Lo vemos a diario: la región del AMBA es “zona liberada” también en materia de tránsito. Es cierto que especialmente en la ciudad de Buenos Aires vemos agentes de la Policía y del cuerpo de Tránsito en algunos barrios pero, aunque el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, diga en sus discursos que esos cuadros “… están haciendo una tarea enorme”, lo cierto es que en materia de control de tránsito dejan mucho que desear.
Si miramos con algo de atención notaremos que cada vez son más los conductores que realizan maniobras que están prohibidas por las normas de tránsito vigente, mientras aquellos que “hacen una tarea enorme” gastan las horas mirando la pantalla de su celular.
La clásica es circular por la banquina, pero también se suma, por ejemplo, cruzar los semáforos en rojo (la preferida de los motociclistas y los colectiveros). Ahora, crecen cada vez con mayor fuerza, girar en “U” (no importa si es en una calle o una avenida) y doblar a la izquierda en esquinas donde, por supuesto, esa maniobra no está permitida. Esta última es la que casi le cuesta la vida a Nacho Viale.
Efectivamente, el productor televisivo, nieto de Mirtha Legrand, fue protagonista de un accidente el día 5 de este mes cuando embistió con su moto (una BMW 1200) al Peugeot 207 de una conductora que dobló a la izquierda en la intersección de las avenidas Juan B. Justo y Santa Fe de la Capital Federal.
Viale salió despedido volando por sobre el capó del Peugeot, golpeó contra el asfalto y, luego de una breve reacción hacia la conductora del 207, se quedó tendido en el piso al tiempo que un transeúnte lo asistía. Por suerte, estaba debidamente equipado con casco, guantes y una campera. La policía de la Ciudad y el SAME se ocuparon de su atención, trasladándolo hasta el hospital Rivadavia donde posteriormente le dieron el alta.
El accidente de Nacho Viale: la cámara
Las imágenes del domo de esa esquina son elocuentes y dejan en evidencia a la conductora que, lejos de respetar las normas, decidió doblar a la izquierda en un lugar donde esa maniobra no está permitida. Podemos suponer que esta conductora no estaba debidamente informada, pero preferimos inclinarnos por la otra opción: el tránsito en el AMBA es tierra de nadie, un “sálvese quien pueda”, una postal del estado de indefensión en el que vivimos los ciudadanos de una de las zonas más avanzadas de América del Sur pero que, de a poco, se va hundiendo en el lodo de la falta de control.
Como si con la pandemia no nos alcanzara, también tenemos que lidiar con esta lamentable costumbre que día tras día se hace cada vez más popular: incumplir las normas. Pero, ¿por qué son cada vez más los conductores que transgreden la ley? Sencillamente porque nadie controla: aun ante una infracción “in fraganti” realizada frente a sus ojos los policías y los agentes de Tránsito difícilmente labren una infracción o le llamen la atención al conductor con una advertencia.
Pero, ojo, que no se malinterprete: acatar las reglas no te hace “buchón”, tampoco te da un color político y muchos menos te ubica en uno de los márgenes de “la grieta”.
Cumplir con la ley es, lisa y llanamente, la única manera para que quienes habitamos este país podamos resolver los problemas que permanentemente se hacen más graves. Resolver los vinculados con el tránsito no puede ser tan difícil. Solo es necesario que los que tenemos la obligación de respetar las normas lo hagamos y, sobre todo, que aquellos que tienen la responsabilidad de controlar lo hagan con el profesionalismo y el respeto que la ciudad a la que representan merece.
