Clay Regazzoni

Hoy cumpliría 79 años el célebre piloto suizo que representó al Cavallino Rampante durante la década de los 70. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Muchos son los que consideran que la Fórmula 1 ya no es lo que era. 

En la actualidad, con las nuevas tecnologías híbridas y los motores turbo, mucho del encanto que se podía percibir en un día de carreras se perdió. 

Lo que antes era emocionante de ver, se transformó en un espectáculo mas bien monótono, que muestra a un equipo claramente por encima de los demás volando en la pista. 

Pero más allá de que hayamos dejado de oír el perfecto sonido de los motores de aspiración natural y el humo de rueda que tanto nos gusta a los fanáticos del motor, la categoría reina parece haber perdido algo mucho más importante: los pilotos destacados. 

¿Quién no extraña la valentía de un Juan Manuel Fangio

Que manejaba a las mismas velocidades que vemos hoy, pero con neumáticos de bicicleta. O la irreverencia de un James Hunt, quien antes y después de subirse al auto de carreras tenía un cigarro en la boca, una cerveza en la mano y estaba siempre rodeado de mujeres bellas. 

Ya no se ven enfrentamientos fantásticos, como eran los de Senna con Prost. No se ven toques. No aparece ni siquiera un pequeño deslizamiento de las ruedas posteriores para redondear una curva. 

Actitudes que hoy suenan a locura o a playboy, era lo que le daba el encanto, “el aura” al deporte motor. 

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El señor Regazzoni no fue más que un piloto de esa era. De origen suizo, pero de estirpe netamente italiana. Con carácter, arriesgado y aguerrido. 

Muy querido por la Scuderia Tifosi, corrió en ella desde principios de 1970 hasta finales de 1976, con un intervalo en 1973, cuando corrió con BRM. Luego fue pasando por distintos equipos, hasta que en el gran premio del Oeste de los Estados Unidos de 1980 sucedió la tragedia. 

Los frenos de su máquina fallaron e impactó sin poder reducir la velocidad contra un auto que se encontraba fuera de competencia. 

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Quedó parapléjico (paralizado de la cintura para abajo), situación que lo obligo a abandonar la Fórmula 1, pero no las carreras. 

Aún con la dificultad que representa no poder mover los miembros inferiores, el piloto corrió en 1993 el ultra exigente Barcelona-Dakar. Dirigió una escuela para conductores discapacitados en Italia y en más de una ocasión recaudó dinero para instituciones que se especializan en la investigación de lesiones de la columna vertebral. 

Con los años se fue distanciando de la Fórmula 1. 

El 15 de diciembre de 2006 fallece, víctima de un accidente de tránsito en Italia, mientras se dirigía a la ciudad de Parma. 

"Su vida fue siempre el riesgo. Que acabara por culpa de un accidente de auto es algo que iba en su destino" 

Palabras frías y duras de un Niki Lauda, que resumió en una oración el carácter y la vida de este italiano por elección. 

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