Alemania va por todo. Convencido de que la movilidad eléctrica es el futuro, el gobierno alemán adoptó una resolución que facultaría a los políticos a prohibir la venta de autos nuevos que funcionen a nafta o diésel a partir de 2030.
En esta cruzada por el medio ambiente, los alemanes anunciaron hace algún tiempo un ambicioso plan para reducir sus emisiones de CO2 en un 95% para el año 2050. Incluso ya otorgan incentivos financieros a aquellos clientes que compran un auto eléctrico o híbrido, aunque esta última medida no ha tenido gran repercusión en las ventas, según indicó el diario local Welt. Es por ello que la prohibición de vehículos a nafta o diésel sería la manera correcta de asegurar la adquisición de eléctricos e híbridos, gusten estos o no.
Algunos de los que apoyan esta controvertida decisión indican que el impedimento de seguir fabricando transportes convencionales consolidaría la posición de Alemania como una de las naciones más respetadas de la industria automotriz mundial. Los principales respaldos llegan del Partido Verde, el Partido Socialdemócrata (SDP) y la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel.
Esta medida es una resolución y no una ley, y no está previsto que entre en vigor en el corto plazo. Pero Alemania espera poder ejercer su habitual influencia sobre el resto de la Unión Europea para incentivar proyectos similares; incluso algunos políticos ya han expresado públicamente su intención de que el resto del continente implemente la misma prohibición.