Verona, la legendaria ciudad italiana que William Shakespeare transformó en escenario de Romeo y Julieta, la más famosa historia de amor que produjo la literatura universal, fue el lugar elegido por los responsables de Volvo para la presentación mundial del nuevo V40.
En ese marco excepcional, signado por ruinas del imperio romano, construcciones
medievales y una geografía dibujada con maestría por la Naturaleza, en la que prevalecen las colinas que se concentran en la cerrada curva del río Adigio y los alrededores del lago di Garda, tuvimos oportunidad de manejar este nuevo modelo, producto de la marca sueca que representa un cambio de concepto respecto de la serie anterior: ha dejado de lado la tradicional configuración de rural (que estrenó en 1995 cuando fue presentado junto con el S40 como los primeros modelos Volvo producidos en sociedad con Mitsubishi), para adoptar la de un hatchback de cinco puertas.
Está desarrollado sobre la plataforma del S60 aunque, lógicamente, modificada. Puede llamar la atención que este mediano tome como base la arquitectura de un modelo “mayor”, pero sucede que la marca sueca avanza por el camino que actualmente están siguiendo tantas otras: achicar la cantidad de plataformas a utilizar hasta llegar a una sola, adaptable. Con esta única base la producción sería mucho más versátil, y sobre todo rápida y económica, ya que en teoría todas las plantas de una misma marca estarían preparadas para fabricar todos los modelos disponibles.
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