Así probábamos el Jeep IKA

Recordamos la prueba de manejo del JA-3UB, producido por Industrias Kaiser Argentina. El test pertenece a la edición de junio de 1966. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Por fin le tocó el turno al famoso "petiso de los mandados...". El Jeep IKA ha sido testeado por nuestra gente, con buen resultado

Van a cumplirse diez años desde la aparición del primer vehículo producido en serie en nuestro país, y la mitad de ese tiempo de la salida de la revista PARABRISAS. Estos dos hechos nos han llevado a contraer una deuda con nuestros lectores, deuda que pagamos ahora y con mucho gusto.

Es el Road Test del Jeep actual, que es el desenvolvimiento y la modernización de aquel otro famoso vehículo que en la última guerra mundial llegó a adquirir categoría de épico y que pasará a la historia como un prototipo de su clase, tal como la ametralladora Spandau o el avión Spitfire. Ahora, sin los colores de guerra, con más confort y menor sentido bélico, y luego de llenar una necesidad de transporte personal, durante muchos años, ha tomado su verdadera característica que le dio nombre genérico: propósito general.

Estética

Hay cosas que gustan y otras que no. De las que gustan, las hay que son feas, sobre todo en automovilismo. Eso los argentinos lo sabemos muy bien. Como automóvil, juzgando con criterio estilístico, el Jeep es feo. Muy alto, muy cuadrado, muy corto entre ejes, ruedas demasiado grandes, parabrisas muy parado y una serie de detalles más que no entran o no encajan en lo que se da por llamar un automóvil.

Jeep IKA

Sin embargo, si se pregunta por ahí, se obtendrá una respuesta distinta. Es feo, pero gusta. Gusta por ese prurito de rudeza, por ese sentido de "no me importan los pozos", y porque evidentemente hay que sentirse algo pionero para transitar por allí con eso. También deja entrever un trabajo abierto, duro y pesado que en ciertas personas se convierte en motivo de orgullo.

Comodidad y primeras impresiones

Tiene asientos adelante y atrás. Adelante pueden ir tres personas sin apeñuscarse mucho y atrás van tres bien apeñuscadas. Entrar en el vehículo no ofrece mayores dificultades, siempre que en el caso femenino sean señoritas desprejuiciadas. Si no lo son, tendrán ciertas dificultades para entrar, pero con un poco de práctica la cosa se soluciona.

Los hombres no tienen mayores problemas, sobre todo el que maneja, ya que el volante le sirve de excelente medio de sostén. La sólida y generosa manija sita en lo que vendría a ser panel de instrumentos, delante del asiento delantero derecho, cumple dos funciones importantes: ayuda a entrar y sostenerse en los saltos.

El pequeño asiento delantero derecho se rebate para dejar paso a la parte de atrás, donde los eventuales pasajeros se acomodan en un pequeño asiento ubicado entre los faldones de las ruedas traseras, de hecho, el lugar del vehículo en donde se salta más.

Jeep IKA

Y no tiene de donde agarrarse, salvo uno del otro o de los tubos de armado de la capota, que para tal efecto funcionan bastante bien. Y una vez arriba, sin capota o con los laterales quitados, andar en Jeep una noche de verano con luna puede llegar a convertirse en recuerdo de muchos años.

Terminación

Tomado como vehículo utilitario, ya no es como antes un transporte personal, la terminación es correcta. No se notan las soldaduras, el trabajo de estampa está bien realizado y en general, los elementos mecánicos accesorios funcionan suave y precisamente.

El modelo testeado por PARABRISAS era el clásico Jeep de capota sacable. Eso de sacable es un eufemismo. Los laterales y la parte de puertas puede extraerse con relativa facilidad aunque para una sola persona el trabajo no es muy cómodo. La capota es otra cosa.

No tiene un sistema de plegado o enganche rápido. Está abulonada con sus soportes a la carrocería, de donde es necesario el empleo de una llave por lo menos. Tampoco es trabajo para una persona. Dos lo pueden hacer. Las ventanillas y la luneta trasera son rebatibles, de acrílico, con cierres relámpago y clips de media vuelta.

El interior del Jeep no ofrece sofisticaciones. Asientos tapizados para durar, no hay alfombra y en general, un sentido ascético de las cosas. Volante ultrautilitario de tres rayos y un botón de bocina que es una cazoletita de goma blanda dentro de la cual una chapita circular cierra el circuito cada vez que se oprime la goma.

Jeep IKA

Controles

Aquí, el reflejo de lo anterior. Un solo instrumento central en el cual viene todo. Velocímetro radial de ciento ochenta grados marcado de 0 a 140 (?). Odómetro con parciales de cien metros, temperatura y combustible con aguja y escrito en inglés y dos luces de idiota para presión de aceite e indicador de carga de batería, también en inglés.

También otra lucecita roja, arriba a la izquierda, que indica cuando los faros altos están encendidos (como si con las luces del Jeep hubiera posibilidad de error). En realidad, esa lucecita tendría que estar visible para los que vienen en contra, para que no lo vuelvan loco a uno con el cambio de luces cuando uno, como un caballero, viene con las luces bajas.

Nada más sobre controles, fuera de los tres clásicos pedales, el freno de mano que no funciona y la palanca de cambios en la columna de dirección.

Visibilidad

Tiende dos posiciones. O todo o nada. Todo, "visibilidad sin restricciones", es cuando no hay capota ni laterales. A medida que se le van añadiendo cosas, la visibilidad disminuye.

Las pruebas de visibilidad de PARABRISAS fueron hechas con los laterales posteriores y trasero colocado, sin las puertas. Los vidrios, lo que viniera a cumplir la función de vidrios laterales, son plásticos transparentes que con el tiempo se opacan y rayan. Lo mismo puede decirse de la luneta trasera. Hacia adelante, la altura del asiento y lo corto del capot hacen que a pesar de la altura de este último, la zona de puntos no visibles sea reducida.

Jeep IKA

Manejo en ciudad

La dirección es liviana. Tiene un razonable número de vueltas de lado a lado y no vuelve al salir de una curva aguda. Con esto hay que tener mucho cuidado. Los "cancheros" al volante llegan hasta darle un fuerte impulso en el sentido contrario al de la curva para que el auto empalme suavemente en la recta. Para el caso de manejo en tránsito intenso, las formas bien cuadradas de la carrocería ayudan en gran manera. No es necesario tomar una referencia espacial para estacionar ni para doblar. El auto termina en donde usted lo ve. No sobresale nada, solamente el paragolpes delantero y eso es muy poco.

Por otra parte, el sentido de solidez que se desprende de su nombre y de su historia crea una aureola de sano respeto a su alrededor. También el hecho de encontrarse más alto que la mayoría de los demás automovilistas, hace que el panorama desde el Jeep sea diferente. Creemos en la necesidad de la incorporación de un espejo retrovisor interior.

El que viene provisto por fábrica es un aditamento colocado hacia fuera cuya visual siempre se ve interrumpida por el borde delantero de la ventanilla izquierda. Además, en días de lluvia en los que es necesario cerrar las ventanillas, la visibilidad llega a límites demasiado discretos.

El arranque en frío no es una operación complicada. Tal vez un par de pataditas antes de dar arranque y esperar que se caliente lo suficiente. Si no andará mal y se quedará cuando se lo exige.

Manejo en ruta

Evidentemente, el Jeep no es un vehículo diseñado para andar en ruta, por lo menos en ruta lisa y veloz. Su perfecto campo de acción es otro tipo de suelo, tierra o muchos pozos, trabajo rudo en general. Los vientos laterales influyen de manera importante, lo mismo que los pozos o desniveles suaves tomados ligero. En estos casos el Jeep se desvía y volverlo a su lugar inmediatamente es una operación que requiere cierta delicadeza.

Jeep IKA

Por otra parte, el vehículo no responde inmediatamente al cambio de dirección de las ruedas impuesto por el conductor. Siempre demora un instante, el suficiente como para que se pase de marca.

En cuanto a los frenos, como elementos independientes de detención, son suficientes, solamente es necesario saber usarlos con conocimiento de causa. Para realizar un "panic stop" sin peligro a cruzarse, es necesario hacer una serie de fuertes y rápidas frenadas o bombeadas. Manteniendo el freno apretado, lo único que se consigue en este caso es que el Jeep se salga peligrosamente de línea.

La posición de manejo, muy erguida, sobre un asiento duro, es cansadora al cabo de un tiempo. Sobre todo para el pasajero, que no dispone de un volante para agarrarse fuerte en los saltos.

Tiene, sin embargo, una generosa manija que sirve a tal efecto. Para los que andan atrás, las cosas son diferentes. En realidad se salta bastante. Bueno para gente joven y atlética.

Economía

Aquí, todo depende de la velocidad en que se circule, la carga que se lleve y el viento en contra que pueda recibir, en el caso de un viaje largo. Una marca de siete kilómetros por litro andando a ochenta y cinco o noventa es buena para la cilindrada y el peso.

Performance

No corresponde hablar de performance en un vehículo eminentemente utilitario como el Jeep, por lo menos en el sentido que se le da a la palabra, que involucra algo deportivo. Para el uso común, el Jeep es "picador".

El motor tiene su entrega de torque a pocas vueltas, esto es, sale de "abajo". A esto se le suma la corta multiplicación trasera, que lo hace muy picador, en los primeros metros de la picada. Cuando las velocidades suben, la curva de aceleración decrece en forma en forma notable, hasta llegar a marcas tales como 28 segundos para los 0 a 100 km/h.

Jeep IKA

Motor y accesibilidad

Dentro del, o mejor dicho, bajo del generoso capot del Jeep, el motor de cuatro en línea encuentra una muy cómoda ubicación. Metido algo hacia atrás, deja amplio espacio lateral para los trabajos de puesta a punto, cambio de accesorios y servicios en el sistema de dirección.

En el Jeep todo es accesible, tanto sea por arriba como por debajo. La sencillez del tablero de instrumentos facilita su revisión o reparación. Lo mismo puede decirse del sistema eléctrico, tanto de encendido como de servicios generales. Dinamo y arranque, a la vista y fáciles de sacar y poner.

Accesorios

Pocos, lo mínimo. Un par de limpiaparabrisas de vacío ubicados en el borde superior del parabrisas. No hay lavaparabrisas. No hay radio ni calefacción. La llave de luces tiene en su giro máximo hacia la izquierda, el comando de la luz interior. La llave de encendido tiene una posición de accesorios. Aquí pueden ir conectadas la radio y el calefactor, que son opcionales.

Jeep IKA

Conclusiones

Para el que quiera un "tout terrain", el Jeep es mandando a hacer. Si lo quiere más "tout terrain", puede pedir el doble tracción, que sirve para trepar paredes. Las trochas delantera y trasera son más cortas que la normal huella del camino de tierra, lo que obliga a transitar escorado.

Esta característica se revela sumamente molesta cuando toca andar en el barro, en donde contrariamente a lo que podría pensarse, no se luce de acuerdo a su imagen, por lo menos en el tracción simple. En estos casos es conveniente andar despacio y con mucho cuidado de los abovedamientos del camino, que lo llevan a la zanja con mucha facilidad.

En resumen, para ciertos trabajos rudos, con ausencia de caminos que merezcan ese nombre, en potreros y pedregales, el Jeep se encuentra como en su casa. Puede evidentemente transitar en la ciudad, aún en una llena de pozos como Buenos Aires, pero es bueno considerar que no fue hecho para eso.

OTROS DATOS

Motor: Continental de cuatro cilindros y 77 CV

Transmisión: Manual de tres marchas

Velocidad máxima: 117 km/h

Aceleración 0-100 km/h: 28 segundos

Distancia de frenado a 100 km/h: 59,2 metros

Consumo en ruta a 100 km/h: 5 km/l

Consumo en ciudad: 9 km/l

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