Marius Berliet

"Se dedicó a la producción de autos, pero en 1906 comenzó a fabricar camiones. En la primera guerra mundial proveyó al ejército francés. En la segunda guerra mundial fue acusado injustamente de colaborar con los nazis. Décadas después de su muerte su empresa fabricó el que fuera el camión más grande del mundo."

Redacción Parabrisas

Nuestro personaje, uno de los más conocidos pioneros industriales de Europa, Marius Berliet, nació el 21 de enero de 1866 en la Croix-Rousse, cerca de Lyon,  Francia  y falleció en Cannes el 17 de abril de 1949.

Desde muy joven, Berliet tuvo entusiasmo por la mecánica y si bien no cursó estudios formales en ingeniería, puede ser considerado como un autodidacta. En 1894 fabricó su primer motor en una casa de propiedad de su familia, y lo instaló en su automóvil en 1895, comenzando sus actividades en un pequeño taller con la ayuda de sólo dos mecánicos. Este rodado fue un vehículo con algunas soluciones notablemente originales y está entre los pocos que no recurrieron a los grupos mecánicos comprobados de la De Dion o de la Aster. Todo el complejo motor-cambio-transmisión, montado en la parte trasera sobre un bastidor auxiliar articulado con el principal, resultaba desmontable sin separación de los componentes, como en los vehículos más modernos. Durante dos años los Berliet fueron dotados de un motor bicilíndrico monobloque enfriado por agua.

Los primeros años del siglo XX vieron un gran desarrollo de los Berliet, cuyo apogeo tuvo lugar entre 1906 y 1907, en el momento del auge europeo del automóvil.

En 1905 una empresa norteamericana, American Locomotive Company (ALCO) le compró a Berliet algunas patentes por la suma de 500.000 francos oro. Con este dinero el industrial francés pudo ampliar su fábrica de Lyon-Monplaisir, y en 1906 comenzó a fabricar camiones, encargados por el ejército galo. El renombre de Berliet fue creciendo y en 1910 el presidente de la República Francesa compró uno de sus automóviles. Al año siguiente recibió la Legión de honor. En 1912, comenzó a proveer de ómnibus y tranvías a la ciudad de Lyon.

Durante la primera guerra mundial, Berliet proveyó millares de camiones a las fuerzas armadas de su país, fabricando cuarenta unidades por día, y estableció grandes fábricas en Vénissieux y Saint-Pries, muy cerca de Lyon. Ese gran complejo fabril se irá desarrollando hasta 1939, año en el que dejó de fabricar automóviles para concentrarse en los vehículos industriales y motores Diesel.

Si bien Marius Berliet fue aclamado héroe por la capacidad productiva de sus establecimientos durante la primera guerra mundial, las cosas cambiaron radicalmente en la guerra de 1939-1945. Berliet fue acusado (sin pruebas firmes) de colaborar con las fuerzas de ocupación alemanas y al terminar el conflicto bélico, y cuando ya era un hombre de edad avanzada, fue condenado a dos años de prisión, la que se extendió a cinco años de trabajos forzados para sus hijos Paul y Jean, además de ser confiscada su empresa por el estado. Hacia fines de 1949, luego de fallecido Marius Berliet, la compañía fue restituida a sus familiares porque se pudo establecer que Berliet se vio forzado a producir vehículos para los nazis. La Gestapo había amenazado de muerte a toda la familia.

Las fábricas Berliet continuaron con la producción de vehículos pesados y ómnibus y llegó a producir el camión más grande del mundo, el T100 con motor Cummins V12 de 600 CV en la primera versión y 700 CV en la última, destinado a trabajos en pozos petrolíferos en los desiertos del Sahara, que actualmente es exhibido en el Museo Berliet de Lyon junto a otros vehículos de la marca. Se fabricaron cuatro unidades de este verdadero Goliat capaz de cargar 100 toneladas, el que fue exhibido por primera vez en el Salón del Automóvil de París de 1957.

En 1967 Berliet pasó a ser propiedad de Citroën, la que a su vez era controlada por Michelin. En 1973, y después de la crisis del petróleo, Michelin buscó comprador para Berliet, y en 1974 fue adquirida por Renault, formándose la empresa RVI, Renault Vehículos Industriales, que incluía a la empresa Saviem. Desde esa época dejaron de producirse unidades con las marcas Berliet y Saviem, y todos los vehículos comerciales fueron designados con la marca Renault, como rige hasta nuestros días.

El autor expresa su reconocimiento a la Fundación Berliet, Lyon, Francia, por su colaboración para la preparación de este escrito.

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