Conducción autónoma: ¿estamos preparados?

Muchas marcas investigan e invierten en este tema, pero los progresos no trazan un camino certero hasta 2020. ¿La Argentina está en ese recorrido? Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Hace 50 o 60 años, muchos imaginaban al siglo 21 como el de los autos voladores, los viajes a Marte y los robots que asistían a los seres humanos, acaso destinados a una vida de comodidad absoluta. Pasada casi una quinta parte de esta centuria, los vehículos no vuelan, pero están muy cerca de compartir una arista de aquellas series y películas de ciencia ficción: prescindir de la conducción humana.

Ansiados durante décadas, los autónomos (una redundancia necesaria para hablar de la reinvención de este transporte) parecen alejarse cada vez más de una utopía que nació hace casi 100 años, en 1925 y hasta la década de los 80 permaneció en coqueteos. Entonces apareció Mercedes-Benz para darle el impulso definitivo y para el decenio de 1990, con los avances militares que colaboraron, el interés explotó definitivamente.

Casi todas las marcas experimentan con los autos robotizados y buscan posicionarse en el mercado, a fin de ser la pionera en cubrir esta carencia, o tal vez crearla. Es verdad que un vehículo que se maneja solo reduciría accidentes, calmaría el stress citadino y un sinfín de etcéteras, pero hasta el momento los usuarios no lo ven como algo imprescindible. ¿Desconocimiento o falta de necesidad?

Primero, lo esencial. El vehículo autónomo es aquel que se conduce sin la acción de una persona, aunque, según su nivel (ver infografía), carecerá o no de intervención humana. Y esto gracias a un complejo sistema de cámaras que filman las señales, radares que detectan todo lo que se mueve y el LIDAR, un sistema de radar láser que “dibuja” todo el entorno del auto a cien metros alrededor para anticipar el recorrido.

Además, las redes móviles son sumamente importantes. El GPS será el encargado de indicarle el recorrido, mientras que la conexión a internet lo mantendrá en contacto con otros vehículos o dispositivos. En cuanto a la mecánica, podrán ser tradicionales o eléctricos, pero no variarán demasiado de los actuales.

En suma, así funcionarían todos los autónomos, aunque cada empresa no tiene definido si creará o comercializará vehículos completos o sólo software. Y en estos tiempos de hiperconectividad, celulares y dispositivos, no es casual que uno de los nombres más importantes en esta industria emergente sea el de Google. Su madre nodriza creó una compañía destinada únicamente al desarrollo de autos sin conducción humana.

Así arrancó

Waymo fue la primera terminal en probar un rodado de estas características en una calle real. Fue en octubre de 2015, cuando circuló por Austin, Texas, Estados Unidos. Aunque así como en ese país las pruebas avanzan a pasos agigantados, el contacto con su filial en Argentina demostró que la llegada de esta tecnología a nuestro país todavía no está cerca incluso de aparecer en el horizonte. Suena lógico ya que ni siquiera hay una fecha próxima a nivel global.

En la misma línea se orienta Uber (desarrolla soft y hardware junto a Volvo), la empresa de servicios alternativos de transporte. “Estamos muy contentos de contar con los primeros autónomos circulando en las calles de Pittsburgh. Este piloto es un gran avance. Por supuesto, aún no podemos predecir exactamente lo que traerá el futuro”, le comentaron a este medio sus voceros en Argentina.

La empresa que busca conectar pasajeros con choferes particulares aclaró que “los Uber autónomos que se encuentran circulando cuentan con un conductor de seguridad en el asiento delantero porque requieren intervención humana en múltiples situaciones”. La visión de esta compañía es que cuando este tipo de manejo esté finalmente instalado, habrá un mix de autos con y sin pilotos; mientras que además sostiene que los autónomos no atentarán contra el desarrollo de puestos de trabajo: “Estarán en las calles 24 horas al día, lo que significa que necesitarán mucho más mantenimiento humano”.

¿Para cuándo?

La danza de números deja al descubierto 2017, 2018 y así sucesivamente, aunque el umbral para ver rodando estos vehículos parece ser de acá a tres o cuatro años. Entonces, su arribo a la Argentina podría demandar todavía un tiempo mucho más prolongado. Así los confirman las voces oficiales consultadas por Parabrisas.

“El INTI no los evalúa porque al tratarse de una tecnología tan incipiente, no existen en el país normativas ni legislación de referencia. La homologación de tales vehículos deberá ser tratada oportunamente por las autoridades de aplicación, la Secretaría de Industria y el Área de Transporte de la Nación”, comentaron desde dicho Instituto. Además, desde la Secretaría de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires insistieron en que no hay pedidos de permisos para pruebas, pero se mostraron abiertos de cara al futuro.

Por el momento, muchas marcas se disputan el trono y no hay una clara ventaja, mucho menos de quién será la primera en masificar estos productos. Lo importante es que las pruebas avanzan, no sin un costo lógico: Google y Tesla (pionera en propulsión eléctrica) son dos de las que sufrieron las consecuencias al protagonizar accidentes severos. Incluso la de movilidad alternativa participó en un choque mortal por el que fue exonerada recientemente ya que se culpó al sistema, entonces en testeo y ya en comercialización.

No obstante, los autónomos llegaron para quedarse. Una prueba cabal son las Roborace, una nueva disciplina de carreras con vehículos no tripulados. DevBot fue el primer prototipo en ser presentado. Los ensayos no son nuevos: Audi probó en Alemania a su bestial RS7 sin piloto a más de 240 km/h. Con o sin conductor, viajamos al futuro a mucha velocidad.

¿Dónde estamos parados?

En 2014, la Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE) elaboró una serie de categorías para los autónomos que aquí presentamos y en donde el 0 es donde apenas hay robotización y el primero es el de asistencia como el estacionamiento automático. El 2 es el primero que el sistema toma el control parcialmente de volante y pedales, pero el humano monitorea visualmente. Hoy estamos en el tercero, y la conducción es al 50%: el humano se puede relajar, pero en cualquier momento puede tomar el mando. El futuro llegará con los niveles 4 y 5, el cual sólo demandará elegir el destino y poner en marcha el rodado. Seremos los espectadores de lujo de cómo cambia el transporte.

Un peligro latente: la seguridad informática

Una de las dudas más grandes de los usuarios a la hora de indagar sobre los vehículos autónomos es la vulnerabilidad cibernética, tanto por su protección de datos vinculados de muchos dispositivos como por un posible accidente.

Parabrisas tomó contacto con “Chino” Ogawa, especialista en seguridad informática, quien explicó: “Hackearlo no necesariamente implica ‘ingresar’ al software que lo controla, sino que podría tratarse simplemente de entender el funcionamiento normal de los sensores que realizan la composición de las imágenes, y así encontrar la forma de engañar la lógica a la hora de detectar un obstáculo y provocar una colisión”.

“No existe software ni sistema informático que se pueda declarar ‘seguro’”, amplió Ogawa, al tiempo que agregó que “Sí se puede lograr la creación de contramedidas que ayuden a mitigar los riesgos”. Así, la forma de disminuir los peligros del auto es simular ataques y buscar las vulnerabilidades.

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