Hace unos meses que Ford mostró la versión más radical del Mustang, denominada Shelby GT 350, un nombre con mucho peso dentro de la historia del pony car, y que dispone de un motor V8 5.2 con 500 caballos. Lo que no se había dado a conocer eran las características de las llantas, producidas íntegramente en fibra de carbono.
No son un producto revolucionario, ya que la sueca Koenigsegg las ofrece en algunos de sus modelos, pero claro que los volúmenes son muy escasos. Ford planea ir popularizando de a poco ésta tecnología, y primero lo hace sobre la variante más radical del nuevo Mustang, que se venderá en Estados Unidos antes de fin de año.
Reemplaza a las normales de aluminio, pero el peso es de casi la mitad, por lo que reducen un 40 por ciento la inercia de rotación. Este tipo de llantas requiere un recubrimiento especial para proteger a las resinas de fibra de carbono de la degradación de los rayos UV y la sal del camino. Además, al ser un vehículo de alto rendimiento, en el que los frenos pueden alcanzar temperaturas superiores a los 700 °C, se les adosó un revestimiento de cerámica aeroespacial para protegerlas del calor.
La particular terminación de la fibra de carbono (en diferentes escalas de grises), no podrá ser admirada en esta ocasión, ya que irá pintada al unísono de color negro brillante, haciéndola pasar casi inadvertida.
Difícilmente estas llantas lleguen en un futuro cercano a la producción masiva. Quedarán exceptuadas sólo a vehículos deportivos, en los cuales el peso total sea una característica primordial. Y es que los costos para producirlas y desarrollarlas son muy elevados. Con estos antecedentes, imagínense cuánto podrían durar en un auto estacionado en las calles de nuestro país...
