La industria automotriz estadounidense ha sabido atrapar a los amantes de la velocidad desde hace ya varias décadas con autos deportivos de ensueño. En los albores de los ‘60 nacieron el Ford Mustang y el Chevrolet Camaro, dos modelos que comenzaron a alimentar una de las rivalidades más apasionantes en el mundo del automóvil, a tal punto que cada nueva generación de uno de ellos era una suerte de declaración de principios que el rival debía superar.
Básicos:
Velocidad máxima: 258,7 km/h / Potencia: 492 CV / Consumo promedio: 7,6 km/l / Precio: $ 95.631.700
Diseño/aerodinámica (✭✭✭✭): Esta actualización le sienta bien y pese a la modernidad no perdió su esencia. Gran respuesta aerodinámica de la carrocería y buena aislación acústica de la cabina.
Confort/espacio interior (✭✭✭): Es un auto muy bajo: el ingreso requiere de cierto esfuerzo y las plazas traseras son simbólicas. La posición de manejo es óptima.
Motor/prestaciones (✭✭✭✭): Cada mejora que recibe el Coyote V8 es bienvenida. Su respuesta es contundente y el sonido de los escapes, sencillamente encantador. El gasto de combustible en ciudad es excesivo.
Los más: Diseño • Comportamiento dinámico • Prestaciones • Equipamiento/tecnología.
Equipamiento/instrumental (✭✭✭✭): Ahora el instrumental es 100% digital y ofrece muchísima información sobre el vehículo. La dotación de confort es muy completa.
Suspensiones/dirección (✭✭✭1/2): Aunque es un vehículo pesado y con ruedas anchas, no es tan duro como podría suponerse. La dirección puede ajustar su firmeza. El radio de giro es bastante amplio.
Transmisión/caja (✭✭✭✭): La caja de 10 velocidades responde muy bien en todo momento: tiene levas al volante y modos secuencial. No se ofrece versión manual en Argentina.
Los menos: No tiene rueda de auxilio • Sin opción manual • Consumo • Precio.
Seguridad/frenos (✭✭✭✭): Muy bien equipado en este rubro y la respuesta de los frenos es muy eficaz ante las exigencias.
Precio/garantía (✭✭1/2): Es costoso y la garantía de tres años podría ser mejor tratándose de este modelo.
Aunque no fueron los únicos modelos que se aferraron a las almohadas de cualquier persona que alguna vez haya soñado con tener una cupé americana en su garaje, en un segundo plano (pero conceptualmente con el mismo propósito) Dodge aportó su legado con los modelos Challenger y Charger. Éste último incluso tuvo su momento de gloria en la pantalla chica con la recordada serie “Los Dukes de Hazzard”.
Pero los tiempos cambian y desde hace dos años el Ford Mustang es el único representante viviente de ese linaje de autos deportivos americanos: en 2023, tanto Chevrolet como Stellantis dejaron de producir los Camaro y Challenger/Charger, respectivamente, allanándole el camino al icónico “pony-car” de la marca del óvalo, cuya nueva generación pasó por las manos de Parabrisas.
Mantener la esencia
Actualizar un modelo tan icónico como el Mustang debe haber implicado un sinfín de cuestionamientos para las áreas de ingeniería y diseño de Ford: no es tarea sencilla modernizar un vehículo de este calibre conforme a los tiempos que corren sin perder el ADN original.
En este sentido podemos decir que esta séptima generación superó la prueba: los nuevos trazos del “pony-car” del óvalo seducen por sus cortes más rectilíneos y la agresiva imagen que genera su nueva trompa, con los faros full led más rasgados.
Las llantas también lucen un nuevo diseño, acorde con el cambio generacional, al igual que la parte trasera, en la que se destaca el singular corte en “v” de las luces que invaden el portón trasero y le imprimen mucha personalidad.
Por dentro es muy atractivo, pero a más de un purista le debe “retorcer las tripas” el avance tecnológico en el instrumental: adiós relojes analógicos; ahora es todo 100% digital y la central multimedia con pantalla de 13,2 pulgadas está integrada con un tablero de 12,4” que puede modificar su aspecto entre varias vistas, incluso emulando el instrumental de generaciones anteriores. En cuanto a la conectividad, el sistema SYNC4 de Ford permite espejar dispositivos móviles de manera inalámbrica y la calidad de imagen de la pantalla es excelente.
Hablando de tecnología, uno de los nuevos “chiches” del Mustang es una aplicación denominada “Track Apps” que permite medir distintos parámetros de prestaciones en pista y además incorpora una evolución de la conocida función Line Lock que bloquea las ruedas delanteras y libera las traseras para “quemar los cauchos” en el lugar, con la que se puede hacer drifting de manera más segura: cabe destacar que el freno de mano es eléctrico pero con palanca, un combo ideal para realizar este tipo de maniobras en un circuito.
Fiel a su estilo, la posición de manejo es muy baja pero óptima gracias a las diversas regulaciones tanto de la columna de dirección como del cojín, en tanto que las butacas delanteras son muy cómodas y cuentan con calefacción y refrigeración.
El punto negativo es que, al no contar con un soporte automatizado que acerque el cinturón de seguridad a los hombros, colocárselo es bastante incómodo a pesar de disponer de un ojal sobre la parte superior de la butaca. Como toda cupé 2+2, el espacio trasero en el Mustang es simbólico: en esos asientos sólo caben niños para ser transportados durante un tiempo acotado, o bien algún que otro equipaje de mano.
El baúl, por su parte, ofrece 382 litros de capacidad: un volumen digno de ser sacrificado para colocar una rueda de auxilio del mismo tamaño que las titulares, ya que este modelo no cuenta con una y, en su lugar, trae un kit de reparación con compresor.
Ronquido hipnótico
Levantar el capó de un Mustang es algo sencillamente sensacional: el sólo hecho de ver la presentación del imponente V8 genera una adrenalina sin igual antes de ponerlo en marcha.
Mantiene el conocido motor Coyote de cinco litros de cilindrada, aunque ahora este bloque entrega 492 CV de potencia (antes, 466 CV) y 56,6 kgm de par (58 kgm el anterior), valores a los que llega girando a 7.000 rpm y 4.250 rpm, respectivamente.
Como siempre, tiene tracción trasera, y en nuestro país sólo se vende con una caja automática de diez velocidades (con levas al volante y modo secuencial) que marida a la perfección con este propulsor normalmente aspirado que utiliza un sistema de inyección dual: puede ser directa, indirecta o la combinación de ambas, según lo disponga la central electrónica.
Las prestaciones hablan por sí solas, aunque curiosamente no distan demasiado de su antecesor pese a incrementar notablemente la potencia. El nuevo Mustang GT acelera de cero a cien en 4,7 segundos y la velocidad máxima está limitada (medimos 258,7 km/h), en tanto que para pasar de 80 a 120 km/h –situación propia de un sobrepaso en ruta– necesita apenas 2,9 segundos.
A quien se compre este auto difícilmente le preocupe cuánto combustible gasta, pero en nuestra evaluación no podemos omitir este dato ya que, como es de imaginar, ¡te come vivo!. Medimos un rendimiento promedio de 7,6 km/l, en el que contribuye de manera negativa y decidida su performance en ciudad, ámbito en el que tras realizar diversas mediciones jamás superó los 4,5 kilómetros por cada litro de combustible. A 120 km/h el rendimiento es de unos razonables 8,4 km/l, mientras que circulando a 90 km/h el bolsillo “respira” (no mucho) al ritmo de 12,2 km/l.
Manejarlo es pura diversión y cada usuario puede escoger entre los distintos modos de manejo disponibles que más se adapte a su gusto (Normal, Sport, Resbaladizo, Pista y Pista de Carreras) para despertar su sentido más lúdico.
Eso sí: desde estas páginas invitamos a hacerlo en un entorno cuidado, como puede serlo durante un track day en un autódromo con las normas de seguridad pertinentes. Y no es para menos, porque estamos hablamos de una fiera salvaje de casi 500 CV con tracción trasera, que pese a contar con variados dispositivos para asistir al piloto, no hay mucho que hacer si se sobrepasan los límites de la física...
Es un vehículo naturalmente duro, aunque no del todo áspero para el uso diario, ya que las suspensiones mantienen el esquema de ruedas independientes y cuentan con unos amortiguadores Magne Ride que modifican su dureza mediante un novedoso sistema de “detección de baches” que se sirve de varios sensores que leen el camino de manera permanente y envían una señal al amortiguador.
Esto evita impactos innecesarios, mejora la tenida del vehículo y hace que el Mustang GT entregue una respuesta dinámica muy buena, en la que también participa la dirección, que puede ajustar su dureza desde el panel de configuraciones (Normal, Confort y Deportiva). En contrapartida, y teniendo en cuenta también las dimensiones del vehículo, el radio de giro es bastante limitado.
Por último, aunque no menos importante, toda la preparación que tiene este modelo también hace gala de un eficiente sistema de frenos con el sello de Brembo que permite detener a esta bestia de 1.911 kilos de manera extraordinaria: en la pista de pruebas, desde 100 km/h a cero necesitó unos escuetos 42,8 metros.
Siempre exclusivo
En términos de seguridad, el nuevo Mustang GT Performance es el más sofisticado de una historia que lleva escrita sesenta años. A los siete airbags, controles de tracción y estabilidad, asistente de arranque en pendiente y sensor de monitoreo de presión de neumáticos, entre otros, agrega un completísimo paquete de asistencias a la conducción, al que Ford denomina Co-Pilot 360.
Este incluye asistente de mantenimiento y centrado de carril, encendido automático de luces altas, control de velocidad crucero adaptativo con Stop&Go, alerta de colisión frontal, asistente de frenado autónomo con detección de peatones/ciclistas, asistente de maniobras evasivas, sistema de información de punto ciego con alerta de tráfico cruzado y el mencionado sistema de detección automática de baches.
Asimismo, en términos de conectividad, mediante la app Ford Pass el nuevo Mustang permite reservar turnos para el servicio desde un teléfono inteligente, chequear el estado general del vehículo, bloquear y desbloquear puertas, encender el vehículo de manera remota e incluso programar el encendido.
Lógicamente, este emblema de la deportividad ha sido siempre un verdadero objeto de deseo, y su precio sigue siendo muy elevado pese a que recientemente (a comienzos de febrero), la marca del óvalo redujo su precio tras los cambios impositivos anunciados por el Gobierno Nacional.
Entonces, el Mustang V8 GT Performance bajó de 117 a 95,6 millones de pesos, pero este mes volvió a subir a $ 98.692.740, costando prácticamente el doble de lo que vale una variante similar en los Estados Unidos, su país de origen.
Claro que no hay un rival directo para trazar comparaciones, y en este aspecto Ford sabe que caza en el zoológico, teniendo el privilegio, además, de contar con el último representante de una legión que parece a punto de extinguirse ante la nueva moda: la electromovilidad.
FICHA TÉCNICA FORD MUSTANG GT PERFORMANCE: