Vitor Esteban es un dentista brasileño de 31 años que a fines de 2017 comenzó a armar una réplica de un Ferrari F40, el clásico súperdeportivo de fines de los ochenta. Con partes de distintos autos, por ejemplo volante y palanca de cambios automática de un Toyota, fue armando su creación que por fuera imitaba al auto de la fábrica de Maranello.
Lamentablemente la inseguridad lo golpeó a Esteban, que tras sufrir un robo en su consultorio decidió poner el automóvil en venta antes de poder terminarlo, para recuperar el dinero. Publicó un anuncio en el que pedía 80.000 reales por el vehículo, unos 810.000 pesos argentinos al cambio actual. Pero Ferrari, que anda persiguiendo el creciente mercado de las “copias”, se enteró de esto y lo denunció, por lo que la policía de San Pablo secuestró el auto.
Si la justicia determina que la creación de Esteban es una copia del Ferrari F40, la policía deberá destruir el automóvil por infringir la ley de patentes. Ya son varios los casos de disputa de Ferrari por estos temas, e incluso también con clientes que le hicieron modificaciones a autos verdaderos de la firma italiana, como un hombre que transformó un Ferrari 360 Modena en una limusina. El caso más increíble es el del famoso DJ internacional DeadMau5, que personalizó un 458 Italia Spyder con ploteos de dibujos como el gato Nyan Cat, e incluso hasta reemplazó el logo del Cavallino Rampante, por lo que fue intimado por Ferrari Norteamérica a poner nuevamente el logo original.
Esteban declaró al sitio brasileño G1 que “lo de la Ferrari fue un sueño infantil, inocente, no imaginé que sucedería esto. Lo tomé como un desafío personal, que me llevó mucho tiempo y dinero”. El auto lo construyó desde cero con chapas cortadas en el fondo de su casa y repuestos de distintos automóviles comprados en subastas. La publicación de la venta de la “Ferrari” la sostuvo apenas dos semanas en internet, hasta que terminó vendiendo su consultorio odontológico.
En tanto el abogado Mauricio Ariboni, representante de Ferrari en Brasil, dijo que hace dos años que Ferrari persigue las copias que son puestas en el mercado. “Ya identificamos casos como este – manifiesta Ariboni – el problema principal es que intentan comercializar la marca, que tiene derechos exclusivos de uso”.
