Así probábamos el Valiant V-200

Recordamos la prueba de manejo del clásico de la familia Chrysler. En esta ocasión, el test pertenece a la edición de diciembre de 1962 de Revista Parabrisas. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Seguimos con la serie de los "compactos" -serán compactos en EE.UU. pero en nuestra vapuleada Argentina entran, por su precio y su tamaño en la anfibia categoría de los "botes"- y en esta oportunidad hemos testeado un coche de raro formato pero performance aproximadamente supersónica, el Valiant V200.

La circunstancia del excesivo tránsito en la ruta nos impidió realizar una efectiva prueba de velocidad máxima, con varias corridas en uno y otro sentido, como corresponde para anular los efectos de declive y viento. 

No obstante, en un sentido obtuvimos una lectura de más de 150 kilómetros por hora; como el velocímetro marca menos velocidad que la real, hemos indicado una velocidad máxima "155 +", suponiendo que en el momento de la lectura aludida, una circunstancia de pendiente y/o viento haya aumentado el el real potencial del auto, pero durante el viaje obtuvimos 150 marcados varias veces, de modo que podemos afirmar que el Valiant desarrolla por lo menos 155 Km/h de velocidad real. 
Cifra impresionante, considerando la cilindrada relativamente escasa del motor -2.800 cm3 magros-, o sea alrededor del 40% del cubicaje de las grandes bestias detroitianas del momento.

Chrysler Valiant V-200

Esta performance muy notable se paga en metálico, debido a un consumo de combustible que es relativamente elevado, en términos de litros, y bastante elevado en termino de pesos, puesto que necesita nafta especial, cuyo costo supera en más de un 40% al de la llamada común. El uso del Valiant es caro, pero caben dos reflexiones, primero que quien tiene una gran cantidad de pesos para gastarlos en un auto no se fija en chirola más o chirola menos, y segundo que de cualquier forma el uso y mantenimiento de cualquier auto es tan costoso, que la influencia que puede tener la economía es muy relativa.

Primeras impresiones

Al sentarse en el Valiant, las primeras impresiones son favorables. El tablero tiene instrumentos grandes de lectura clara y fácil, velocímetro (sin "giornalero") medidor de nafta, de temperatura y amperímetro. En nuestro Valiant el instrumento aludido en último término era de procedencia norteamericana y ostentaba la leyenda "ALTERNATOR", aunque en realidad los Valiant producidos por Chrysler Fevre y Basset tienen una dinamo convencional.

La presión de aceite está indicada por una "luz idiota". Otra luz intermitente señala el funcionamiento de los repetidores de viraje, accionados por una palanca debajo del volante, con retorno automático.

Todo este conjunto de instrumentos está recubierto por una visera recta, que no es por cierto el detalle más bello del Valiant, pero sirve para evitar los molestísimos reflejos en el parabrisas. Además, la iluminación de tablero es excelente, usándose una luz verde (color científicamente comprobado como agradable y descansado para la vista humana) controlada por un reóstato.

Chrysler Valiant V-200

Nuestro Valiant tenía una radio que siempre anduvo muy bien (con botonera onda larga solamente) y un ingenioso cenicero tipo "tolva" que al abrirse descubre el encendedor de cigarrillos. Los pedales son de accionamiento liviano, y la palanca de cambios es un brillante ejemplo de su género; tiene recorridos cortos y precisos, sin por ello sacrificar liviandad de funcionamiento. La dirección es liviana también, pero exige muchas vueltas para manejarla.

Cuando hicimos el primer test de la serie "compactos", se desató en esta redacción una violenta polémica originada en la carencia de guiñada en el vehículo testeado. La empresa fabricante señaló inobjetablemente, que el reglamento de tránsito de nuestra capital exige el uso de los faros medios dentro del perímetro urbano, reservando las luces de posición para cuando el vehículo estuviera estacionado en horas nocturnas.

Al mismo tiempo, este reglamento no se cumple y tampoco se hace cumplir, puesto que la modalidad de los conductores argentinos es andar con las luces de posición prendidas, haciendo destellos para cruzar las bocacalles o para adelantarse a otro vehículo. La realidad es que muy pocos de los coches que circulan por nuestras calles y caminos tienen las luces medias correctamente enfocadas, es decir, que su haz de luz caiga en un punto ubicado a 12.5 metros del vehículo.

Chrysler Valiant V-200

No volveremos a desatar las violentas discusiones interredaccionales entre los chicatos (los que preconizan el uso permanente de luz media) y los enmascarados (los que andan con luz de posición y guiñada); digamos solamente que el Valiant no tiene guiñada. La bocina es gobernada por un aro cromado que ocupa un sector de aproximadamente 120º, es decir, no es "medio aro" sino "tercio de aro"; muy cómodo cuando el coche se desplaza en línea recta, pero si hay que presionar la bocina cuando se maniobra el volante, el aro adquiere la huidiza cualidad de no estar nunca donde se lo busca.

El cambio de luces responde a un pedalín, siguiendo el clásico sistema norteamericano y otro pedalín acciona el lavaparabrisas, de potente chorro (tan potente que si se pisa el pedalín demasiado fuertemente el líquido pasa por encima del techo en graciosa parábola, sin tocar siquiera la carrocería...). Los limpiaparabrisas son eléctricos con velocidad regulable por reóstato.

El sistema de climatización es muy completo y eficiente; la entrada de aire fresco está regida por dos ventiletes que pueden abrirse mediante perillas o tiretes, uno a cada lado del tablero. La calefacción tiene una leva que regula el paso de aire, más una botonera con cuatro mandos: OFF, DEFROST, HI FAN, LO FAN, o sea, apagado, desempañador, ventilador rápido, ventilador lento. Es tan potente la calefacción que ni aún en las mañanas más frías nos vimos obligados a recurrir más que al DEFROST... que rápidamente calentaba toda la cabina aparte de desempañar los vidrios. Creemos que, fuera del Circulo Polar Antártico, las oportunidades para usar HI FAN deben ser algo limitadas.

Chrysler Valiant V-200

El freno de estacionamiento es colocado por un pedal y destrabado por un tirete. Muy cómodo para estacionar, pero no se presta para puesta en marcha en subida, operación que exige un progresivo aflojamiento del freno. El Valiant tiene un detalle muy importante, viene completamente equipado de fábrica, sin aditamentos opcionales.

En la ciudad

El Valiant, usado en ciudad resulta cómodo, potente y de ágil reacción.

Los intercambios 2da/3era y 3era/2da resultan fáciles y agradables debido a lo logrado del mecanismo de la palanca de cambios; su precisión admite colocar la primera sin doble embrague si el auto está andando muy despacio, y con doble embrague si anda a mayor velocidad. Desde el punto de vista del conductor, el formado del auto es raro, y al principio las "afeitadas" resultarán difíciles, hasta que el maneja se acostumbre a ubicar exactamente el coche. Sin embargo, no proporciona en general la sensación de un auto grande, tal vez por su misma agilidad de reacción.

Los frenos son adecuados para el andar ciudadano, aunque el tren trasero inicia un fandango frenético cuando se acelera o frena fuertemente sobre terreno desparejo. Esta cualidad se puso especialmente de manifiesto durante nuestras pruebas de frenado en el Autódromo. 

Chrysler Valiant V-200

Las cubiertas chillan si se vira fuertemente, pero en general la estabilidad del Valiant es muy buena, dentro de los limites impuesto por un andar rápido pero no alocado.

El acceso y egreso del Valiant no es una operación difícil, pero hay que tener cuidado con el ángulo que forma el marco de las ventanillas delanteras, cosa que al abrir o cerrar la puerta no deje un varonil barbijo en la cara.

En la ruta

Andando en ruta, lo que más se nota en el Valiant es su estratosférica performance. Nosotros salimos a hacer el viaje de rutina sin haber contrastado el velocímetro y pensamos que este marcaría más velocidad de la real, como ocurre en la mayoría de los casos. Cuando posteriormente comprobamos que en realidad marca menos velocidad que la real, y cotejamos la diferencia con las lecturas que habíamos alcanzado durante el viaje, un sudor frío empañó nuestra frente.

Para viajes prolongados, el Valiant es un coche maravilloso, ya que puede circular a cualquier velocidad razonable con entera comodidad, pero ... ni la estabilidad ni los frenos están proporcionados para su performance. Es estable el coche, pero no para andar a 150. Y los frenos tampoco consienten velocidades muy superiores a los 120. El Valiant pesa 1.200 Kg, de modo que su avance, cuando corre a casi 100 millas por hora, es prácticamente cataclísmico. Nuestro consejo: corra fuerte solamente cuando tenga visibilidad perfecta y levante el pie del acelerador mucho tiempo antes de llegar a cualquier eventual motivo de detención.

La suspensión es muy buena, relativamente tiesa (circunstancia que contribuye a su aceptable estabilidad general) y la amortiguación, buena. Los faros, excelentes (tiene faros cuádruples). No es cansador en absoluto y después de doce horas de manejo, uno baja como si hubiera dado una vuelta a la plaza.

Chrysler Valiant V-200

El baúl es muy amplio; se abre con una llave y la tapa tiene un resorte de modo que cuando se afloja la falleba, la tapa se eleva automáticamente. Circunstancia que, por otra parte, inevitablemente sorprende a quienes no están acostumbrados a ella. Nuestro consejo: eche la cabeza para atrás si quiere evitarse un "uppercut" ... El baúl no tiene luz (capot tampoco). La rueda de auxilio está ubicada en un receptáculo debajo de la alfombra del baúl, donde no obstruye, si bien es necesario quitar el equipaje para el caso de pinchadura. El crique está ubicado en una cómoda posición en la cual no baila ni hace ruido cuando está montado en posición normal, y es por otra parte fácil de sacar para cambiar el rodado.

El capot del Valiant no tiene cerradura. Los directivos de la empresa deben estar muy convencidos de la honradez del publico en general. Nosotros no.

Levantando el capot, se observa la cómoda accesibilidad de todos los componentes, batería, filtro de aire, carburador, etc.

Conclusiones

El automovilista que paga el precio del Valiant tiene derecho a esperar ciertas condiciones interesantes. Evidentemente, el Valiant las reúne. Supera lo razonablemente apetecible, en lo que se refiere a velocidad; en otros aspectos, llena la medida de lo que puede pedírsele. Es cómodo, no cansa en lo más mínimo y en cuanto a su estética, esta por cierto, es curiosa, pero encuentra tantos favorecedores como detractores. Por cierto, es "distinta"... Y es muy importante señalar que por el precio "lo trae todo".

OTROS DATOS

Motor: 2.8 con seis cilindros en línea y 101 CV

Transmisión: Manual de tres marchas

Velocidad máxima: 155 km/h

Aceleración 0-100 km/h: 15,4 segundos

Distancia de frenado a 100 km/h: 43,2 metros

Consumo en ruta a 80 km/h: 9,2 km/l

Consumo en ciudad: 8,1 km/l

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