Cajas CVT: ¿por qué tienen cambios si no los necesitan?

Las transmisiones variables se van popularizando, impulsadas por las marcas japonesas. Las más modernas emulan el paso de los cambios. ¿Para qué lo hacen y cuál es su propósito? Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Las transmisiones CVT son un ejemplo de la diversidad actual. Una alternativa más a las diferentes transmisiones automáticas que existen hoy en día: desde convencionales con convertidor de par, con doble embrague, y hasta las menos eficientes robotizadas. El objetivo de todas es abandonar el uso de cajas manuales.

De manera sencilla, su funcionamiento es más o menos así. Una cadena metálica une dos poleas cónicas instaladas de forma inversa, de manera que la parte más ancha de una queda enfrentada con el diámetro más angosto de la otra, motivo por el cual se generan entre ambas relaciones infinitas que se van modificando permanentemente en función de las condiciones de manejo.

A medida que la circulación avanza, la electrónica se encarga constantemente de optimizar el punto de mayor torque del motor, dependiendo de las condiciones de marcha, como así también de la posición del pedal del acelerador.

El nombre CVT proviene de la abreviación de Continuosly Variable Transmission (transmisión continuamente variable). En las CVT hay dos relaciones definidas, una inicial y otra final. En el uso, la demultiplicación varía continuamente entre estos dos parámetros por lo que no es necesario introducir cambios. Sin embrago, las más modernas emulan el pasaje de marchas. ¿Con qué objetivo?

Estas relaciones preestablecidas se suceden de manera electrónica. Eso permite, además de un manejo “manual” actuando sobre el selector. Por ejemplo, al acelerar a fondo aumentan las revoluciones del motor y se genera un falso salto de marcha, similar a una transmisión convencional. El motivo es claro: satisfacer las necesidades del público.

Según estudios realizados por las automotrices, con las transmisiones CVT convencionales los conductores perciben menos sensaciones, lo que les provoca la impresión de falta de control, o confianza en el vehículo.

Algunas transmisiones, (en nuestro mercado de Nissan, por ejemplo), aún conservan el modo normal de uso, sin pasaje manual. Eso provoca que el motor se revolucione demasiado al acelerar, por largos periodos de tiempo, produciendo un efecto de patinamiento poco agradable. Otras marcas, como Honda y Toyota, agregan pseudomarchas en sus CVT con las cuales, si bien el funcionamiento conserva ese patinamiento, se hace menos notorio. Un sistema de este tipo equipa en nuevo Honda Fit.

Sin embargo, la sensación de mayor agilidad que se supone entrega esta “fantasía” no siempre es claramente percibida por el conductor. Algunos técnicos aseguran que las CVT sin saltos de cambios, logran con exactitud la mejor interpretación de las condiciones de marcha, eligiendo siempre desmultiplicación más adecuada de acuerdo con las características del motor. Esta condición se puede apreciar principalmente al realizar un sobrepaso en ruta, donde se requiere la máxima potencia en un lapso de tiempo determinado.

Las cajas CVT son muy eficientes, pero también representan una muestra de que a veces las automotrices deben realizar cambios a sus soluciones tecnológicas para satisfacer los gustos y costumbres de los clientes.

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