Hyundai Tucson Full Premium 4x4 AT CRDi

Por Alejandro Cortina Ricci - La nueva generación del SUV más exitoso de la marca en nuestro país, se destaca por la respuesta y el rendimiento del impulsor Diesel, motorización que solo se ofrece con tracción integral y caja automática. Buena calidad percibida, aunque el precio es elevado. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Pasó poco más de un año desde que viajáramos a Chile para conocer la tercera generación del Tucson. Por aquel entonces, la filial local no tenía certeza de traer al país la variante “gasolera”, ya que las fuertes cargas impositivas que afectaban a los modelos importados, no propiciaban el mejor escenario para ser competitivos.

Sin embargo, con un panorama más alentador para los vehículos “extrazona”, a mediados de 2016 comenzó a comercializarla en variantes 4x2 y 4x4, con el conocido motor naftero 2.0 MPi de 155 CV (con caja manual ó automática de seis velocidades), y con el propulsor turbodiésel 2.0 CRDi de 185 CV -disponible únicamente con tracción integral- que pusimos a prueba en esta ocasión.

El lápiz de Peter

Diseñada en Alemania y fabricada en Corea del Sur, en esta nueva generación del modelo más vendido por Hyundai en la Argentina se advierte un salto cualitativo en cuanto al diseño.

Allí se ve la influencia del ex Audi, Peter Schreyer, hombre encargado de trazar las líneas de los modelos de Kia y Hyundai desde 2008, quien impuso el concepto “Fluidic Sculpture” para esta última terminal.

Contornos deportivos y una prominente parrilla frontal hexagonal en combinación con ópticas rasgadas que incorporan tecnología de leds, dan forma a este renovado SUV que, sin duda, ganó en atractivo. Al compartir plataforma con la Kia Sportage probada en esta edición de Parabrisas, las dimensiones de la carrocería son prácticamente iguales: mide 4,47 metros de largo, 1,85 m de ancho y 1,65 m de alto, mientras que la distancia entre ejes es de 2.67 metros.

Respecto de su antecesor, es 7 cm más largo y 3 cm más ancho, como así también la distancia entre ejes, que se incrementó 3 centímetros. Estas cotas hablan de un interior espacioso y confortable, decorado con materiales de calidad y buena manufactura. El panel de a bordo es moderno y allí se aloja una moderna pantalla táctil con GPS, mientras que el instrumental (con ambientación lumínica azulada) junto con el enorme techo panorámico armonizan el ambiente. La posición de manejo ideal se puede encontrar con facilidad, ya que tanto el cojín de la butaca como la columna de dirección ofrecen ajuste en altura y profundidad.

Atrás hay espacio para que tres pasajeros viajen cómodos (el túnel de la transmisión puede penalizar el lugar para las piernas de quien viaje en la plaza central): todos dispondrán de tres cinturones inerciales de tres puntos con la misma cantidad de apoya cabeza, además de tener la posibilidad de reclinar los respaldos, que son abatibles 60/40. El baúl, en tanto, ofrece 488 dm3 de capacidad y cuenta con rueda de auxilio del mismo tamaño que las titulares.

Casi en soledad

En un mercado donde hay cada vez mas SUV (compactos y medianos), son pocas las terminales que ofrecen motorizaciones diésel. De las “generalistas”, en nuestro país, salvo la Chevrolet Captiva (con tres filas de asientos y motor de 184 CV Diesel) el Tucson es el único modelo que bajo el capó equipa este tipo de propulsores. Se trata del conocido “dos litros” CRDI con turbo e inyección directa, que gracias a pequeños ajustes ahora eroga 185 CV de potencia y entrega 41 kgm entre las 1.750 y 2.750 rpm (antes desarrollaba 184 caballos y entregaba 39 kgm de par máximo entre las 1.800 y 2.500 rpm).

Aclarado esto, podemos decir que conserva su buena respuesta y ganó levemente elasticidad. Trabaja asociado con una caja automática de seis velocidades con convertidor de par, cuyo desempeño es adecuado y sólo se advierte un leve patinamiento si se acelera bruscamente.

No dispone de levas en el volante, aunque ofrece un modo secuencial que permite llegar al corte de inyección sin retener el cambio. La selectora es cómoda y su accionamiento, suave. Durante nuestras pruebas, el Tucson “gasolero” registró una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,4 segundos, mientras que alcanzó una velocidad máxima de 201,2 km/h. En cuanto al rendimiento, el promedio arrojó unos correctos 12,6 km/l, aunque en ciclo urbano, la marca es un tanto baja: poco más de 9 km/l. Como ocurría con la generación anterior, una de las principales características del Tucson es su agradable confort de marcha.

Dinámicamente las suspensiones (independiente multilink atrás) ofrecen un adecuado equilibrio entre ciudad y ruta: en la primera copia bien las irregularidades del terreno, mientras que en la segunda, cuando se toman curvas en alta velocidad la carrocería nunca pierde el apoyo: de hacerlo, instantáneamente entra en acción el ESP. La respuesta de los frenos es lógica, aunque con distancias de frenado algo prolongadas.

Cabe destacar que esta versión diésel se ofrece únicamente con tracción integral inteligente (4WD). Se trata de un actualizado sistema denominado ATCC que, en condiciones normales, mantiene el vehículo conectado con tracción simple (delantera), pero si detecta que una de las ruedas necesita mas torque, inmediatamente activa la tracción 4x4: también puede bloquearse para que el sistema envíe siempre la misma cantidad de potencia a cada eje. Sin duda es muy útil para animarse a salirse de los caminos tradicionales, pero de ninguna manera para aventurarse en un uso off-road extremo, ya que no cuenta con caja reductora.

Aires premium

Encontrar rivales directos para el Tucson diésel en el mercado local no es una tarea sencilla, salvo por la Chevrolet Captiva que, con una configuración de tres filas de asientos, se ofrece a un precio muy competitivo: $ 783.000 (unos 50.000 dolares). Esta variante tope de gama de Tucson es bastante mas cara. Cuesta 59.400 dólares, pero ofrece, de serie, una destacada dotación de equipamiento. La garantía es de tres años o 100 mil kilómetros.

FICHA TÉCNICA - HYUNDAI TUCSON