Ferrari 212 Inter: el mejor auto de Perón

Tomando como excusa el Día de la Lealtad Peronista recordamos y analizamos una hermosa máquina italiana que brilló a mediados del siglo pasado. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

A finales de la década de 1940, con una Italia que aún se estaba recuperando de la segunda guerra mundial,  il comandatore (Enzo Ferrari) decidía que ya había llegado la hora de reemplazar su GT de cabecera (la bellísima 195) para pasar a algo más moderno y atractivo. 

Es entonces que se empieza a barajar la idea de lanzar un nuevo vehículo, que sería más veloz y tendría que suponer una evolución con respecto al precedente. Aparece de esta manera quien será la protagonista de estas líneas: la Ferrari 212. 

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Existieron dos versiones del modelo italiano: la Inter y la Export. 

La primera apuntaba a un uso deportivo, pero con la posibilidad de poder circular por las calles sin inconveniente alguno (Esta versión es la que adquirió Juan Domingo Perón). En tanto la segunda tenía una orientación neta hacia las pistas, mostrándose nerviosa e indócil para las calles de una ciudad. 

Como era costumbre en aquellos años, el fabricante le otorgaba al cliente solamente el chasis, el motor y el emblema. La carrocería corría a cargo de terceros, quienes hacían distintas propuestas mostrándose algunas más atractivas que otras. 

Los carroceros que vistieron a la maquina fueron todos prestigiosos y reconocidos: Ghia, Vignale, Touring  y Pininfarina.  

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Este último comenzaría su relación con la marca del caballino rampante a partir de este modelo, lo que marca una antes y un después en la historia de la firma. Tanto es así, que cuando la firma italiana tuvo la intención de crecer y de comenzar a desarrollar sus automóviles de forma integral y en serie, recurrió a este centro de diseño para que esculpa todos sus autos. 

El carrocero que se encargó del vehículo de Perón fue Ghia, quien junto Vignale mostraron ser las firmas más elegidas por los compradores de aquella época. 

En lo concerniente a la planta impulsora el vehículo disponía del clásico motor V12 a 60 grados que se ofrecía con dos configuraciones. Una contaba con tres carburadores de doble boca, mostrándose como la más potente y deportiva, erogando 175 CV. En tanto, en la segunda configuración la admisión de la mezcla estaba comandada por un solo carburador de doble boca, entregando en este caso “solamente” 150 caballos de potencia. 

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El block hoy se puede considerar como chico para ser un V12, ya que tenía tan solo 2.562 centímetros cúbicos de capacidad. Cada caballo de fuerza entregaba su potencial de una forma alucinante debido al bajo peso que se encontraba en unos 850 kilogramos, dependiendo del carrocero. 

La caja era de cinco marchas, el chasis era tubular y las suspensiones eran independientes en las cuatro ruedas. En el único aspecto en el que realmente se nota el paso de los años, es en el equipo de frenos: cintas y campanas en las cuatro ruedas hoy lo hacen ver casi inseguro. 

Un vehículo excepcional que se mostró en nuestro país al lado de una figura polémica y carismática. En la actualidad una unidad en buenas condiciones supera el millón de dólares. 

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