Así probábamos la Dodge D-100

Recordamos la impresión de manejo de la pick-up del carnero con motor V8. En esta ocasión, la prueba pertenece a la edición de octubre de 1969 de Revista Parabrisas. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Con varios viajes al interior y el uso en ciudad se pueden resumir interesantes impresiones de manejo de la pick up Dodge equipada con el motor V-8 mexicano. Terrible potencia pero mucho gasto también

"-¡Uyyy! ¿Tiene motor V-8? ¡Cómo debe andar, ¿no," Frase que inexorablemente escuchamos en cada estación de servicio durante la semana y pico en que dispusimos de una de las flamantes pick-up Dodge D-100.

Es que en nuestro país las pick-ups han adquirido una categoría muy especial que supera ampliamente su función primaria que es transportar cosas; aquí una pick-up tiene que ser fuerte, "machaza", llevar cualquier carga y aparte disponer de una gran dotación de caballos para hacer locuras que nada tienen que ver con la idea por la cual fue diseñada. Por eso se hizo famosa la F-100 y en su época fue poco menos que un mito la Studebaker Champ, que con 170 burros tenía su prestigio de 165 km/h arriba.

Dodge D-100

Pues bien. La nueva pick-up Dodge. equipada con el motor V-8 traído de México vía ALALC, reúne ampliamente esas condiciones anexas que piden la enorme mayoría de los compradores. Una caja amplia, un chasis resistente y suspensión dura, y un empuje fenomenal debajo del acelerador. Claro que no hay que preocuparse por las cuentas de nafta. porque ...

Pero hablemos de la pick-up Dodge parte por parte. De afuera es exactamente igual a los modelos conocidos por todos y sólo un ojo observador verá en sus costados delanteros la insignia V-8 que denuncia lo que hay debajo del capot. Con pequeñas modificaciones, la línea general del vehículo es similar a la de todos los modelos anteriores, y si bien no es nada del otro mundo, es muy cierto que no se necesita nada más para una pick-up.

Cuando uno sube a la cabina se comienzan a revelar detalles que hablan muy bien del lógico criterio que imperó en los diseñadores. El tablero, por ejemplo, es bárbaro. Instrumentos circulares de cuadrante negro con números blancos y todos con agujas demostrando a la perfección lo que debe ser un verdadero tablero: relojes indicadores que dicen la verdad (no luces) y bien fáciles de leer.

Dodge D-100

Hasta el Dodge GT podría aprender en ese sentido. La posición de manejo debe ser lo más cómodo que se haya experimentado en pick-ups y graduando la ubicación del asiento prácticamente cualquier persona puede encontrar su comodidad ideal. El volante es pequeño, pero como la relación de la caja de dirección es bastante multiplicada no se hace difícil manejarlo, salvo para débiles mujeres que tengan que hacer el reparto por el centro, pero generalmente no hacen ese tipo de cosas.

El manejo en ciudad es sumamente cómodo porque hay aceleración de sobra para cualquier eventualidad y al mismo tiempo el motor es tan elástico que permite circular en tercera a 20 km/h sin que se registren tironeos.

En la ruta es una cosa seria. Uno viaja tranquilamente a 120 km/h y si se le ocurre pisar el acelerador en 3era se encuentra con la sorpresa de una respuesta feroz. El régimen del motor está todavía en plena zona de torque eficaz y empuja como loco.

Realmente, con la pick-up Dodge V-8 se puede viajar a 150 km/h sin ningún problema. Claro que conviene llevar unos 200 kilos de peso atrás, porque con la caja vacía la cola se pone bastante independiente. Hay que tener cuidado, porque si se llega a despegar del todo puede sobrevenir la puesta en órbita.

Transcurridas unas horas de andar rápido por la ruta se manifiesta la molestia de toda pick-up y su suspensión, que no es la de un auto aunque se parezca mucho, y por lo tanto la espalda protesta un poco. Pero con bajarse y estirar un poco las piernas está todo solucionado. Buenos, por otra parte, los cinturones de seguridad de cintura y bandolera que equipaban a la pick-up y buena asimismo la radio.

Son todos detalles que contribuyen a realzar una cabina muy confortable; como también la tapa de la guantera, que abre hacia arriba y deja al descubierto una profunda cavidad. Cuatro personas normales caben bien y pueden viajar largas horas con un poco de sacrificio cada uno.

Dodge D-100

Por otro lado, los dueños de las plck-ups no las usan generalmente para llevar gente en la cabina sino cargas en la caja, y ésta es lo suficientemente amplia como para admitir muchas cosas. A su vez, tanto con los motores seis u ocho Dodge, ofrece dos variantes: una pick-up cuya carga máxima posible es 1.000 kilos y otra más reforzada en la cual se pueden llevar hasta 2.000 kilos. Depende de las necesidades de cada uno.

El motor

Vayamos sí a lo que es el gran punto de diferencia: el motor. Como recordarán todos los que hayan leído la descripción técnica del Dodge V-8 hace unas semanas, es un motor de ocho cilindros y 5.200 cm3 producido en México y entrado al país por medio del acuerdo entre los países que integran la ALALC.

Según catálogos de fábrica su potencia se eleva a 202 HP a 4.000 'vueltas, y aunque sea potencia SAE medida sin accesorios la cifra es suficiente como para alcanzar la categoría del motor más potente de industria nacional. Por supuesto, provee una aceleración y una velocidad máxima muy superiores a las que puede necesitar cualquier pick-up. Sin haber hecho la comparación directa, creemos que la F-100 queda superada.

Dodge D-100

El problema, lógicamente, está en el consumo. Andando rápido -130 km/h arriba- el gasto de nafta sube de una manera notable y las paradas para cargar nafta se hacen frecuentes a pesar de que el tanque de nafta carga unos generosos 60 litros. Claro que las relaciones de caja ayudan a las aceleradas innecesarias, pero de cualquier manera el motor hace notar sus 5.210 cm3, en las cuentas do nafta.

Conclusiones

Aplicando el moderno sentido de lo que debe ser una pick-up, la Dodge D-100 es una mezcla ideal de auto y camión de reparto, y ahora con el agregado de un motor que dada su potencia se siente cómodo en cualquier parte, pero que sería sensacional sobre un auto de fuertes pretensiones deportivas.

Hablando genéricamente, la pick up Dodge presenta una buena serie de virtudes y tan sólo un problema que en todo caso no es tal, sino simplemente una consecuencia lógica de las prestaciones que ofrece su motor: se imaginarán que nos referirnos al consumo de combustible.

Pero considerando que Dodge ofrece tanto un motor seis naftero, como un seis diesel, es obvio que quien compra un V-8 lo haga porque lo necesita o porque le gusta y lo acepta tal como es. Y estará dispuesto a admitir un gasto de 4 ó 5 km por litro andando más o menos rápido.

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