En los últimos ocho años hubo dos gobiernos que proyectaron una imagen totalmente opuesta en lo que respecta a la consideración hacia las personas adineradas. Por un lado, Cristina Kirchner priorizaba en su discurso a las clases bajas, mientras se presumía que Mauricio Macri iba a gobernar exclusivamente para los ricos.
La historia reciente y las cifras de la economía parecen contradecir algunos de estos supuestos, cuando de vehículos de alta gama se trata: si tomamos como referencia las cifras oficiales de la Asociación de Concesionarios de la República Argentina (ACARA), durante los últimos cuatro años de cada gobierno, hubo una diferencia a favor del considerado más popular de los dos.
Sin incluir marcas que aparecieron recién en los últimos años, como Lexus o Lotus, que por su bajo volumen de ventas no cambian la ecuación, durante los últimos cuatro años de Cristina (es decir tomando el acumulado de 2015 hasta septiembre para igualar la cantidad de meses de los que disponemos las cifras de 2019) se vendieron más unidades de marcas exclusivas que en el mismo periodo de Macri: 41.818 contra 36.257, respectivamente.
Vale aclarar que para hacer esta análisis tuvimos en cuenta las siguientes marcas: Mercedes-Benz (descontando los utilitarios Sprinter y Vito), BMW, Audi, Volvo, Alfa Romeo, Porsche, Ferrari, Jaguar, Land Rover y Mini. Todas se vendieron en los dos períodos completos.
Cabe recordar que el trato hacia este tipo de marcas fue bastante diferente por parte de cada gobierno. En los primeros años del segundo mandato de CFK la venta de autos caros se vio favorecida por el cepo al dólar ya que, quien disponía de aquella moneda podía cambiarla en el mercado paralelo casi al doble del valor del dólar oficial en los concesionarios. Esa maniobra casi desapareció con el entonces conocido como impuestazo, que terminó afectando también a modelos de marcas generalistas, provocando una gran caída general en las ventas. Por el lado del único periodo de Macri, con impuestos muchos más bajos desde el inicio y sin el cepo cambiario, la única justificación del pobre desempeño de los premium viene del lado de la difícil situación económica general y del altísimo valor que alcanzó el dólar, sobre todo en los últimos dos años.
El mejor período para las marcas más exclusivas resultó 2013, cuando sus ventas totalizaron casi 21.000 unidades contra las apenas 12.800 que se consiguieron bajo la dirigencia de Cambiemos.
Más allá de la posición ideológica de cada gobierno, es evidente que la situación para las marcas de modelos de altísima gama no fue fácil bajo ninguno de los dos mandatos. Quizá una de las explicaciones más acertada radica en la inestabilidad cambiaria por la falta de previsibilidad que caracterizó a los mercados argentinos a lo largo de las últimas décadas.
Cabe aclarar, que durante el último período (tomando siempre hasta septiembre de 2015) del kirchnerismo se comercializaron en total 2.961.260 vehículos, contra los 2.776.470 del mismo periodo del macrismo. Eso quiere decir que la venta de modelos premium en el primer caso representó el 1,4 por ciento de aquellas ventas, mientras que las de los últimos cuatro años fue del 1,3 por ciento.
Un tema no menos importante, y que también tiene algo que ver con la situación económica, es que muchas personas que cuentan con el dinero para comprar un vehículo premium, prefieren moverse con uno de marca generalista para evitar llamar la atención y así disminuir el riesgo de ser víctimas de la inseguridad.