El 31 de mayo fue elegido por la Organización Mundial de la Salud como el Día Mundial Sin Tabaco. Esta fecha es la dedicada a generar conciencia sobre los efectos dañinos que genera el consumo de tabaco en cualquiera de sus formas, entre las cuales aparece la exposición al humo de tabaco ajeno. El claro objetivo de esa jornada y, por supuesto, de las organizaciones que la impulsan, es disuadir a la población para abandonar este peligroso hábito. Este año el lema elegido es “El tabaco y la salud pulmonar”.
Fumar es una costumbre muy arraigada en las sociedades modernas, aunque en muchos países, incluyendo el nuestro, las normas que intentan limitar esa acción en los lugares públicos van ampliando los espacios libres de humo de tabaco, generando satisfacción entre el público no fumador y bronca entre los fumadores.
Pero en el ámbito privado no hay normas que valgan, más allá de las que nacen del sentido común. El auto es uno de ellos y el que amerita nuestra pregunta: ¿Por qué es peligroso fumar en los vehículos? Manejar un vehículo implica tomar con ambas manos el volante. Por eso, llevar un elemento en una de las manos mientras se opera ese comando puede, eventualmente, complicar la resolución de una maniobra. Pero si ese elemento es un cigarrillo se pueden generar distracciones causadas por situaciones específicas tales como, por ejemplo, el salto de una chispa hacia el interior, el humo que ingresa en los ojos del conductor o la caída de la colilla en el habitáculo.
Además, en un espacio tan reducido y poco ventilado como el interior de un auto, el humo del cigarrillo también genera una alta concentración de partículas que pueden provocar problemas adicionales. Tanto es así que en España están analizando la posibilidad de prohibir fumar en los autos aunque viaje una sola persona (VER NOTA).
En Argentina
Para saber más sobre este tema consultamos a los especialistas de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC). La doctora Marita Pizarro, médica de amplísima experiencia y gran formación en especialidades directamente relacionadas con esta temática, es codirectora ejecutiva de FIC Argentina y asegura que: “La epidemia del tabaquismo es un problema internacional con devastadoras consecuencias sanitarias, sociales, económicas y ambientales. En la Argentina, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR 2018), el 22 por ciento de la población adulta consume tabaco y la edad de inicio se sitúa entre los 12 y 15 años. Esta epidemia es responsable de más de 44.000 muertes al año en nuestro país.”
Por supuesto, es un panorama desolador que habla claramente de las malas costumbres que nuestro país todavía no puede erradicar. Para enfrentar este problema, “... es necesario fortalecer las políticas de control de tabaco vigentes como la prohibición de publicidad, patrocinio y promoción de productos de tabaco que actualmente está regulada de forma parcial por la ley nacional de control del tabaco (26.687 vigente desde 2011). Esta regulación parcial habilita a las empresas de cigarrillos a explotar los canales no alcanzados por la normativa. A su vez, es indispensable avanzar con la implementación de otras medidas, como el aumento del precio (vía impuestos) a los productos de tabaco.”, asegura la doctora Pizarro.
Pero como ya sabemos, los problemas del tabaco no afectan solamente al fumador, sino que también generan inconvenientes en quienes comparten el ambiente con quien fuma.
“El humo de tabaco contiene altas concentraciones de partículas tóxicas, químicos y venenos que provocan daño tanto al que consume como a las personas expuestas.”, dice la especialista. Y agrega: “Los niños, las mujeres embarazadas y las personas con enfermedades crónicas son los más vulnerables a sus efectos dañinos. En relación con los riesgos en los adultos, la exposición al humo de tabaco aumenta un 30 por ciento el riesgo de enfermedad coronaria; entre un 25 y 30 por ciento el riesgo de cáncer de pulmón e incrementa también el riesgo de accidente cerebro vascular y de enfermedades crónicas respiratorias, entre otras. En los niños y recién nacidos, la exposición al humo se relaciona con bajo peso al nacer, con un aumento en dos a cinco veces de riesgo de muerte súbita del lactante y 40 por ciento de riesgo de padecer asma, entre otras.”
Es necesario destacar que no existe un “nivel seguro” de exposición al humo de tabaco ajeno para no enfermar: la normativa que establece los ambientes libres de humo (ALH) es indispensable para proteger la salud. En tal sentido la doctora Pizarro asegura: “Los ambientes ciento por ciento libres de humo de tabaco no sólo garantizan la protección de la salud de las personas sino que además tienen un rol modélico positivo para niños, niñas y adolescentes ya que desnaturalizan la conducta de fumar y desincentivan el inicio al consumo. Dicha medida es parte del paquete de intervenciones más eficaces para controlar la epidemia del tabaquismo.”
Exposición al humo
Respecto a la legislación vigente en la Argentina la codirectora ejecutiva de FIC Argentina sostiene que: “En nuestro país, a pesar del avance en la legislación que establece la implementación de ambientes ciento por ciento libres de humo de tabaco en todos los espacios cerrados de acceso público y lugares de trabajo, la exposición al humo sigue siendo muy alta. Así lo reflejó la ENFR de 2018: dos de cada diez adultos está expuesto al humo ajeno en bares, restaurantes y lugares de trabajo. Estas cifras muestran que es necesario que el Estado garantice una adecuada implementación y fiscalización de los espacios libres de humo de tabaco.”
Para tratar este problema la comunicación es fundamental. Y así lo manifiesta la doctora Pizarro: “Es prioritario difundir los riesgos de la exposición al humo cualquiera sea el contexto o lugar: hogar, lugar de trabajo, espacios públicos, autos, etcétera. En los ambientes cerrados la concentración del particulado del humo es alta y más aún en espacios pequeños. En los autos, por ejemplo, numerosos estudios han demostrado que no es suficiente la apertura de las ventanillas para evitar el riesgo ya que el humo contamina con altas concentraciones de partículas el interior del vehículo. Sin embargo, y dado el incumplimiento de la normativa actual, antes de avanzar con medidas más acotadas como la prohibición de fumar en autos, es necesario garantizar, previamente, el cumplimiento de las políticas de control del tabaco vigentes y avanzar en su fortalecimiento.”
El hábito de fumar es difícil de entender para los que no lo tienen. Aquellos que no fuman no comprenden por qué alguien se expone voluntariamente a algo que le hace mal y que también afecta negativamente a quienes lo rodean, incluyendo entre estos sus afectos más preciados. Es una costumbre que muchos gobiernos intentan desalentar, pero también es una conducta muy arraigada, tanto que muchos la califican como un vicio de los peores.