Nace la revista Parabrisas

La necesidad de crear un medio relacionado con los autos fue producto de una manera más masiva de movilizarse. Tal visión llevó a que nuestra publicación se transformara en un éxito hasta nuestros días. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

De golpe, en 1960, todo había cambiado. Es ahí, en ese contexto histórico en que se hace no sólo interesante, sino absolutamente necesaria, la información que podía suministrar un medio especializado.

Y a eso se refería el director en el preámbulo del número inicial de Parabrisas. ¿Quiénes hacían la revista en los comienzos? Pocos, pero buenos. Civita personalmente, –no se resignaba a ser “el dueño de la pelota”–, que era secundado por un corto staff integrado por un grupo de grosos, que conocían el tema a fondo.
Historia de Parabrisas primera parte
Eran Ronald Hansen, el Ingeniero Luis A. Roura (se ocupaba de lo deportivo, pero con fuerte acento en lo técnico), Emilio R. del Valle hijo. (quien se ocupaba de notas técnicas), Juan Rogliatti, Isidoro Gelstein y Roberto Hosne. Fotografiaban William Fredes, Jorge Aguirre y Emiliano Melluso.

La diagramación (como se llamaba entonces a lo que luego fue “arte” y hoy “diseño gráfico”) estaba a cargo de Leonardo Werenkraut, Juan C. Patalano y Roberto Mergosa, este último quien más perduró y que tuvo en esos comienzos como ayudante a Eduardo “Coco” González, de larga trayectoria en el metier como jefe de arte.

Precisamente “Coco” recuerdaba hace una década aquellos inicios: “La revista inicialmente tenía su redacción en un pequeño departamento al lado de donde años más tarde estuvo el modernísimo edificio de la Editorial Abril, con todas las comodidades. En ese pequeño espacio convivíamos muy apretados, con las huestes de Pirro, que hacía las revistas de fotonovelas Idilio y Nocturno, que llegaron a vender cientos de miles de ejemplares. En una edición, Nocturno tiró 400.000 ejemplares. Calculo que de ahí salió el dinero para erigir la nueva casa donde, a dos redacciones por piso, se hacían –entre otras– Claudia, Panorama, Semana Gráfica, Siete Días, Aire y Sol, etc…”

En noviembre de 1960, tras el número “cero” de octubre, Parabrisas se ponía en contacto con el público con un gran suceso de ventas. Aquella entrega inicial, en cuya portada estaba la modelo Claudia, a secas y sin apellido, pero la primera que recordamos trascendiera por su nombre, se apoyaba para la foto sobre un Di Tella verde en Plaza San Martín con el Edificio Kavannagh de fondo.

El sumario del número 1
El primer número, de 110 páginas, tenía varias notas destacadas: una era “El desfile de los automóviles argentinos: 16 modelos y 80.000 coches” y consistía en un informe con los 16 autos que habían debutado como nacionales en los últimos tiempos, algunos de ellos tras ser conocidos anteriormente por sus versiones importadas. Vale la pena mencionarlos: Renault Dauphine, Fiat 600 y 1100, Isard 700, Kaiser Carabela, IKA Bergantín, Sedán Graciela, De Carlo 600 y 700, Citroën 2CV, Auto Union, Borgward Isabella, NSU Prinz, Peugeot 403 y Hansa 1100.
Otra nota, ocupando trece páginas, contaba y mostraba lo visto en tres salones: el de París, el de Torino y el de Buenos Aires, que había exhibido más de un millar de autos.
Historia de Parabrisas primera parte
Se mostraban los autos que serían lanzados en el ’61, pues todas las fotografías eran de autos de calle y de inminente puesta en el mercado, hecho muy lejano a la futura proliferación de “dream cars”, los hoy llamados “concept cars”.

En tres páginas de la entrega inicial, el Ingeniero Roura analizaba técnicamente las performances de los autos del reciente VI Gran Premio Internacional que había terminado con sus 4.618,6 kilómetros un par de semanas antes, con la victoria general del sueco Gunnar Andersson (Volvo 544). La nota se refería a los autos y ni siquiera nombraba a los pilotos.

También se escribía sobre un nuevo fenómeno que se estaba extendiendo como un reguero de pólvora por todo el mundo: el karting, con un exhaustivo informe que no dejaba interrogante sin respuesta.
Y luego, las secciones fijas, como el correo, las novedades nacionales e internacionales, las notas técnicas y del tipo de “hágalo Ud. Mismo”, etc. Y una gran novedad de servicio, como eran las páginas de precios de autos usados, que informaban detalladamente, sobre todas las marcas presentes en el parque. Los Chevrolet, Ford y Plymouth del ‘46, por ejemplo, costaban unos 4.200 dólares, contra los 5.400 de un Bergantín 0 Km o los 7.200 de la misma moneda que valía la Ford F-100 con motor V8 o los 4.900 de un Rastrojero Diesel nuevo…
Historia de Parabrisas primera parte
Esas páginas hicieron que la revista fuera designada oficialmente por el Poder correspondiente como “agente judicial”, por lo que los precios de Parabrisas eran palabra santa para tasar bienes en juicios, por ejemplo.

Turismo y road test
En el Nº 3, se publicó la primera nota de Turismo en Parabrisas, que fuera un clásico en un país que, de acuerdo con un mapa de época de las rutas argentinas, mostraba una realidad que hoy nos asombra: en Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja, San Juan, en toda la Patagonia (salvo un tramo de Madryn a Trelew), en Chaco, Formosa y en toda la Mesopotamia, no existía ninguna ruta asfaltada. Tierra y ripio sí, para todos los gustos.