Las orugas son un sistema de tracción utilizado en diversos vehículos diseñados para desplazarse por terrenos difíciles, como nieve, barro, arena o superficies irregulares. Se emplean en maquinaria pesada, vehículos militares, tanques, tractores y algunos vehículos todoterreno, proporcionando una mejor distribución del peso y mayor capacidad de adherencia en comparación con las ruedas convencionales.
¿Para qué sirven las orugas?
Las orugas cumplen la función de mejorar la movilidad en terrenos donde las ruedas tendrían dificultades para avanzar. Gracias a su gran superficie de contacto con el suelo, reducen la presión ejercida sobre este, evitando que el vehículo se hunda en superficies blandas. Además, ofrecen mayor estabilidad y tracción, lo que permite el desplazamiento seguro en condiciones extremas.
¿Cómo funcionan?
El funcionamiento de las orugas se basa en un mecanismo de tracción continua. A diferencia de los neumáticos tradicionales, que dependen del contacto limitado de neumáticos, las orugas rodean una serie de ruedas y rodillos que distribuyen la fuerza de movimiento de manera uniforme. Este diseño permite que el vehículo supere obstáculos con mayor facilidad.
Mecanismo de las orugas
El sistema está compuesto por varios elementos clave:
- Cadenas o bandas: Pueden ser metálicas o de goma reforzada y son las encargadas de transmitir el movimiento.
- Rueda motriz: Generalmente ubicada en la parte trasera o delantera, es la que transmite la potencia del motor a las orugas.
- Ruedas de apoyo y rodillos: Mantienen la tensión y la alineación de la oruga mientras el vehículo avanza.
- Sistema de suspensión: Absorbe los impactos y permite la adaptación del vehículo al terreno.
Las orugas proporcionan una tracción superior y son esenciales para vehículos que operan en terrenos desafiantes, asegurando estabilidad y eficiencia en condiciones adversas.