@cortinale
@alescortinaPasaron prácticamente diez años desde que el por entonces Grupo PSA (Peugeot-Citroën) decidió convertir a DS en una marca independiente.
Indudablemente, se trató de una apuesta muy ambiciosa, ya que dentro de ese propósito esta división de lujo del doble chevrón no sólo pasó a conformar el mundo “premium” con marcas tradicionales como BMW, Audi y Mercedes-Benz, sino que debió hacerlo utilizando los mismos recursos que Peugeot y Citroën emplean en sus modelos, como plataforma, componentes, mecánicas, etc.
Básicos:
Potencia: 145 CV
Velocidad máxima: 192,7 km/h
Consumo promedio: 17,4 km/l
Precio: u$s 48.900
A muchos les costó digerir esa estrategia, pero con el tiempo DS Automobiles (como se denomina desde hace tiempo) logró ser protagonista en muchos mercados donde, históricamente, reinaron las terminales alemanas de sangre azul.
El mundo ha cambiado, claro está, y por estas épocas incluso podemos hablar de algunas automotrices chinas dando batalla en el segmento premium, con modelos cada vez más sorprendentes desde lo tecnológico y lo estético.
Y precisamente en este punto es donde DS, a través de su inventiva, busca sobresalir con productos disruptivos pero sin perder el acento del lápiz francés. En esta oportunidad manejamos el DS3, el exponente más accesible de este linaje que recientemente incorporó una mecánica híbrida.
Aventurero urbano
La primera vez que nos subimos a este modelo fue en 2019, ni bien llegó a la Argentina. En aquel momento se denominaba “crossback” por tener cierta impronta aventurera, pero la marca fue desprendiéndose de esa etiqueta en todos sus modelos y desde hace un tiempo se denomina DS 3 a secas.
Desde entonces no ha cambiado demasiado su aspecto estético, conservando su atractiva silueta compacta de 4,11 metros de largo y 2,55 metros entre ejes, que hace gala de unas modernas firmas lumínicas con tecnología “DS Matrix Led Vision” que básicamente adaptan el haz de luz en función de la velocidad y la inclinación de la carrocería, ensanchando o profundizando según las necesidades, sin encandilar al vehículo que viene en sentido contrario.
La parrilla frontal ofrece un sinfín de elementos romboidales cromados y las puertas mantienen el singular mecanismo de manijas que permanecen al ras de la superficie para optimizar la aerodinámica del vehículo cuando está en movimiento, y basta con presionarlas o activar el comando de la llave para desplegarlas y tirar de ellas para ingresar al habitáculo.
Este último transmite buena calidad, con materiales refinados que revisten el panel de a bordo en el que también se repiten los patrones de rombos en el diseño de algunas teclas, el formato de las toberas de aire acondicionado, las luces sobre el techo y las serigrafías del tablero (100% digital) y la pantalla multimedia.
El instrumental se asiste de un “head-up display” y la consola central dispone de teclas para seleccionar los modos de manejo, además de la selectora tipo “joystick” con modo secuencial.
Cuenta con cargador inductivo para celulares, pero el aspecto negativo es que las teclas de aluminio de los levantavidrios están concentradas en la consola (una ubicación no muy Premium) y toma tiempo acostumbrarse, ya que la mano va instintivamente hacia la puerta, como en la gran mayoría de los autos.
Pese a que el volante dispone de ajustes en altura y profundidad, y la butaca se regula manualmente, la comodidad quedará sujeta a la contextura física de cada conductor, ya que el espacio general es bastante reducido.
Lo mismo ocurre en el sector trasero, donde si bien hay tres apoyacabezas, sólo dos pasajeros podrán viajar con cierta comodidad. Otro aspecto que sigue sin convencernos de este modelo es la aleta de tiburón que se advierte a la altura del parante B, que poco tiene que ver con el resto del vehículo y quita visibilidad a los ocupantes de las plazas traseras, que además no podrán bajar el vidrio en su totalidad.
El baúl, en tanto, cuenta con 350 litros de capacidad de carga, y, como es habitual en los modelos procedentes del Viejo Continente, aloja una rueda de auxilio de uso temporal.
Cambio de imagen
La única opción mecánica del DS 3 en la Argentina es híbrida. Si bien mantiene de base el conocido motor turbo 1.2 PureTech de tres cilindros con 136 CV y 23,4 kgm de torque, el principal cambio es que ahora este bloque tiene distribución por cadena y no mediante la polémica correa bañada en aceite que tantos disgustos le trajo a Stellantis (sobre todo en Europa), valiéndole el mote despectivo de “pudretech”.
Este impulsor se combina con otro eléctrico de 28,5 CV y 5,6 kgm alimentado por un pack de baterías de 0,88 kWh, con el que de manera conjunta elevan la potencia a 145 CV (la marca no informa el torque total), que son gestionados por una caja automática de doble embrague bien relacionada (con levas al volante y modo secuencial), encargada de enviar la tracción a las ruedas delanteras.
Las prestaciones de este conjunto son interesantes: acelera de 0 a 100 km/h en 9,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 192,7 km/h, mientras que para pasar de 80 a 120 km/h necesita 7 segundos.
Sin embargo, el mejor aspecto de esta mecánica tiene que ver con el rendimiento: permite recorrer en promedio más de 17 kilómetros por cada litro de combustible.
Dinámicamente, su comportamiento es adecuado y su carrocería no evidencia marcadas inclinaciones al doblar rápido, en tanto que su mejor versión se da en la ciudad, gracias al mullido esquema de suspensiones que le otorgan un agradable confort de marcha. También es destacable la suavidad de la dirección asistida eléctricamente, que logra endurecerse a medida que se incrementa la velocidad, para no perder control sobre el volante.
Frena bien. Para detenerse por completo desde 100 km/h necesitó 41 metros, aunque esa medida podría ser un poco mejor tratándose de un auto compacto equipado con discos en las cuatro ruedas: probablemente, el peso de las baterías contribuyen a que su performance no sea la misma de la antigua versión con motor a combustión.
Objeto de deseo
En líneas generales está bien equipado, aunque pueda dejar cierto gusto a poco teniendo en cuenta que trata de ganarse un lugar en la consideración del comprador de vehículos premium tradicionales, con un precio de lista de 48.900 dólares (unos 71.394.000 pesos al cambio actual).
En materia de confort, además del “head-up display” y el sistema multimedia con pantalla táctil de 10,3" y Mirror Screen, cuenta con climatizador automático digital, encendido automático de luces, asientos delanteros calefactables, apoyabrazos central delantero y cargador inductivo para celulares.
En seguridad dispone de 8 airbags (dos frontales, cuatro laterales y dos de cortina) y sensores de estacionamiento delanteros y traseros, además de algunas asistencias a la conducción tales como frenado automático de emergencia, sensor de ángulo muerto, control de velocidad crucero adaptativo y asistente de franqueo involuntario de carril activo.
Al margen de lo expuesto anteriormente, el DS 3 Hybrid es más accesible que sus competidores directos, pese a que no todos son híbridos. Sin embargo, la garantía de 3 años o 100.000 kilómetros resulta escasa, ya que muchas marcas ofrecen períodos de tiempo y kilometraje más extensos, fundamentalmente para los componentes del sistema híbrido, como las baterías.
