Desde 2012 (o antes) algunos medios especializados en la industria automotriz hablábamos del Proyecto Fénix. Los primeros datos, escasos, daban cuenta de que se trataba de un plan cuyo objetivo era el desarrollo de un nuevo modelo. Luego, las informaciones que pudieron atravesar el cerrado cerco establecido por General Motors trajeron algunas precisiones, que los responsables de la compañía se empecinaban en negar. Entre ellas, la que decía que ese vehículo sería un nuevo mediano que se fabricaría sobre una plataforma global en la planta que la compañía tiene en la Argentina; en otras palabras, que se trataba del nuevo Cruze, información que nadie quería confirmar. Recuerdo que en el último Salón Internacional del Automóvil de Buenos Aires (2015) pregunté a diferentes altos funcionarios de la compañía norteamericana y todos contestaban con evasivas. A esa altura, gracias a la información que pudimos recabar por otras fuentes, muchos periodistas del rubro automotor jurábamos que el Proyecto Fénix era el nuevo Cruze, pero estábamos equivocados...
Fénix sí es el nombre del proyecto, pero no representa al modelo y, aunque se le atribuyen diferentes significados, ese nombre se refiere a la planta: con la fabricación del nuevo producto, el complejo automotor de General Motors ubicado en la localidad de Alvear, cerca de Rosario, en la provincia de Santa Fe, vuelve a ocupar un lugar de importancia en la estrategia mundial de GM. ¿Por qué? Porque allí se produce el Chevrolet Cruze, el hijo dilecto del Proyecto Fénix, modelo que se fabrica en otras pocas plantas en el mundo (actualmente se construye en Lordstown, Estados Unidos y Ramos Arizpe, México, plantas a las que se sumará una nueva factoría en Corea del Sur) para abastecer la demanda que, en ciento veinte países, posicionó a este modelo como el más vendido de Chevrolet a nivel global: más de cuatro millones de unidades desde su lanzamiento.
Para la concepción de la ansiada criatura, GM realizó una inversión de 740 millones de dólares en la factoría rosarina, monto que se aplica para llevar a cabo una de las más importantes actualizaciones de este complejo industrial desde que fue inaugurado en 1997, ya que contempla la creación de una planta de motores prevista para 2017. En ella se producirá, (según datos preliminares), a un ritmo de 90 mil unidades anuales, el propulsor naftero 1.4, alimentado por inyección directa y turbo, que equipan las unidades con las cuales se inicia una nueva etapa del Chevrolet Cruze en el país. Ese, además, será el primer motor naftero turbo que se fabrique en la Argentina y el primero de producción nacional que responda a la norma Euro 6. Mientras tanto, llegará desde otras latitudes.
El nuevo Cruze
Aunque por ahora la producción está, podríamos decir, en proceso de “calentamiento”, la planta de Rosario será la fuente desde la cual se alimenten con el nuevo Cruze los mercados regionales. Ellos recibirán unidades conformadas sobre una moderna plataforma global, la cual, además, será la base que tomará un futuro SUV, continuador del Tracker.
El nuevo Cruze presenta el estilo característico de los sedanes modernos, silueta con la que se inicia la venta de este modelo en el país y que se complementará con la hatchback de cinco puertas a partir de fines de este año. Ese diseño (en el trabajo en el túnel de viento, los ingenieros aprovecharon la experiencia adquirida en el desarrollo del eléctrico Volt) muestra una clara relación con el Malibu, su hermano mayor, del cual toma la línea de la trompa, la suave caída del sector trasero y los laterales libres de interferencias. Mide 4.665 mm de largo, 1.807 de ancho y 1.523 de alto, es decir que es 68 mm más largo, 19 más ancho y 46 más alto que el modelo al cual reemplaza. También se modificó la distancia entre ejes, que creció 15 mm para alcanzar los 2.700 mm.
Esa carrocería está preparada para responder a los actuales cánones estilísticos, es decir que presenta una gran parrilla dividida con faros alargados y luces led de circulación diurna, sectores cromados, llantas de aleación de diecisiete pulgadas (con neumáticos en medida 215/50 R17) y antinieblas de diseño específico en la trompa, mientras que en sector posterior se destacan los grupos ópticos y el pequeño alerón integrado en el portón del baúl. Pero no viene con techo solar, equipo que sí ofrecerá el hatch.
Por otra parte vale destacar que, a pesar de las mayores dimensiones, el baúl del nuevo modelo es más pequeño que el anterior, ya que ofrece 440 litros, diez menos que el modelo al cual reemplaza. Lo mismo sucede con el tanque de combustible: 52 y 60 litros, respectivamente.
Un interior de avances
Una de las características con la cual se impulsará la venta de este nuevo modelo, a partir de su lanzamiento a fines de este mes, será, sin duda, su nivel tecnológico. Habrá cuatro versiones disponibles (LT, con caja manual; LTZ, manual y automático, y LTZ+, solo con transmisión automática), todas impulsadas por el motor Ecotec naftero y equipadas con el sistema de asistencia OnStar (más información haciendo click en este enlace OnStar Cruze), dispositivo con el cual Chevrolet se instala como la primera marca en ofrecer un servicio de este tipo en la Argentina.
El nuevo Cruze brinda un interior amplio, construido con materiales y terminaciones de buena calidad. Mantiene la tradicional ambientación con tapizados símil cuero de tonos claros que le otorgan al habitáculo un aspecto más refinado y mayor luminosidad supliendo en parte la ausencia de techo solar.
Las plazas delanteras son amplias y la butaca del conductor (con ajustes eléctricos en esta versión) se regula en altura para lograr con facilidad, gracias a la sociedad que propone la columna de dirección con doble reglaje, la posición de manejo ideal. Así, el piloto llegará sin interferencias a todos los comandos que intervienen en su tarea.
Atrás también hay espacio suficiente, pero la caída del techo puede perjudicar la comodidad de los pasajeros más altos. La plaza central es pequeña, pero quien ocupe esa posición no tendrá que soportar la presencia del seudotúnel de trasmisión, ya que el piso es prácticamente plano.
En cuanto al equipamiento, esta versión LTZ+ ofrece una dotación muy amplia, aunque utiliza rueda de repuesto temporal (la cavidad donde va guardada es suficientemente espaciosa como para recibir un rodado de dimensiones más grandes), el climatizador no es bizona, y no ofrece salida trasera, y solo tiene manija de sujeción la posición del acompañante. La pantalla táctil de siete pulgadas presenta nueva iconografía, más moderna y de excelente lectura, mientras que el tablero combina instrumentos analógicos y digitales de diseño actual. Otra novedad es la incorporación de cargador inductivo (sin cables) para celulares y el sistema de estacionamiento asistido que permite realizar esa maniobra en ubicaciones paralelas y perpendiculares.
Primer contacto
Para presentar el nuevo modelo, los responsables de GM Argentina organizaron un encuentro en el Owners Club, pequeño circuito privado de la localidad de General Rodríguez, en Buenos Aires. Allí tomamos contacto con las dos versiones disponibles, LTZ con caja manual y LTZ+, a la que le dedicamos más atención.
Desde el punto de vista estético no existen diferencias entre los dos modelos. Ambos lucen una silueta atractiva que los muestra a cada uno como un vehículo bien parado sobre ruedas que, si bien aportan para un desempeño más o menos deportivo, no descuidan el confort de marcha. El nuevo Cruze es un vehículo cuyo chasis equilibrado no se siente incómodo en situaciones de velocidad y tratamiento brusco. De hecho, esa fue una de las características que más nos sorprendió.
Si bien el circuito de Owners Club no es de los más exigentes (tiene una longitud de 2.455 m con nueve curvas de baja complejidad y siete u ocho rectas de las cuales la más larga mide unos escasos 309 m), pudimos acelerar al nuevo modelo durante unas cuantas horas en una jornada muy húmeda que se transformó en una mañana lluviosa. Mientras las condiciones climáticas atentaban contra algunos puntos de la organización y nuestro fotógrafo Ale Cortina Ricci se las ingeniaba para sacar las mejores fotos sin que el agua dañase su equipo, el Cruze empezaba a girar incrementando el ritmo vuelta tras vuelta llevándolo al límite. En esas condiciones, el comportamiento del nuevo modelo fue muy bueno, con suspensiones que apoyan bien en cada curva y una dirección de respuesta precisa que permite tomar las curvas siguiendo el trazado evitando que el control de estabilidad (poco intervencionista) entre en acción.
El motor responde muy bien. Es de aluminio (block, tapa de cilindros y cárter) y está dotado de las más modernas soluciones tecnológicas (múltiple de escape integrado en la tapa de cilindros, colector de admisión de plástico, válvulas de escape rellenas con sodio, bomba de aceite de caudal variable, sistema start/stop, etc.) y tiene un excelente desempeño en toda la gama de revoluciones, especialmente desde las 2.000 vueltas, momento en el que entrega el par máximo de 24,5 kgm.
Para administrar ese poder, aparece una caja automática de seis relaciones, conocida como GR6 G3, preparada para resistir hasta 33 kgm. Es un convertidor de par del tipo convencional con un muy eficaz desempeño, ya que casi no mostró patinamiento aun en las exigencias más altas. Por ejemplo, cuando intentamos hacer la prueba de aceleración de 0 a 100 km/h, la salida fue ejemplar y el patinamiento se generó en el piso, ya que a esa altura del día el asfalto se empezaba a mojar a causa de la llovizna. De todas maneras medimos y logramos unos 9,7 segundos, buena referencia dadas las condiciones. Según los datos del fabricante, en piso seco en esa prueba el nuevo Cruze marca 8,5 segundos, y hace una salvedad: el automático es unas décimas más rápido que el manual, característica interesante que intentaremos comprobar cuando realicemos el test correspondiente. En cuanto a la velocidad máxima podemos estimar unos 210 km/h, teniendo en cuenta las características del vehículo y los 153 CV de potencia (a 5.000 rpm) del motor.
Por ahora, lo concreto es que Chevrolet hace una jugada muy importante con este nuevo modelo proponiendo una opción de calidad en el segmento de los medianos donde lo esperan productos como Ford Focus, Honda Civic, Toyota Corolla, Nissan Sentra, Renault Fluence, Peugeot 408, Citroën C4 Lounge y Volkswagen Vento. Falta conocer el precio de venta, aunque podemos especular con que será competitivo, dada la agresiva política de precios de Chevrolet en el país, la que seguramente mantendrá para lograr el éxito de este mediano global, moderno, estéticamente atractivo, bien equipado, tecnológicamente avanzado y dotado de una mecánica eficaz, que prepara el camino para la llegada de futuras nuevas versiones. Y lo más importante es que se fabrica en la Argentina, el lugar elegido para el renacimiento de Fénix.
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