El origen del monovolumen

Por Gustavo Piersanti - Ni el Citroën TUB, ni la VW Kombi, ni el Fiat 600 Multipla, ni la Chrysler Caravan; los monovolúmenes datan de principios del siglo XX, y en esta nota te vas a enterar cómo irrumpieron en el mundo del automóvil. Galería de fotos. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Alfa Ricotti. El primer monovolumen de la historia del automóvil data de 1914, cuando el Conde Marco Ricotti encargó a la carrocera italiana Carrozzeria Castagna un auto cuya estética tomara los incipientes conocimientos de aerodinamia sobre un chasis A.L.F.A. (Anónima Lombarda Fabbrica Automobili, más tarde devenida en Alfa Romeo) 40/60 HP de 1913.

 Si bien ya había registros sobre la utilización de los conocimientos de resistencia al viento en trenes y automóviles de carreras, fue Castagna quien los plasmó por primera vez en un auto de calle, dando origen así al primer monovolumen. Este prototipo único, básicamente era un proyectil con horadaciones para las ventanillas, que increíblemente estaban a ras de la piel, y el hueco para el enorme radiador.

También se le adosaban unas aletas planas que oficiaban de guardabarros, los faros y las ruedas. El motor de cuatro litros estaba ubicado inmediatamente detrás del radiador, o sea, en pleno habitáculo. Este combo le permitía al Ricotti alcanzar una velocidad máxima de 139 km/h, algo inusual para la época en un auto de paseo.

Sobre la misma base, también se desarrolló una versión abierta del modelo, denominado Aerodinámica Torpedo, que perdía el área techada central. El estallido de la Primera Guerra Mundial truncó la llegada al mercado de este monovolumen, pero terminada la contienda, el único ejemplar construido fue utilizado por Giuseppe Campari para correr en Mugello, y con algunas mejoras, incluido un motor más potente (82 HP), marcó una velocidad máxima de 150 km/h en los años 20.  

 Scarab Stout

Del otro lado del Atlántico, el ingeniero norteamericano William Bushnell Stout, que se había iniciado trabajando en la industria aeronáutica durante las décadas del 1920 y 1930, fue el encargado de retomar la idea del monovolumen casi sin quererlo.

Stout había presidido la Asociación de Ingenieros Automotores en su país, en donde conoció a Richard Buckminster Fuller, arquitecto, diseñador e inventor estadounidense, quien se encontraba trabajando en su concepto Dymaxion (Dynamic Maximun Tension, o Tensión Máxima Dinámica), que se basaba en algo completamente rupturista para la época. La cercanía con Fuller y sus proyectos futuristas alentó a Stout a utilizar todos los conocimientos adquiridos en la aeronáutica sobre un automóvil.

Así fue que en 1932 nació el Stout Scarab, considerado el  primer monovolumen fabricado en serie del mundo. Su frontal era más bien prominente y sin parrilla, ya que su motor se encontraba en la sección posterior.

Un parabrisas vertical dividido por un parante de gran sección y faros elevados protegidos por rejillas de elementos verticales eran sus más importantes señas particulares. Los laterales, con cuatro ventanillas y una puerta por lado, carecían de pliegues, eran bien limpios salvo una moldura en la parte baja y las necesarias rejillas de entrada de aire atrás. Las ruedas estaban ubicadas en los extremos del vehículo, algo inusual para la época, lo que permitía un gran aprovechamiento del espacio interior.

En el remate, se destacaba una luneta escondida detrás de una rejilla tipo cascada que la unificaba visualmente con las tapas del motor que permitían ventilar el propulsor. En el interior, al que se accedía por una puerta derecha central (al puesto de mando se llegaba por una del lado izquierdo), un piso plano garantizado por la ubicación bien esquinada de las ruedas, permitía jugar con la modularidad.

El asiento del conductor estaba ubicado inmediatamente detrás del tren delantero, dando nacimiento a la primera arquitectura de Cabin Forward (cabina adelantada) del mundo, y junto con el asiento posterior eran los únicos fijos; los demás podían moverse o sacarse del auto y utilizarse para acampar, o reemplazarlos por una mesa o una cama, a fin de adaptar al Scarab a diferentes necesidades de utilización.

El motor que se podía vislumbrar desde afuera, era un V8 naftero de 3,6 litros de cilindrada, capaz de entregar unos más que interesantes (para la época) 95 caballos. El Stout Scarab fue uno de los primeros ejemplares en los que se utilizó el sistema monocasco, y la suspensión independiente en las cuatro ruedas. William Stout tenía una proyección de fabricación de alrededor de cien unidades al año, aunque desgraciadamente sólo fueron construídos entre seis y nueve ejemplares, todos distintos entre sí, por expreso pedido de quienes los encargaron.

Con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, Stout debió vender su empresa a Convair (Consolidated Vultee Aviation Aircraft); sin embargo, una vez finalizado el conflicto, Stout volvió a fabricar un Scarab con algunos cambios, como una carrocería de fibra de vidrio y un sistema de suspensión neumática, utilizados por primera vez en la industria a nivel mundial. Milagrosamente, hoy siguen con vida cinco de esos rarísimos ejemplares que han delineado los parámetros que hoy son requerimientos sine qua non en todo monovolumen.

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