Así probábamos al Fiat Brío

Recordamos el test de uno de los autos más económicos y populares de la década de 1980. En esta ocasión, la prueba de manejo corresponde a la edición de junio de 1989. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Nació como respuesta al proyecto AEA de la Secretaría de Comercio allá por 1986. Archivado el tema, Sevel igualmente lanzó al mercado el Fiat Brío como "primera motorización" del mercado local. Dos mil kilómetros nos sirvieron para evaluar sus virtudes y defectos.

Hace exactamente tres años, en mayo de 1986, un proyecto denominado AEA (Auto Económico Argentino) era promocionado por la Secretaría de Industria. Se buscaba un mejor acceso de todos los sectores de la sociedad a un auto "cero kilómetro".

Sevel, junto con Renault (con el 12 L), Ford (Falcon básico) y Volkswagen (1.500), fue la primera en presentar en sociedad ese vehículo que tenia asientos de caños del tipo Citroën 2CV. El precio al público no debía exceder los 3.500 / 4.000 australes (Nota de TDA. En Mayo de 1986 4000 australes equivalían aproximadamente a 4.600 dólares). Sí... cuatro billetes de los grandes. Un valor que a poco más de treinta meses suena ridículo (Nota de TDA. En Junio de 1989 4000 australes equivalían a 15 dólares).

Hoy, al escribir estas líneas y sin tener precio oficial podríamos asegurar que salvo algunas modificaciones, ese mismo auto aumentó alrededor de 300 veces en tres años.

Fiat Brío

Lo cierto es que de no haberse promocionado aquel proyecto AEA, probablemente el mercado local no contaría con el Fiat Brío, un vehículo de espartano nivel de equipamiento y bautizado como "primera motorización".

Finalmente, tal como sucede con frecuencia en Argentina, el proyecto murió, el Secretario de la cartera fue reemplazado y las carpetas juntan polvo en algún cajón del escritorio de un burócrata.

Pese a ello, Sevel y Renault llevaron adelante el operativo con algunas modificaciones. Y así nacieron el Fiat Brío y el Renault 12 L.

¿Funcionalidad o extrema austeridad?

El primer comentario que se escucha de quien mete la cabeza por la ventanilla de un Brío o se sienta al volante es: "Viejo, esto no tiene nada...". En un gran porcentaje, es verdad. Aunque también es cierto que para disponer de un auto más convencional y mejor equipado, habrá que desembolsar un 20 por ciento plus y de esa forma acceder a un Spazio TR. En síntesis, todo es cuestión de presupuesto y de buen criterio...

Fiat Brío

Por esta misma razón habrá quienes lo tildarán de funcional en tanto otros lo considerarán excesivamente austero. Vamos a lo que tiene y a su funcionamiento.

La posición de manejo, incluyéndome, no es molesta para los conductores de más de 1.80 metro debido a que la regulación sobre la guía es lo suficientemente amplia. El tapizado es de cuerina y llama la atención el diámetro del volante, algo grande para un vehículo de su tamaño. Sin embargo, esa particularidad, colabora en cualquier tipo de maniobra de estacionamiento aunque el radio de giro es algo limitado, como sucede con el Spazio.

El tablero de tamaño muy reducido, está montado sobre un panel de chapa estampada en color negro semi mate. Consta de velocímetro y de cuatro indicadores lumínicos de nivel de nafta, presión de aceite, temperatura y alternador / batería. Nada más.

A la izquierda de la columna de dirección y abajo, se ubican varias teclas. En los extremos se encuentran la luz de giro y en el sector central las luces de posición, altas / bajas, limpiaparabrisas (dos velocidades) y accionando las de giro en forma conjunta se logra que cumplan la función de luz de estacionamiento (balizas). El cebador manual está abajo a la derecha del volante y el lavaparabrisas (manual a botón) allá abajo en posición poco ortodoxa e inadecuada.

Fiat Brío

En marcha ...

Los cinturones de seguridad (sólo adelante) obviamente, no son del tipo inerciales, algo a lo que el conductor argentino se acostumbró desde hace unos años.
El comando de caja es correcto y preciso, aunque para conductores largos de piernas queden algunos cambios al límite de su alcance.

El motor, es el conocido 1.100 cm3 de 53 CV DIN que utilizara desde sus comienzos el Fiat 128 y luego el "147" y Spazio, de nobleza y funcionamiento comprobado, sumando a sus ventajas un consumo muy bajo considerando que sus prestaciones son correctas para un vehículo de este tipo. A 130 km/h en quinta se puede ir hasta Alaska y los 19 segundos para los 0 - 100 km/h no son despreciables gracias a su peso de poco más de 700 kilos.

¿Cuales son las primeras sensaciones?. Dos: que copia bien y con solidez junto a una notoria falta de insonorización debido a la inexistencia de bandeja trasera, tapizados internos, paredes, etc. Por esa razón aparecen ruidos y zumbidos que provienen de atrás, algo que no sucede a su hermano Spazio.

A nivel estético, hasta podría asegurar que me parece más armónico que el "147". Utiliza el frente y trompa del Fiat 127 italiano que luego se produjera en Brasil y tiene más que ver con el resto del auto.

La falta de servofreno, no hace que el sistema (discos adelante) sea ineficiente. Por el contrario, mostró un pedal firme sin exigir esfuerzos al conductor a la hora de parar.

La tenida en ruta es buena y las Pirelli P3 que equipaban a nuestra unidad se mostraron en buena relación con la suspensión del Brío. En ciudad, por su tamaño y agilidad, se siente mucho más a gusto y en realidad ese es su terreno.

Los consumos son muy bajos gracias a la caja de quinta, el escaso peso del vehículo y el carburador elegido que no manifestó fallas durante los 2.000 kilómetros de prueba.

Por supuesto, que aquel conductor acostumbrado a automóviles de mayor nivel de equipamiento se encontrará algo desorientado al volante del Brío. No sólo por los "faltantes", sino por el lugar de emplazamiento de las luces de giro, posición, altas y bajas, etc. Se necesita, sin duda, un periodo de adaptación.

Fiat Brío

Y hablando de faltantes, hay uno que es el que más se extraña: el forzador de aire de la calefacción. La temperatura del habitáculo se regula por medio de una gran perilla central y el calor proviene de una manguera que lo toma del radiador. Pero sucede que en zonas frías, aunque el motor funcione a la temperatura correcta, el radiador, expuesto agrados bajo cero, no llega a abastecer de la necesaria calidez al interior. Existen en plaza algunos calefactores adaptados al Brío, pues el sistema de fábrica no lo contempla.

El mercado del Brío

Haciendo una estadística muy superflua, surge un dato interesante. Los poseedores de Fiat Brío se dividen en dos grupos principales: los muy jóvenes (menores de 25 años de ambos sexos gratificados por sus padres) y personas de edad avanzada (más de 55 años). Ambos aparentemente, tienen algo en común... buscan economía y practicidad sin darle prioridad al equipamiento. Posición más entendible entre los jóvenes que en los mayores.

Las cifras de venta del año pasado, hablan de un sector del mercado interesado en este tipo de vehículos. Pruebas de ello son el Renault 12 L y también el Brío del que se comercializaron 4.136 unidades (3 por ciento del total) ubicándose en posición 14 detrás del Falcon y aventajando al Renault 9, Regatta, IES Súper América y VW Carat.

Sin embargo, la realidad de la Argentina de hoy, ha logrado que este tipo de autos (el primer "cero") que se comercializan por sistema de ahorro, sean los que sufren el impacto de la recesión en el mercado ya que las cuotas mensuales se han elevado tanto respecto a los ingresos de la clase media, que hace imposible cumplir con los compromisos.

Fiat Brío

Conclusiones

En definitiva, como todos los autos del mundo, el Fiat Brío, tiene sus pro y contras, que se deben analizar de acuerdo a su precio respecto a sus hermanos mayores y a los vehículos básicos de la competencia.

El Brío es económico en lo que ha consumo se refiere, es ágil en el tránsito y de adecuada velocidad final y habitabilidad para su segmento. Viene con alfombras de "boucle" (caso de nuestra unidad), luz de marcha atrás, espejo retrovisor externo y neumáticos radiales...

Por el lado de las contras, falta de calefactor, insonorización insuficiente, teclas de comando mal ubicadas, lavaparabrisas de difícil acceso, instrumental espartano.

Sin dudas, es el "primer cero". O como se denomina en el ambiente, "primera motorización". Algo así como el primer escalón de una cada día más empinada escalera.

Por: Fernando Miranda
Fotos: Miguel Tillous

OTROS DATOS

Motor: 1.1 con cuatro cilindros en línea y 53 CV

Transmisión: Manual de cinco marchas

Velocidad máxima: 134,9 km/h

Aceleración 0-100 km/h: 17,85 segundos

Consumo en ruta a 100 km/h: 14,7 km/l

Consumo en ciudad: 14,1 km/l

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