George Pullman

Estudiando la historia del automóvil, sabemos que el nombre Pullman siempre estuvo asociado con automóviles de gran lujo y limusinas. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Estudiando la historia del automóvil, sabemos que el nombre Pullman siempre estuvo asociado con automóviles de gran lujo y limusinas, que se distinguen en particular por su alto grado de

confort, con habitáculos que se asemejan, salvando las proporciones, a un refinado vagón de ferrocarril con camarotes o incluso a los coches camas tanto para las vías férreas

como para los ómnibus de larga distancia y de turismo.

Marcas tales como Cadillac, Rolls-Royce, Mercedes-Benz, Maybach, Bentley y muchos otros siempre han ofrecido modelos Pullman, también con plena vigencia en la actualidad, como el Mercedes-Benz Clase S 600 Pullman de 2011.

El célebre ingeniero e inventor que pensó por primera vez en un “hotel sobre ruedas” fue George Pullman, nacido el 3 de marzo de 1831 en Nueva York y que a la temprana edad de 14 años se mudó, junto a su familia, a Chicago, ciudad que había sido construida sobre un pantano de tierras bajas, y se decía que el lodo en las calles era lo suficientemente profundo como para ahogar a un caballo. Incapaz de drenar las aguas residuales mediante alcantarillas, la ciudad construyó los drenajes sobre las calles y luego los cubrió, subiendo en la práctica el nivel de 1,80 a 2,40 metros. Pullman, ya recibido de ingeniero, fue uno de los profesionales que emprendió, con éxito, la tarea de elevar el centro de Chicago. Pullman adquirió gran fama con su labor, incluyendo la elevación del edificio histórico de Tremont House, un hotel de ladrillos de seis pisos, sin mover a los huéspedes.

Después se dedicó a los ferrocarriles, y desarrolló un coche cama, el vagón Pullman o “coche-palacio” inspirado en los navíos que navegaban el lago Erie durante su juventud.

El primer coche se terminó de construir en 1864, y en él se trasladó el cuerpo del asesinado presidente Abraham Lincoln (1809-1865) desde Washington hasta Springfield. El invento probó resultar exitoso, a pesar de que su costo era cinco veces mayor al de los vagones ferroviarios comunes. Los coches eran publicitados como “Coches-palacio de Pullman, lujo para la clase media”.

En 1880 Pullman adquirió 16 kilómetros cuadrados cerca del Lago Calumet, unos 22 kilómetros al sur de Chicago, por 800.000 dólares, y encomendó a un famoso arquitecto, Solon Spencer Beman, la construcción de la “ciudad Pullman”, donde cerca de los establecimientos fabriles estaban las viviendas de los trabajadores, zonas comerciales, iglesias, parques, cines y teatros, colegios, un hospital y una biblioteca.

Pullman creía que el ambiente del lugar y los servicios disponibles producirían una fuerza de trabajo feliz y leal. Sin embargo, gobernó la ciudad como un señor feudal y prohibió los periódicos independientes, los discursos públicos, las reuniones y las discusiones abiertas. Y en plena crisis económica no dudó en disminuir el salario de los trabajadores, pero no así el importe que pagaban por el alquiler de sus viviendas.

Los empleados de Pullman declararon en cierta ocasión: “Nacimos en una casa Pullman, comemos lo que compramos en los comercios Pullman, aprendemos en la escuela Pullman, estudiamos catecismo en la iglesia Pullman y, cuando morimos, vamos al infierno Pullman”. Este excéntrico industrial falleció el 19 de octubre de 1897 en Chicago, y llegó a conocer y

estudiar los primeros automóviles dotados de un cierto nivel de confort.

En 1898 el gobierno expropió todos sus bienes, definiendo a la ciudad Pullman como contraria a la cultura estadounidense. Y un detalle que da escalofríos: para evitar que los enfurecidos empleados de la fábrica profanaran la tumba de Pullman, el féretro de acero soldado fue colocado en un sarcófago de hormigón armado. Recién entonces se lo enterró y esta tarea se realizó a altas horas de la noche, merced a un permiso especial de las autoridades del cementerio.

A partir de las primeras décadas del siglo XX los automóviles en versión Pullman y también los ómnibus Pullman comenzaron a circular por calles y rutas de todo el mundo, siendo este nombre sinónimo de un gran confort para los ocupantes.

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