Por Pablo Jorge Gualtieri
A partir de la década de 1940 los ingenieros comenzaron a pensar en un automóvil volador, que pudiera circular sin dificultad por calles y caminos y que también pudiera remontarse hacia las nubes y concretar vuelos regionales.
Moulton Taylor (septiembre 29,1912-noviembre 16,1995) fue un ingeniero aeronáutico que se hizo famoso por su trabajo en desarrollar un práctico automóvil volador, el Aerocar.
Taylor nació en Portland, Oregon, Estados Unidos y estudió ingeniería en la Universidad del estado de Washington. Después de su graduación con honores, ingreso a la U.S. Navy (marina de guerra de los EE.UU.) como piloto, aunque durante la segunda guerra mundial (1939-1945) trabajó intensivamente en el programa de misiles.
Los primeros esfuerzos de Taylor con el aerocar datan de 1946, cuando se retiró de la U.S. Navy. Durante un viaje a Delaware, se reunió con el inventor Robert E. Fulton, quien ya había designado un aeroplano apto para los caminos, el agua y, lógicamente, el cielo. Lo llamó “Airphibian”. Taylor reconoció que las alas desmontables de la máquina de Fulton no eran la mejor solución y se decidió para su proyecto por las alas plegables.
El primer prototipo del Aerocar se convertía en avión en cinco minutos y tomaba el mismo tiempo en tomar la forma de un automóvil.
Este singular vehículo, llamado Aerocar I-N4994N, data de 1949, tenía una carrocería o cockpit de aluminio reforzado que alojaba al piloto, con alas plegables y que era propulsado por un motor Lycoming O-320 enfriado por aire y que entregaba 143 HP. Este motor, para la conducción en tierra se acoplaba a una transmisión de tres velocidades con tracción delantera. En los caminos, alcanzada una velocidad cercana a los 100 km/h y las alas plegables se remolcaban desde la parte trasera del automóvil. Podemos afirmar que el automóvil era propulsado por una joya de la técnica, el motor Lycoming de cuatro cilindros horizontales opuestos, realizado en aleación de aluminio y magnesio.
En vuelo, alcanzaba una velocidad de 188 km/h a una altitud de 3.658 metros. Ofrecía una autonomía de vuelo de 483 kilómetros.
El Aerocar I estaba pintado de amarillo con las alas plateadas y en la actualidad se lo puede admirar en el Air Venture Museum en Oshkosh, Wisconsin. Este auto volador está mantenido en condiciones óptimas y está en condiciones de volar.
Por supuesto que un automóvil volador debe ser, en su modo de avión, piloteado por un aviador profesional con su correspondiente licencia. En tierra, lo podía conducir cualquier automovilista. Las primeras pruebas fueron realizadas, con éxito por el mismo Taylor, y obtuvo la Certificación Civil de la Aviación en 1956, realizando a partir de entonces muchos vuelos, algunos de ellos comerciales.
Las expectativas de ventas con el Aerocar fueron demasiado optimistas : construir 500 unidades. Pero solamente se fabricaron 6 autos voladores, el último en 1968.
El Aerocar pesaba en vació 680 kilogramos, por lo que su consumo de combustible era particularmente reducido y medía 6.55 metros de largo, una altura de 2.29 metros y una envergadura de 10.36 metros.
Taylor logró formar su compañía, la Aerocar International, en Longview, Washington, para desarrollar, fabricar y comercializar las unidades. Aunque la máquina respondía bien a las exigencias, y ante la obligación de ser piloto profesional para volar, los potenciales compradores pronto desistieron de su ilusiones.
Sin embargo, los sueños persisten, y se presentará en Europa en 2018 el muy moderno Aeromóvil.
Resulta importante señalar que los 6 Aerocar fabricados se conservan en perfecto estado y se encuentran en diferentes museos de la aviación y en propiedad de algunas personas.
Pronto después de su muerte, Taylor fue galardonado por la Experimental Aircraft Association Hall of Fame, y un aeropuerto regional en los Estados Unidos lleva su nombre.