Los 50 años de un legendario deportivo alemán

A medio siglo del comienzo de la fabricación en serie del Opel GT, te invitamos a conocer su historia y a ver la galería de imágenes de este pequeño gran modelo. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

En 1968 salía por primera vez de las líneas de producción un clásico en la historia del automóvil: el Opel GT. Para conocer el origen de este ícono del diseño hay que remontarse al Salón del Automóvil de Frankfurt de 1965, cuando la marca alemana -ahora pertenceciente al Grupo PSA- presentaba un aerodinámico deportivo biplaza diseñado por Erhard Schnell y su equipo en el Centro de Estilo de Rüsselsheim. Este Experimental GT, cuyo curvilíneo exterior se asemejaba a la forma de botella de Coca-Cola, había sido concebido como un estudio de diseño de altas prestaciones.

Este auto era algo nunca visto en un fabricante europeo. Lucía una afilada carrocería, un largo capó con faros ocultables que rotaban alrededor de su eje longitudinal, pasos de ruedas abultados y una parte trasera que terminaba en vertical.

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La repercusión positiva, tanto de la prensa como del público, hicieron que el GT pasara a ser un modelo de producción seis años después de los primeros bocetos y tres desde que la dirección diera “luz verde” al proyecto.

La fabricación del vehículo llevó a cabo con la colaboración de los carroceros de Chausson y Brissoneau & Lotz. Esta firma francesa realizó los trabajos de estampado, soldadura, pintura y equipamiento interior, antes de enviar nuevamente los autos a Rüsselsheim para acoplar finalmente las suspensiones, frenos, motor y transmisión.

Con un aspecto aún más atlético, la carrocería del GT de producción era algo diferente respecto de la del prototipo original. Por ejemplo, el capó pasó a ser más largo con el voladizo delantero más corto y los faros cuadrados del Experimental GT fueron reemplazados por unos circulares.

En cuanto a los motores disponibles eran dos: un 1.1 litros de 60 CV que procedía del Kadett y un 1.9 de 90 CV proveniente del Rekord. Este último propulsor, que equipaba al GT 1900, permitía una aceleración de 0 a 100 km/h en 11,5 segundos y una velocidad máxima de 185 km/h. La potencia era transmitida a las ruedas traseras a través de una caja manual de cuatro velocidades. Como opción se ofrecía el cambio automático de tres marchas, que fue muy popular en Norteamérica.

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En el habitáculo del GT se destacaban sus asientos baquet, el volante de tres radios y el instrumental con relojes redondos. En materia de seguridad, contaba con cinturones de tres puntos, un arco antivuelco integrado, barras de protección lateral en las puertas, y una columna de dirección de seguridad, entre otros elementos.

La producción del Opel GT llegó a su fin en 1973, tras haber alcanzado un total de 103.463 unidades en apenas cinco años. El pequeño deportivo no solo conquistó a los europeos sino también a los norteamericanos. Todavía hoy tiene sus fieles seguidores a

a ambos lados del océano Atlántico.

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