Por Pablo Jorge Gualtieri
Este ingeniero estadounidense nació en 1867 y estudió desde muy joven los artefactos
eléctricos. A los 23 años de edad se recibió de ingeniero electromecánico. Después de trabajar en diversos talleres especializados en la construcción de maquinaria eléctrica, Wagner fundó en 1891 su propia empresa, la Wagner Electric, donde comenzó a producir motores eléctricos, generadores y los primeros motores de arranque eléctricos para automóviles, aunque recién se aplicaron en serie a partir de 1912.
Desde 1909 Wagner también produjo diversos tipos de lámparas para autos, que ya se estaban pasando a la iluminación eléctrica y abandonando los faros primitivos a gas acetileno que provenían de los carruajes.
Wagner era un profesional inquieto e incursionaba en muchos campos de la técnica. Uno de ellos fue el de los frenos y comenzó a estudiar los equipos hidráulicos que estaban reemplazando a los sistemas mecánicos (el Duesenberg de 1914 los incorporó por primera vez). Más adelante se asoció con una famosa empresa aeronáutica, Lockheed, que también producía frenos para autos, y se formó la Wagner-Lockheed, empresa a la cual se le deben atribuir importantes adelantos en los sistemas de frenos.
Ya durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército de los Estados Unidos equipaba muchos de sus vehículos, incluyendo al célebre Jeep, con frenos de Wagner-Lockheed y en sus manuales técnicos, que han sido desclasificados hace muchos años, se explica el modo de funcionamiento y reparación, los que se destacaban por ser muy confiables, con componentes ampliamente dimensionados y utilizando los mejores materiales disponibles en ese momento. Por ejemplo, los tubos flexibles de frenos, piezas muy sensibles y mucho más en tiempos de guerra, estaban elaborados en caucho con capas internas del mismo material entrelazado con un tejido metálico que los hacía sumamente resistentes a las duras exigencias en los muy difíciles caminos por los que muchas veces debían transitar los vehículos militares. Herbert Wagner falleció en su país en 1947, y su empresa siguió
floreciendo, gracias a los acuerdos comerciales realizados con otras firmas.
Es así como en 1967 se asocia con las firmas Studebaker y Worthington, para producir autos y máquinas industriales. En 1960 Wagner-Lockheed produjo los primeros frenos de tambor con zapatas autoajustables y en 1962 presentó el cilindro maestro dual de frenos, que se aplicó en el Cadillac de ese año.
En la actualidad, la división frenos de Wagner pertenece a la multinacional Federal Mogul, que produce piezas y fluidos de freno de la marca Wagner, mientras que la firma Wagner Electric sigue fabricando equipamiento eléctrico. Por su parte, en nuestro país, la empresa Afinnia comercializa el fluido para frenos con la marca completa de Wagner-Lockheed.
Nota aparecida en Parabrisas N°432, octubre de 2014. Para suscribirse, haga click aquí.