Top ten contra el viento: diez autos que sólo pensaban en la aerodinámica

Alerones activos, pisos planos, aletas móviles, diseños extraños. Todo en función del único objetivo de dar pelea contra la fricción. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Hace un tiempo, explicamos qué es la aerodinámica y cómo se calcula el coeficiente que mide qué tan bien (o mal) un vehículo supera la resistencia del viento. Los ingenieros luchan permanentemente contra eso, y realizan todo tipo de variantes para poder eludir este problema.

En suma, cualquier objeto, o nosotros mismos, debemos lidiar con la fricción contra el aire (o cualquier fluido) que genera el desplazamiento. Por eso los constructores diseñan carrocerías con formas extrañas, a veces muy redondeadas, similares a una gota de agua. Según los especialistas, es el objeto con la mejor aerodinámica del que se tiene conocimiento.

Pagani diseñó el Huayra para ser una bestia de la performance. Su colosal V12 desarrollado por Mercedes Benz es capaz de generar más de 700 caballos de fuerza y alcanzar 360 km/h. Para mejor la estabilidad, se incorporaron alerones móviles, dos en el capot y dos atrás. Mediante sensores, detecta la velocidad y la dirección del deportivo para aumentar la adherencia, incrementar la potencia de frenado, etc.

El alerón activo existe desde hace varios años, pero con el tiempo fue aumentando su sofisticación. Al punto que el Ford GT actual se regula tanto en altura como en ángulo de apertura, lo que ayuda a mantener la adherencia, a sostenerlo en una curva y en el frenado. Incluso, a velocidades muy altas la aleta queda totalmente perpendicular.

El Alfa Romeo Giulia incluso cambió de lugar el alerón activo. Posee un spoiler debajo del paragolpe delantero que se mueve en función de la velocidad y el ángulo de movimiento. En línea recta, se cierra, pero en una curva se abre para generar una impresionante fuerza de adherencia de 100 kg.

A finales del siglo pasado, muchas marcas comenzaron a experimentar con modelos eléctricos o híbridos. Honda tenía el Insight que, lejos de ser un superdeportivo, precisamente tomaba la forma de gota de agua, más estrecho atrás, con las ruedas traseras cubiertas. Aunque se comercializó durante varios años, visualmente nunca convenció y se retiró en 2006.

Fue un clásico de los 90 y marcó a una generación de amantas del Cavallino Rampante y los motores de alta performance. La Ferrari F355 era uno de los deportivos más bellos de entonces e innovó con el piso plano, que reducía la turbulencia y permitía reducir el coeficiente aerodinámico, un objetivo que hacía perder el sueño a los ingenieros de Maranello.

Su sucesora fue la Ferrari 360, que continuó la línea de motores V8 y adosó una importante solución adquirida de la Fórmula 1 y siguió en años venideros. Los bólidos de la máxima categoría empleaban, debajo de la parte trasera un difusor de aire que lo pegaba al asfalto.

McLaren construyó el F1 con la sola premisa de la altísima performance. Eso los llevó a trazar líneas ultra aerodinámicas para reducir la resistencia. Pero curiosamente, este tremendo vehículo no tenía alerón. Por eso, para generar downforce, poseía ventiladores especiales debajo de la estructura. Además, servían para refrigerar el motor.

Un caso similar de “doble función” lo presentaba el Lamborghini Murcielago. Poseía dos entradas de aire encima de las ruedas traseras. Además de ser una solución aerodinámica, también refrigeraba su imponente motor V12 de 6.2 litros que proporcionaba una fuerza de 580 caballos.

En la Argentina se vende el Ford Mondeo proveniente de Europa, pero en gran parte de América se lo conoce como Fusion. Incorpora una parrilla sensible a la temperatura del motor, que se cierra para mejorar la resistencia al viento, pero cuando la computadora detecta un incremento del calor, la abre.

BMW suele experimentar y revolucionar con sus diseños. El i8 es su deportivo híbrido y las líneas que lo conforman no son tradicionales. De hecho, mezclan formas angulosas con redondeas, dando lugar a canales por donde fluye el aire.

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