Por Thomas Geiger (dpa)
Nueva York celebró una gran fiesta del motor. Aunque los salones del automóvil de enero en Detroit y de noviembre en Los Angeles son aún más importantes, muchas marcas presentaron también modelos en Manhattan porque el mercado estadounidense no deja de crecer y demanda novedades.
En el Salón de Nueva York, que se desarrolló desde el 1 y el 12 de abril, la palabra "grande" fue sinónimo de "bonito", por lo que fueron más los autos potentes e imponentes.
Los más grandes (literalmente) de este año procedieron de Detroit, ya que General Motors y Ford presentaron respectivamente en el segmento más alto el Cadillac CT6 de hasta 400 caballos y el Lincoln Continental de cinco metros. Mientras que el Cadillac ya está listo y llegará al mercado pronto, el Lincoln es todavía un prototipo. Sin embrago, el jefe de Ford, Mark Fields, no deja ningún atisbo de duda sobre su futuro. "El segmento alto crece a mayor ritmo que el resto del mercado, por lo que pronto produciremos en serie el Continental", aseguró.
Si bien fue el show de los estadounidenses, los fabricantes europeos se defendieron con buenas armas. Destacó Mercedes con la muy renovada Clase M que en el futuro se venderá como GLE, y por supuesto Jaguar. Los británicos presentan el nuevo XF como respuesta a la Clase E, la Serie 5 de BMW y el Audi A6. El XF es más ligero y por lo tanto consume menos que antes, y cuenta con una parte trasera más espaciosa, según dijo el responsable de diseño, Ian Callum, quien agregó que debería llegar al mercado este año.
También llegó de Europa una versión de lujo con nueva pintura y mucho cuero del Range Rovers, y Volkswagen avanzó varias ediciones nuevas y coloridas del Beetle.
Pero mientras que los estadounidenses se deleitaron con la pintura y el cuero, los europeos jugaron su carta triunfal con los deportivos. Junto a un Porsche Boxster Spyder que con 375 caballos y 290 km/h será una de las variantes más potentes y rápidas del biplaza, la atención la acaparó el nuevo McLaren 570S. Aunque el modelo coupé con motor V8 y 570 caballos con chasis de fibra de carbono parece a primera vista una variante más ligera del 650S, marca la entrada de la firma en un nuevo segmento. Como primer representante de las llamadas Sports Series el coupé, que alcanza 328 km/h, tendrá un precio -por primera vez- por debajo de 200.000 euros (219.000 dólares), para competir con deportivos como el Porsche 911 o el Audi R8 y hacer así aumentar las ventas de la marca británica hasta los 4.000 autos al año.
Aunque sólo pareció importar la potencia, el lujo y el disfrute, también se pensó un poco en el ahorro. El Cadillac CT6 de 5,20 metros de largo es más ligero que un Serie 5 de BMW y por ello comienza en la versión básica con un motor de 2,0 litros y cuatro cilindros. El Mercedes GLE también llega como híbrido plug-in y un consumo normal de 3,3 litros (emisiones de CO2 de 78 g/km). En tanto, el nuevo monovolumen de lujo Lexus RX también contará con apoyo eléctrico, aunque no ha sido suficiente como para que los japoneses introdujeran un motor plug-in en la cuarta generación del modelo. Eso sirve sobre todo para el hermano pequeño Toyota RAV4, que se presentó en Nueva York por primera vez con propulsor híbrido, pero también con la variante sin enchufe.
Nuevas berlinas de lujo, camionetas distinguidas y deportivos veloces fueron las grandes estrellas del Salón. Sin embargo fuera, en las calles de Manhattan y en el resto del mundo, incluidos los Estados Unidos, es un poco más diferente. Allí seguro llaman la atención modelos que pasaron más desapercibidos en la exposición, como es el caso de las berlinas del segmento medio Nissan Maxima y Chevrolet Malibu, así como el Kia Optima.
Incluso se pudieron vislumbrar modelos pequeños, perfectos para el tráfico de Manhattan: el Scion iA, que procede del Mazda2, y el nuevo Chevrolet Spark, que se basa en el Opel Karl.
Sólo hay una cosa que no existió en el Salón de Nueva York: el auto eléctrico. Aunque en uno de cada dos stands se vieron modelos híbridos con o sin enchufe, los vehículos completamente eléctricos fueron la excepción, y marcas como Tesla no consideraron necesaria su presencia en la Gran Manzana.
FUENTE: dpa