¿Para qué sirve el alternador?

Domina completamente el universo automotor. Los transistores cambiaron para siempre la forma de pensar y desarollar la electrónica en los automóviles.

Jorge Gualtieri

Cuando apareció en los automotores la dínamo junto con el arranque eléctrico a comienzos de la década de 1910, así como la batería y el sistema de encendido sin magneto, además de las luces con lámparas incandescentes, pocos imaginaban que el reinado de este generador eléctrico de corriente continua se utilizaría en los vehículos a lo largo de más de medio siglo, sin competencia peligrosa a la vista, aunque en 1947 se desarrolló en los Estados Unidos un sistema de generador de corriente por alternador trifásico para ómnibus.

Este tenía un rectificador de corriente mediante elementos secos de selenio, que no daban los resultados esperados y que complicaban mucho la instalación. Hubo que esperar hasta el año siguiente, en 1948, cuando se presentó al mundo el denominado “cristal mágico”, el transistor, el que dio inicio a la electrónica del estado sólido, a base de cristales semiconductores.

Gracias a los diodos semiconductores se pudo aplicar por primera vez un alternador electrónico a un automóvil  (Chrysler Valiant de 1960), y desde ese momento las aplicaciones del alternador comenzaron a crecer, también en los vehículos comerciales.

Pero la dínamo no se dio por vencida, y siguió aplicándose hasta que, en la década de 1970, se produjo un notable aumento de los dispositivos auxiliares con funcionamiento eléctrico y, en consecuencia, un incremento de la potencia eléctrica requerida. Entonces la potencia de la dínamo tuvo que incrementarse gradualmente hasta alcanzar valores de 400 W, lo que representa un límite para este tipo de generador.

La respuesta a este serio problema técnico se produjo al introducir el alternador, una máquina cuya corriente alterna es convertida en continua por los diodos rectificadores.  

En 1960 el alternador ya podía entregar 500 W de potencia máxima, cifra que se elevó a 1500 W en 1980. En la actualidad, hay alternadores capaces de producir una potencia eléctrica de 2000 a 3000 W, lo que habla a las claras del enorme consumo de corriente de los automóviles modernos, especialmente los de la clase superior.

En los camiones pesados y en los ómnibus, la potencia eléctrica del alternador puede superar los 4000 W y entregar una intensidad de corriente superior a los 300 amperios.

Es particularmente sensible el enfriamiento de los componentes electrónicos del alternador, como los diodos y el regulador de voltaje, y este se logra a través de un sistema de ventilación interna mediante un pequeño ventilador y también a través del sistema de enfriamiento del motor, haciendo circular el líquido por camisas en la carcasa del generador.

 

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