En un contexto económico caótico, con un dólar que llegó a tocar los cuarenta pesos en la jornada de ayer, el panorama parece ir de gris a negro.
El mercado interno, como es natural en este tipo de situaciones, se retrae. Sobre todo, si hablamos de la adquisición de bienes de alto valor, tal es el caso de los autos.
A esto tenemos que sumar que el precio de los vehículos, en los últimos meses, se disparó prácticamente a la par del aumento del dólar.
Y a pesar de que el gobierno actual se precia de “liberal” y de “pro industria” (algo que es bastante contradictorio), no hubo ningún tipo de disminución en la carga impositiva que llevan los cero kilómetros, la cual es altísima.
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Con todos estos factores adversos, podemos imaginar que la industria está pasando por un periodo difícil.
Pero todo depende desde que punto de vista se analice la situación.
Hay un criterio importante, que muchas veces no es tomado en cuenta o que simplemente es ignorado, que refiere a las exportaciones que realizan las mismas terminales que abastecen a nuestro mercado interno.
No hay que olvidar que, en la mayoría de los casos, las fábricas de autos instaladas en nuestro país exportan cerca del setenta por ciento del total de lo que producen.
Sabiendo que el mercado automotor mundial se maneja en dólares, caemos en cuentas que, con el aumento de la divisa norteamericana, el costo de la mano de obra para fabricar un auto en la Argentina se reduce. Con los mismos dólares, las empresas podrán pagarle a más empleados.
Y llegado a este punto, más de uno dirá que no se están tomando en cuenta las paritarias. Pero la realidad, es que estas nunca llegan a igualar los valores de la inflación y de la suba del dólar.
Aunque hay que buscar un equilibrio: como en su momento sostuvo Cristiano Rattazzi, presidente de FCA, con un dólar a 26 pesos se encontraría el punto saludable para la industria nacional. Pero, con la divisa a 40 pesos, el panorama cambia drásticamente ya que gran parte de los insumos provienen de proveedores pequeños y medianos que tienen que comprar materiales que cotizan en dólares.
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Otro factor que se podrá objetar es el aumento en la tasa de interés, el cual está en un 60 por ciento anual de base. Lo cual es un disparate, aseguran los expertos.
Pero lo cierto es que, en caso de que se precise financiación de algún tipo, las terminales se apoyarán en sus respectivas casas matrices. Que, en definitiva, son las que toman las decisiones más cruciales.
Tampoco podemos decir que nuestra industria está pasando por un momento excepcional y es completamente ajena a la situación del país. Pero lo cierto es que algunas veces la tormenta nos hace ver las cosas peor de lo que realmente están.