¿Futuro eléctrico?

Tras el escándalo por la manipulación de las emisiones que Volkswagen ejerció sobre sus modelos, la pregunta obligada es: ¿el auto de las próximas generaciones prescindirá de combustible?

Redacción Parabrisas

El grupo Bosch presentó en el Salón del Automóvil de Frankfurt (IAA) la nueva generación de baterías que busca dar impulso definitivo al coche eléctrico. Pero muchas automotrices siguen escépticas y apenas comienzan a tantear el sector. ¿Será de verdad eléctrico el futuro?

No es que sobre el tiempo: los fabricantes europeos sienten la presión del éxito de Tesla, el pionero estadounidense en automoción electrónica, y de las estrictas normativas de la Unión Europea (UE) que exigen reducir emisiones de CO2.

Pero las automotrices también afrontan obstáculos aún importantes, comenzando, precisamente, por las baterías disponibles hasta ahora, que juzgan demasiado caras, con autonomía insuficiente y ligadas a estaciones de carga, por el momento, escasas.

Esos argumentos hicieron que Porsche pusiera en duda a principio de año la conveniencia de incorporar una versión eléctrica en su gama de productos, pero el fabricante de deportivos dio finalmente el primer paso y en el IAA presentó el prototipo eléctrico Mission E.

"Cuando acabe esta década, la tecnología de las baterías habrá llegado al punto que necesitamos para nuestros vehículos", confió durante el salón Matthias Müller, el entonces jefe de Porsche y nuevo director ejecutivo de Volkswagen.

En tanto, su par de Volvo, Hakan Samuelsson, fijó un número para el punto que marcaría un quiebre en la evolución del auto eléctrico. "Creo que necesitamos una autonomía de unos 400 o 500 kilómetros para tener una alternativa real", formuló.

Bosch acaparó por eso la atención en el IAA: según el gigante tecnológico alemán, nuevas baterías permitirán concentrar la densidad de energía almacenada y, con ello, su duración. En el año 2020 podrían duplicar la autonomía y reducir a la mitad el costo.

No obstante, el plan no terminó de vencer la cautela de las automotrices. "Es valiente", comentó Müller. "Pero Bosch desarrollará esa tecnología paso a paso y según las condiciones disponibles", matizó.

Los pioneros de Tesla, en cambio, están convencidos de que la tecnología se abaratará. La propia compañía busca romper moldes con su propia producción de células de batería en Nevada. Y se centrará en explicar a los clientes que, a largo plazo, la apuesta eléctrica reduce costos al exigir menos reparaciones y nulo gasto en nafta.

También el director financiero de BMW, Friedrich Eichiner, está convencido de que la demanda de autos eléctricos aumentará: "No deberíamos dejar que nos ciegue la situación presente, basada sobre todo en los precios actuales del petróleo". Sin embargo, el bajo costo de la nafta en los Estados Unidos y Europa es por el momento una realidad que dificulta el crecimiento de la electromovilidad. Por eso voces autorizadas del sector, como la de Müller, piden a los gobiernos que fomenten el desarrollo y consumo de autos eléctricos.

Para Dieter Zetsche, director ejecutivo de Daimler, los vehículos impulsados exclusivamente por batería seguirán siendo sólo un nicho en 2020. El directivo auguró una evolución más rápida a los híbridos, a los que les viene bien tanto una estación de servicio como una de carga eléctrica.

Los estudios constatan que el futuro inmediato apunta más a un "y" que a un "o" al hablar de motores eléctricos y de nafta. Un sondeo reveló que la cuota de mercado de los autos eléctricos seguirá estancada en países como Alemania, Italia, los Estados Unidos o Japón. La razón pasa no sólo por los problemas de batería, según Thomas Schlink, experto del Instituto de Investigación Automotriz de Aquisgrán (fka) que realizó el estudio. "También pesa que los autos eléctricos casi no se promocionan", indicó.

En tanto, un estudio del instituto demoscópico YouGov confirmó el interés limitado que generan los vehículos "enchufables" en Alemania, gran potencia automotriz de Europa: sólo un 7% de los consultados dijo que optaría por ese concepto si tuviese el mismo costo y equipamiento que un auto tradicional.

Los híbridos sumaron el mayor apoyo (un 28%), mientras que un 10% aprobó los vehículos alimentados con hidrógeno; un 17% optó por naftas menos contaminantes y un 11% por la variante diesel. Es el paisaje mixto que reflejó el IAA en Frankfurt y que promete un futuro apasionante e imprevisible.

FUENTE:  Annika Graf (dpa)