Chevrolet Camaro SS vs Ford Mustang GT

Por Walter Togneri - Son atractivos, poderosos, magnéticos. Los máximos exponentes de ambas marcas, tanto por concepto como por precio, reavivan la eterna rivalidad. Un duelo con gran dosis de mística. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Debo confesar que cuando me enteré de que la suerte apuntó hacia mi escritorio, cierta preocupación sobrevoló mis pensamientos. Comparar Camaro con Mustang es, nadie lo dude, una tarea mayúscula.

No es mejor ni peor que cualquier otro comparativo, por supuesto que no, pero significa entrar en una grieta marcada por la mística y la leyenda, las cuales, como todo el mundo sabe, solo aceptan miradas complacientes.

Empecé a buscar un camino para resolver el conflicto y lo encontré haciendo foco en esas dos palabras (mística y leyenda): no creo en la mística (actividad espiritual que aspira a conseguir el contacto del alma con la divinidad), y solo me atrapan las leyendas (historias que cuentan hechos adornados con elementos fantásticos) como parte de la literatura.

Pero sí creo en los datos objetivos, aquellos que surgen de las cualidades particulares de cada modelo y que son, finalmente, los que le dan entidad. Entonces, entendiendo que ambos modelos alcanzaron ese nivel por sus condiciones deportivas... “solo tengo que acelerar”, pensé.

Camaro y Mustang (en rigor de verdad hay que decir Mustang y Camaro, ya que el de Ford apareció primero, en 1964, tres años antes que el de Chevrolet), son los únicos exponentes del universo de los pony cars que hoy se venden en Argentina condición que refuerza sus credenciales. Y también es esa característica la que les otorga un valor de venta exorbitante: ambos se venden por 95.000 dólares, casi triplicando el precio por el cual se los consigue en los Estados Unidos.

Celebrando

Como suele suceder con modelos de este tipo, cada vez que se cumple un aniversario de algún hito en su historia se lanza una edición especial. En 2014 Mustang cumplió 50 años, y Ford presentó una nueva generación con la que superó claramente a su eterno rival. Ahora, le toca celebrar a Camaro, que cumple los 50 y, como era de esperar, no quiso ser menos que su contrincante. Por eso, los casi tres años de diferencia que existen entre ambos modelos marcan una clara diferencia a favor del Chevrolet. Pero, atención: es solo una cuestión de tiempo...

Así, vemos que el diseño atrapa todas las miradas. Los dos apelan a la fibra clásica, con carrocerías que muestran cierto punto de contacto con los modelos originales.

Sin embrago, Camaro es más agresivo, con líneas rectas y un distintivo alerón instalado en el portón del baúl. En la parte frontal todo indica potencia: las grandes tomas de aire, los capós “musculosos” (el de Chevrolet con dos disipadores en la parte central) y los grupos ópticos alargados (ambos con led de circulación diurna y xenón), forman parte de una trompa pronunciada que obliga a tener mucho cuidado para no raspar la zona baja en caminos deteriorados o al enfrentar rampas o lomos de burro.

Los voladizos traseros son cortos, podríamos decir, pero en ellos aparecen elementos que son en parte responsables de la fama de estos modelos, las salidas de escape: el del moño cuenta con cuatro, dos por cada lado que, además, suman en estética; el del óvalo, dispone de dos, uno por lado. Es una experiencia maravillosa escuchar el ronco tronar de esos cañones cuando se enciende el motor en frío.

Los dos calzan enormes llantas de aleación, de 20 pulgadas en Camaro y de 19 en Mustang, en ambos casos con neumáticos en medida diferenciada entre los ejes (245/40, adelante y 275/35 atrás en el Chevrolet; 255/40 y 275/40, respectivamente, en el Ford), las cuales pueden ser reemplazadas por una rueda de repuesto de uso temporal en el Mustang; Camaro emplea neumáticos run flat.

Tanto parabrisas como luneta son amplios, aunque la visibilidad hacia atrás no es la mejor por la poca superficie libre que deja la pronunciada caída del techo. Seguramente por eso en ninguno de los dos modelos hay apoyacabezas traseros.

Algo similar sucede con las ventanillas, especialmente en Camaro: si el piloto prefiere una posición de manejo muy baja, los grandes retrovisores externos pueden aparecer como una molesta interferencia.

Ambos disponen de cuanto plazas cuyo acceso se realiza a través de grandes puertas sin marcos. El piloto es recibido por amplias butacas de estilo deportivo, aunque calefaccionables y ventilables. Llegar hasta las plazas traseras es una tarea complicada: es necesario mover la butaca delantera y sortear la dificultad que representan al poco espacio que queda liberado y el cinturón de seguridad que se cruza en ese camino.

Sin embrago, solo viajarán con relativo confort niños (sistema Isofix) o personas de contextura pequeña: los espacios disponibles para las piernas y la altura libre hasta el techo son escasos.

La posición de manejo ideal se logra con facilidad en los dos, gracias a las múltiples regulaciones de de la columna de dirección.

En cuanto al baúl, el Mustang gana con claridad: ofrece 408 dm3, superando su rival que dispone de 320 dm3. En los dos se puede abatir el respaldo trasero.

Clásicos deportivos

Materiales de buena calidad, mezclados con plásticos duros recorren el interior de ambos, los cuales adoptan estilos diferentes. Camaro apela a una solución práctica y aunque apunta a la deportividad, aparecen elementos que también vemos en otros modelos de la marca, como por ejemplo, algunos comandos y la pantalla multifunción.

Mustang eligió una decoración más "retro": algunas teclas encuentran inspiracón en el modelo original, lo mismo que el tablero, con dos grandes "tubos", cada uno de los cuales aloja dos indicadores. Entre ambos, un gan display multifunción. El de Camaro es más moderno, suma más indicadores (presión de aceite y carga de batería) y dispone de un display central donde también aparecen lecturas digitales.

En cuanto al equipamiento, los dos ofrecen casi lo mismo (ver recuadro). Coinciden en un sistema de iluminación ambiente (de dudosa elegancia), equipo de audio de excelente calidad y sistema de infoentretenimiento compatibles con Android Auto y Apple Car Play. Camaro, agrega techo solar y head up display pero, curiosamente, no incorpora el sistema de asistencia OnStar que equipa de serie a modelos de menor jerarquía.

En la pista

En ambos la respuesta es contundente, pero veamos de qué manera lo hace cada uno. Camaro gana en todas las pruebas: es más veloz, acelera más rápido, recupera mejor y consume menos que Mustang. La clave es aquella diferencia de años de la que hablamos más arriba.

El V8 6.2 de Camaro supera al V8 5.0 de Mustang porque es tecnológicamente más avanzado. A la clásica fórmula americana de potencia (grandes cilindradas) suma inyección directa para generar 461 CV de potencia y 63 kgm de par que son administrados por una caja automática de ocho relaciones de respuesta impecable.

Seteando el sistema de modos de conducción en S (Sport; también tiene Normal, Nieve y Pista, que cambian el sonido de los escapes), logramos prestaciones excelentes: 275,7 km/h de velocidad máxima; 4,7 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h y 2,6 segundos para recuperar velocidad de 80 a 120 km/h.

Mustang, con 40 CV menos y casi 10 kgm por debajo del par de su rival, (gobernados por una caja se sexta con similares modos de conducción), queda "relegado" a 253,3 km/h y 5 y 3 segundos, respectivamente.

También es para destacar la diferencia en el consumo: las mediciones de Camaro arrojaron un rendimiento promedio de 9 km/l, superando claramente a Mustang que consiguió 7,6 km/l. La clave está en la desactivación selectiva de cilindros que equipa el Chevrolet: el sistema anula cuatro de los ocho cilindros cuando su funcionamiento no es necesario, incluso circulando en la ciudad.

En contrapartida, Mustang es más confortable en el uso urbano. Los esquemas de suspensiones son menos duros que los de Camaro, modelo que se mostró más equilibrado en el autódromo de Dolores, donde hicimos parte de las pruebas y las fotos.

Frenando, ambos se destacan, pero el sistema Brembo con cuatro discos ventilados del Chevrolet respondió mejor: para detenerse a cero desde 100 km/h recorrió 38,8 m contra 43 m del Ford.

Comparar estos modelos es siempre un tema delicado. Por eso, solo podemos tomar como válidos los datos científicos, objetivos, y analizar el mercado. Con esta generación, Camaro celebra los cincuenta años del lanzamiento del modelo original y, como es de esperar, los ingenieros de Chevrolet apelaron a lo mejor que tenían. Es decir, hicieron lo mismo que los de Ford, cuando en 2014 lanzaron el modelo aniversario de Mustang. Es como si se tratara de un evento cíclico: cada uno toma la delantera en el momento indicado. Acá no hay magia ni leyenda; solo una grieta que, con cada nueva edición, tiende a desaparecer.

FICHA TÉCNICA - CHEVROLET CAMARO SS VS FORD MUSTANG GT