Peligro: alérgicos al volante

Con el inicio del otoño vuelve un viejo enemigo de muchos: la alergia. Qué riesgos encierra a la hora de conducir y cómo minimizarlo.

Redacción Parabrisas

Comienza el otoño y el polen vuelve a aparecer en el aire afectando a muchas personas. Los alérgicos lo padecen y esto representa un problema importante a la hora de conducir, ya que unos ojos llorosos o una nariz que no para de molestar pueden provocar que se pierda el control del vehículo.

"Los alérgicos representan en carretera un claro riesgo al que nadie presta atención", dice el profesor de medicina Thomas Fuchs. "La nariz gotea, el conductor busca un pañuelo, se inclina y deja de prestar el 100 por ciento de su atención a la carretera", agrega.

Y es que los típicos síntomas de alergia -ojos llorosos, dificultad al respirar y nariz congestionada- pueden distraer de la carretera. Una serie de estornudos hace que el conductor instintivamente cierre los ojos y eso supone avanzar varios metros a ciegas. "Seguro que hay muchos accidentes originados por reacciones alérgicas", supone el alergólogo Fuchs.

Pero no sólo los estornudos son problemáticos. "Cuando uno tiene alergia al polen, los síntomas son parecidos a los de un resfriado", afirma el profesor Torsten Zuberbier, de la Fundación Europea para la Investigación de las Alergias. Los afectados, por lo tanto, tienen más problemas para concentrarse y se cansan más. La consecuencia puede ser quedarse dormido al volante un segundo. "Precisamente las actividades monótonas, como conducir, son las de mayor riesgo".

En principio, un alérgico al polen puede conducir normal, sin problemas, mientras tome la medicación adecuada. "Es como un diabético: si no se toma su medicación, se puede desmayar o marearse y hace que conducir sea peligroso", asegura Zuberbier.

Por ello es importante que la alergia se tome en serio y que se recurra a los medicamentos cuando sea necesario. Pero también es cierto que tomarlos puede limitar la capacidad para conducir. "Hay medicamentos que producen cansancio y que tienen efectos parecidos a los del alcohol", dice Zuberbier. Por ello hay que dejarse aconsejar por el farmacéutico o el médico y recurrir a los productos más modernos, que superan esos posibles efectos secundarios.

Lo mejor es que un médico a través de diversos tests dé con la terapia más adecuada. La alergia no sólo se trata con la medicación adecuada, sino a través de la hiposensibilización. Con ella, el paciente se acostumbra poco a poco al agente que desata la alergia y la reacción alérgica se reduce de forma duradera.

Hay otras medidas que ayudan, como la existencia de un filtro de polen en el coche, que ya está de serie en los modelos nuevos y que ayuda a que la ventilación sea perfecta. El filtro debe ser cambiado al año porque su vida útil es limitada. Todos los filtros deben ser limpiados al revisar el sistema de aire acondicionado.

Antes de emprender un viaje es aconsejable también informarse de la polinización, para lo que existen calendarios por época y zonas.

Los alérgicos son también muy sensibles a la luz, por lo que es importante que siempre tengan a mano en el coche unas gafas de sol. "Un destello repentino puede provocar una serie de estornudos", alerta Zuberbier. Precisamente en primavera, la temporada alta de polen, el sol suele estar muy bajo.

Para que el polen no entre al coche, las ventanas deben estar cerradas. Un cabrio es un coche tabú para un alérgico. Pero el polen pueden llegar al interior a través de las prendas o el cabello, por lo que es bueno dejar las chaquetas en el maletero y lavarse el pelo todos los días.

Si siente que la alergia le golpea fuerte debe renunciar a conducir durante ese tiempo. Y si a alguien le sorprende al volante un ataque de alergia, sólo se puede hacer una cosa: salir de la carretera en cuanto se pueda y esperar hasta que se encuentre de nuevo bien para conducir.

Fuente: DPA.