Cuando a principios de 2010 Volvo pasó a manos de la empresa china Geely (la más grande de ese país), un cúmulo de duda se instaló sobre el futuro de la marca sueca. La realidad que en ese momento vivía la que por entonces era una de las marcas del grupo Ford, y el prejuicio que acompañaba a la industria automotriz del gigante asiático, hacían suponer que los días de los modelos de la casa sueca tal como los conocíamos estaban contados. Pero los nuevos dueños decidieron mantener los clásicos parámetros de la marca y reforzarlos: muestra de ello es que el año pasado Volvo compró la filial sueca de Pininfarina, la tradicional empresa italiana de diseño, operación que puede representar una apuesta fuerte para el futuro de la escandinava.
En nuestro país Volvo revivió a partir de finales de 2010 cuando el sacudón económico internacional bajó su intensidad y les permitió a las terminales acomodar sus negocios.
Uno de los primeros modelos que arribó fue el nuevo C30, luego se sumó el XC60 y, finalmente, el S60, un auto de gran calidad y una excelente respuesta deportiva. La oferta actual se divide en dos opciones, Pack3 (desde 66.000 dólares) y R Design (desde 77.000 dólares), aunque también aparecen versiones intermedias “configuradas en fábrica” con características especiales, como la que analizamos en estas líneas: es un Pack3, pero con sistema Blis (control de ángulo ciego), butacas calefaccionadas y llantas de aleación de 18”, cuyo valor asciende a 75.000 dólares.
No obstante, en breve, los importadores de Volvo lanzarán una versión más accesible con motor de 240 CV a un precio estimado de 60.000 dólares.
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