Hace 134 años se revolucionó por completo el mundo automotor. Un 29 de enero de 1886 sucedió uno de los hitos más importantes de la historia de los vehículos y el principal responsable fue Carl Benz, quien registró el primer vehículo automotor de combustión interna. La solicitud fue realizada en la Oficina Imperial de Patentes, en Berlín, Alemania. Bajo el número 37.435, se registró por primera vez en la historia lo que hoy todos conocemos como un automóvil. Desde hace más de 10 años, la patente forma parte del Programa Memoria del Mundo de la Unesco, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Aquel vehículo motorizado había sido puesto en funcionamiento unos meses antes, en octubre de 1885, cuando su mentor lo probaba por las calles del vecindario, tras largo tiempo de desarrollo. En la historia, fundamental fue la colaboración de Gottlieb Daimler, que en abril de ese mismo año había patentado lo que consideró como un motor de combustión de “marcha rápida”.
Fue ese impulsor el que potenció a Benz a crear sobre un carruaje de chasis tubular el primer vehículo que prescindía de tracción a sangre, reemplazándola por un motor de combustión. Sólo un asiento para dos, o eventualmente tres pasajeros, ubicado en posición elevada era el mayor lujo que poseía. Los ideales creativos de Benz hicieron que optara por un diseño con sólo tres ruedas. Para la rueda delantera empleó un sistema de dirección diferente al que utilizaban los carruajes de caballos, que le permitió obtener un logrado radio de giro. El comando tenía un formato similar al de un manubrio de bicicleta, y reemplazaba al sistema de eje con pivote.
El motor era un monocilíndrico de cuatro tiempos y 954 centímetros cúbicos, ubicado en posición trasera horizontal. El mismo impulsaba a un volante de inercia de gran diámetro, capaz de hacer llegar a las considerables ruedas traseras la escasa potencia de 0,75 caballos de fuerza, a un régimen máximo de 400 vueltas por minuto. Tiempo más tarde, con la ayuda de Daimler, la maquina térmica fue mejorada hasta llegar a los 2 CV de potencia.
Se trataba de una novedad absoluta, ya que era el primer vehículo impulsado por un motor de gasolina. Su velocidad máxima era de 16 kilómetros por hora.
Para demostrar que era un invento ideal para usarlo diariamente, Bertha esposa de Benz, realizó un viaje junto a sus hijos de 104 kilómetros entre las ciudades Ringstrasse y Pforzheim. Ese mismo año, a 100 kilómetros de distancia, Gottlieb Daimler fabricaría el primer coche motorizado de cuatro ruedas.
De aquella primera oficialización en 1886 pasaron 134 años y un sinfín de innovaciones técnicas. Primero eran un lujo, reservado únicamente para ricos. Con el tiempo la competencia fue voraz, aparecieron cientos de marcas, modelos y soluciones. Los precios se hicieron accesibles para el común de las personas, compitieron en circuitos y hasta hoy algunos pretenden manejarse solos. Pero todos tuvieron, tienen y tendrán al Benz de 1886 como el primero de una especie que llegó para que todos podamos admirar.