Así probábamos a la Chevrolet C10 Silverado

Recordamos el test realizado en la edición de junio de 1986 de Revista Parabrisas a la legendaria pick-up de la firma del moño luego del regreso de la marca a la Argentina. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Luego de varios años de ausencia en el mercado, Sevel produjo el relanzamiento de la pick up Chevrolet que a empresa produce en Córdoba. Parabrisas contó con una unidad y brindamos los resultados de las pruebas.

Antes que nada es imprescindible dejar aclarado que éste no es un road-test, sino, como anuncia la volanta, una "evaluación" de la pick-up Chevrolet C-10 Silverado.

¿Por qué esta aclaración? Por la simple razón de que analizar un vehículo de este tipo (utilitario y de trabajo) requiere una adaptación mental y práctica. Que la rueda de auxilio de un automóvil de pasajeros alojada en su lugar haga ruido en el empedrado es molesto y hasta inadmisible, pero que eso mismo suceda en una pick-up, aunque igualmente molesto, no hace al fondo de la cuestión debido a que el comprador busca otro tipo de satisfacciones.

Chevrolet C-10 Silverado

Por consiguiente al encarar la crítica de esta unidad no se utilizará el sistema de los veinte rubros con puntaje final. Limitaremos nuestra función a las apreciaciones (positivas y negativas) que al cabo de unos 5.000 kilómetros acumulamos en el "cuaderno de test".

Ayer "Brava", hoy Silverado

Desde el punto de vista aerodinámico, las pick-ups (o chatas para la gente de campo) tienen grandes limitaciones. Dentro de esas trabas, la resolución final de la Chevrolet C-10 es aceptable en lo referente a la fluidez de líneas laterales, inclinación de parabrisas, etc. La trompa, por razones obvias, se asemeja a una pared, pero es inevitable. Al menos, hasta el día de hoy, no se conocen unidades producidas con mejor penetración.

El diseño es agradable aunque las pick-ups no se diferencian demasiado entre sí. La versión Silverado (equipo completo) viene en dos tonos y la entregada a Parabrisas era blanca con los zócalos azules oscuros. El habitáculo es amplio, cómodo, con paneles de puerta bien tapizados, apoyabrazos a la altura ideal y un asiento poco anatómico pero que cumple su función de albergar tres y hasta cuatro pasajeros. Lo que no se llega a comprender con exactitud, una vez sentado al volante, es por qué no han mejorado la posición de manejo.

El volante (de aro muy fino y grip poco agradable) está ubicado muy cerca del conductor y dificulta la maniobra de lograr una correcta ubicación en el puesto de comando. La solución era fácil: acortar la barra de dirección y levantar unos tres centímetros el volante para evitar que al tomar posición, las piernas rocen contra la parte inferior del aro. Esto no comprometería para nada el accionamiento de la palanca selectora de cambios, y todos felices...

Chevrolet C-10 Silverado

Los comandos están al alcance de la mano (no así el cenicero y el encendedor, que forman un conjunto) y son efectivos. El instrumental completo, como nos gusta: con aguja. A la izquierda se ordenan presión de aceite, amperímetro, reloj y temperatura de agua. A su lado el velocímetro (muy preciso) con odómetro totalizador (no parcial) y el medidor de nivel de combustible, más las luces de freno de mano, nivel de líquido de freno y cebador.

En el centro del tablero los comandos de calefacción y aire acondicionado (de muy buen funcionamiento y compresor rotativo Harrison, USA) y la radio AM-FM-pasacasete de buena calidad y recepción, con la que colaboran dos parlantes bien ubicados. Los cinturones de seguridad de los ex-t remos son de bandolera combinada e inerciales, en tanto el central es de cintura por falta de sitio adecuado para un anclaje completo. La visibilidad por el espejo retrovisor es buena y los exteriores (inmensos) son eficaces aunque el de la derecha podría ser angular para ampliar el panorama.

Las escobillas de limpiaparabrisas se manifestaron adecuadas para altas velocidades (120-130 km/h) y cuentan con un sistema digno de ser imitada incluso en automóviles de pasajeros: el agua del lavaparabrisas no sale por los convencionales "sapitos" sino que asciende por un conducto que lleva el líquido a través del brazo con salida a la altura de la goma de la escobilla. Diez puntos.

Respecto del confort de marcha, la Chevrolet es famosa desde los tiempos de "La Brava". Obviamente, los compradores de pick-ups están divididos al más típico estilo Turismo Carretera de antaño entre fordistas y chevroletistas. Cada uno tiene sus argumentos. Pero lo que nadie niega es el "andar" de Chevrolet y la suavidad de marcha de su motor de 250 pulgadas cúbicas, seis cilindros.

Chevrolet C-10 Silverado

Ese aspecto positivo de la suspensión no sólo se manifiesta en los caminos de campo a medio cargar, también se nota en calles empedradas de este destrozado Buenos Aires sin necesidad de tirarle un par de bolsas de arena en la caja para evitar los rebotes del tren trasero. Es casi un auto y hasta se podría asegurar que algunos autos nacionales de la década del '70 salen perdidosos en la comparación.

Maniobrable, veloz y austera

La dirección hidráulica hace que la maniobrabilidad de la C-10 sea estupenda y hasta logra neutralizar parcialmente la mala ubicación del volante con respecto al asiento. En la Silverado la maniobra de estacionamiento es un juego de niños (si se calcula el tamaño del vehículo, por supuesto) pero no debe suceder lo mismo con la versión que carece de dirección servoasistida. Hablar de velocidad final en una pick-up parece una incoherencia, pero se sabe que muchos de los que utilizan este tipo de vehículos para el trabajo de campo o ciudad, cuando salen a la ruta (de vacaciones, por ejemplo) suelen ser veloces conductores que crucerean 120-130 km/ h si las condiciones lo permiten.

El valor de 145,250 km/h que nos dio el Correvit-L de Leitz como promedio de pasadas en sentidos opuestos es más que suficiente para una unidad de tipo utilitario. Lo importante, de todos modos, es que a 130-140 km/h la tenida en ruta es muy buena (gomas Firestone F-300 radiales mediante). Si debe viajar con lluvia, no hay problemas en crucerear 110 km/h si el conductor es experto.

Chevrolet C-10 Silverado

Ídem para las cifras de aceleración. Las relaciones de caja, adecuadas para un vehículo de carga, le proporcionan buena "salida de abajo" y de esa forma llega de 0 a 100 km/h en menos de 17 segundos. También es ágil para el "sorpasso" de 80 a 120 km/h. Para mejor aprovechamiento de la potencia, se recomienda tirar la 1a hasta los 30 km/h y la 2a aproximadamente 90-95 km/h. A partir de allí, la directa (3era) se muestra con una salud a toda prueba, sobre todo cuando abre la segunda boca del carburador.

El motor es de funcionamiento suave, sin vibraciones y sumamente elástico a todo régimen (a 30 km/h en directa no manifestó tironeos). El consumo, uno de los puntos donde se pone más énfasis, ha demostrado ser adecuado para un motor de 4.100 cm3 montado en un vehículo de carga (hasta 750 kg). En ciudad, pleno circuito urbano, fue donde necesitó más combustible para recorrer 100 kilómetros: 20,04 litros. Esos valores bajan considerablemente en ruta (un 18 por ciento) y en un recorrido mitad ruta, mitad ciudad alcanza a 19,12 litros. Lógicamente, a velocidades constantes del orden de los 140 km/h, el consumo supera los 20 litros cada cien kilómetros.

La transmisión no mostró flaquezas. El embrague acopla con suavidad aunque el pedal es algo duro. La palanca de cambios es precisa pero el sistema de anclaje al varillaje (un perno) no es muy confiable. Tiene tendencia a salirse.

La tenida en ruta, como establecimos, es muy aceptable y más coherente para un auto que una pick-up. Las gomas de banda de rodamiento ancha de construcción tipo radial y el conjunto de suspensiones delantera y trasera logran este tan ansiado efecto que brinda confort y sobre todo seguridad. Las mismas virtudes se manifiestan al doblar en curvas veloces, donde el comportamiento de la C-10 es de una nobleza destacable.

Chevrolet C-10 Silverado

Con carga (al 50 por ciento: 375 kilos) las performances cambian. No tanto en velocidad final -obtuvimos valores similares- como en aceleración. Al momento del arranque desde "cero", largado el embrague, los casi cuatrocientos kilos hacen notar su presencia en la caja, aunque paralelamente mejoran aún más la tenida en curva y direccional.

En la prueba de sobrepaso (80 a 120 km/h) las diferencias entre el vehículo vacío y cargado fue de apenas 2,61 segundos, lo que habla a las claras de la potencia del motor a ese régimen en directa.

Sin polvo, sin ruidos

Uno de los puntos críticos de los autos nacionales fue siempre la estanqueidad. O entra agua con lluvias torrenciales en plena ruta (generalmente por algún resquicio a la altura del pie que comanda el acelerador), o entra polvo en caminos guadalosos de la provincia de Buenos Aires.

La Chevrolet nos sorprendió gratamente. Ni agua. Ni tierra. La hermeticidad es tal que cuando el aire acondicionado está funcionando se hace difícil cerrar la puerta si no se abre un centímetro la ventanilla correspondiente. Es una caja fuerte, algo que también deben envidiarle a la Silverado algunos modelos que produce la industria nacional.

Chevrolet C-10 Silverado

La terminación, en general, es cuidada considerando que evaluamos una pick-up. Sólo los detalles mínimos (algunas soldaduras, rebabas, etc.) son blanco de las críticas. Pero los paneles de puerta, los tapizados, el cierre del portón trasero y muchos otros ítem, salen airosos del análisis. Discutible, en cambio, el agregado del "babero" delantero a modo de deflector (similar al del modelo americano), construido en plástico. Apenas se baja del camino y se transita por el medio del campo los arbustos y malezas lo quiebran invariablemente. Si bien tiene sus razones desde el punto de vista aerodinámico, no es práctico para nuestros caminos ni para el uso que se aplica a este tipo de vehículos.

Algunos de los consultados, dedicados a la explotación agrícola - ganadera de la zona de Pergamino, coincidieron en que el precio es alto (más de 16.000 australes). Para otros, el equipo con que viene provista compensa las diferencias.

De todas formas, el mercado de las pick-ups está muy deprimido debido a la situación del campo. Pocos son los que una vez cobrada la cosecha pueden pensar en cambiar la unidad. Dentro de esa recesión, los directivos de Sevel aseguran estar conformes con el segmento que les corresponde.

En síntesis, una versión muy mejorada de aquella "Brava" que supimos conocer. Algo más cara que su rival, con buen equipamiento y una evidente robustez y agilidad mecánica, acompañada de frenos efectivos y segura tenida en ruta.

OTROS DATOS

Motor: 4.1 con seis cilindros y 130 CV

Transmisión: Manual de tres marchas

Velocidad máxima: 142,25 km/h

Aceleración 0-100 km/h: 16,6 segundos

Consumo en ruta: 20,04 litros/100 km/h

Consumo promedio: 19,1 litros/100 km/h

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