serie de notas para recordar ese camino.

miércoles 11 de noviembre de 2020

Parabrisas fue en su momento la hija dilecta de un visionario que encabezó una de las más importantes editoriales del país: la Editorial Abril. Nos referimos a Don César Civita, quien también fue el primer director de nuestra publicación, durante siete años.

El fundador de Parabrisas, César Civita, con su esposa, quien fuera directora de la revista Claudia. 

¿Por qué? ¿Para qué Parabrisas? Un párrafo extraído de la nota editorial el primer número, en noviembre de 1960, da respuesta con claridad: “habrá un hombre que tendrá que estar bien preparado para moverse en ese mundo nuevo e intrincado: es el hombre al volante. Los nuevos automovilistas deberán aprender muchas e importantes cosas. En esa época, en otras partes del mundo, también nacían revistas de autos.

Jugá en el "Gran Premio Parabrisas" y elegí el mejor auto de los últimos 60 años

Los veteranos comprenderán muy pronto que tendrán de habérselas en un mundo totalmente distinto del que conocieron. Un mundo que les reclama más y mejor información sobre los múltiples aspectos de una técnica infinitamente complicada que nos trae el automóvil.”

¿A qué se refería Don César? Respuesta: a una Era que estaba llegando.

De la prehistoria a la Edad Moderna
Para ello tracemos una analogía entre la historia de la Humanidad y la del automóvil. Por supuesto con diferentes tiempos: miles de años de aquella, apenas un poco más de un siglo de esta. El automóvil en la Argentina tuvo una prehistoria, cuando antes de 1914 llegaron los primeros autos, generalmente de origen europeo.

Desde 1918 a 1941 la Edad Antigua marcó una tendencia opuesta: la gran difusión en nuestro país de las marcas norteamericanas, que produjo la cuasi polarización Ford-Chevrolet, dos líneas que, con piezas importadas, se armaban en nuestro país; la difusa Edad Media automovilística transcurrió luego de la posguerra hasta mitad de los años 50, con un progresivo envejecimiento de nuestro parque automotor, que mostraba una decadencia tal que, en 1956, la cantidad de automóviles “per cápita” era inferior al de 1927.

Tránsito de Buenos Aires, allá por 1939

Ahí comenzó nuestra Edad Moderna para los fierros. En los últimos años de Perón se sentaron las bases para una incipiente industria de origen estatal (IAME/DINFIA) y con el convenio con la muy disminuida Kaiser-Frazer de los Estados Unidos para la instalación de una fábrica en nuestro país.

Llegamos pues al año de 1956, el del comienzo de la Edad Moderna, automotrizmente hablando. Fue entonces –Perón ya no estaba– que se abrió la importación y nuestro país recibió una verdadera avalancha de productos que se daban de punta con nuestras tradiciones: pequeños y medianos automóviles, de entre 425 y 2.000 centímetros cúbicos, generalmente divididos en dos, tres o cuatro cilindros, casi exclusivamente llegados desde Europa. Abruptamente se cortaba con los seis y ocho cilindros americanos.

De la mano de la modernización llegaron algunas marcas que ya tenían una extensa trayectoria en la Argentina como Fiat, Peugeot y Citroën. Otras no tanto, como Opel, DKW, Renault y BMW que no eran totalmente ignotas para el común de la gente. Pero muchas más eran casi absolutamente desconocidas para el grueso de los usuarios como Volvo, Vauxhall, Flying Standard, Jowet, Simca, Borgward, Hansa, Hillman, Isard, NSU, Singer y Vanguard.

De golpe, todo había cambiado. Es ahí, en ese contexto histórico en que se hace no sólo interesante, sino absolutamente necesaria, la información que podía suministrar un medio especializado.