William Carter

Uno de los más famosos fabricantes de carburadores que llevan su nombre, William Carter, nació en 1884 en Union City, un pequeño pueblo de Tennessee, en los Estados Unidos. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Si bien solo cursó siete años de educación formal, fue desde niño un apasionado por la mecánica y cuando cumplió 17 años abrió su primer taller de reparaciones de bicicletas, armas y cualquier otro tipo de artefacto mecánico que cayera en sus manos.

Hacia 1902 Carter se dio cuenta de las limitaciones que en cuanto a clientela le podía ofrecer Union City, y se mudó a la ciudad de Saint Louis, Missouri, en la cual y por aquél entonces solo circulaban una docena de automóviles, los que pronto llamaron la atención del joven William.

Los motores de esos primitivos automóviles funcionaban mal por diferentes razones, entre las que se encontraban el combustible de pésima calidad y los rudimentarios carburadores, a los cuales Carter estudió con dedicación con la finalidad de mejorarlos. Es así como experimentó con técnicas y métodos para obtener una mejor carburación. Sus diseños, trasladados a modelos de madera, sirvieron como núcleos para moldes de arena, para la fabricación de carburadores de aleaciones de bronce, que enseguida ganaron reputación. Carter también había logrado que su carburador proporcionara relaciones de mezcla de aire y nafta mejor dosificados.

Los pedidos de los fabricantes de automóviles comenzaron a llegar y en 1909 fundó su compañía Carter Carburetor Company. Su primer carburador, el modelo “C”, incorporaba una válvula de aire y la publicidad lo ofrecía como un producto que permitía una “digna aceleración”. Por primera vez, un carburador tenía una serie de pasos calibrados. Este aparato poseía ajustes separados para las bajas, medias y altas revoluciones del motor. Sin embargo, su acción era enteramente automática y dichos ajustes, una vez bien establecidos, no requerían más atención. Carter también puso a punto un sistema de aspiración de la nafta desde el tanque hacia el carburador a través de un dispositivo que actuaba con el vacío del motor, es decir una especie de bomba de nafta.

Pronto la división Chevrolet de la General Motors así como Chrysler, Ford, Nash, Hupmobile, Buick, Pontiac y Willys, entre otros, fueron clientes de Carter, el que por otra parte fue el primero que construyó un carburador de cuatro cuerpos (cuatro bocas), destinado a los motores de ocho cilindros en línea y también en V. Fue adoptado por vez primera en un Buick de ocho cilindros en línea. Estos carburadores ganaron con el correr de los años una enorme popularidad y todos los modelos norteamericanos de ocho cilindros disponían de un carburador de cuatro bocas.

William Carter vendió su fábrica en 1916 a la American Car and Foundry Company debido a que tenía problemas de salud, aunque conservó el cargo de gerente técnico de la planta.

Carter falleció en 1960 en su país, pero la fábrica siguió en pie hasta finales de 1990, cuando la inyección de nafta prácticamente barrió con los carburadores. Entonces cerró sus puertas. En la Argentina, numerosos modelos de automóviles nacionales han sido equipados con carburadores Carter, y así podemos mencionar, por ejemplo, a los motores Continental de seis cilindros que propulsaron a modelos de Jeep, Estanciera, Baqueano, Kaiser Carabela, Bergantín, Gladiator, y los primeros Ford Falcon de 1962, así como los Valiant I, II y III.

Los carburadores Carter se siguen viendo en una gran cantidad de modelos de automóviles de anteriores generaciones, aquí y en muchos otros países, incluyendo a los Estados Unidos, y se fabrican repuestos similares a los originales, por lo que se garantiza su perfecto funcionamiento.

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