¿Cómo aprenden los autos autónomos?

Los vehículos sin conductor tienen que capacitarse para perfeccionar su circulación por la vía pública.

La tecnología avanza día a día y desde hace varios años los autos autónomos se encuentran en un proceso de desarrollo, para que cada vez menos personas tengan que preocuparse por el manejo de los vehículos, y de esta manera disfrutar del viaje sin tener que realizar ni una sola maniobra, es decir, comportarse como un verdadero vehículo de nivel 5, aquellos que se conducen sin ninguna intervención humana.

Para eso, los creadores de este tipo de innovaciones tienen que pensar la manera de que todas las unidades tomen las precauciones necesarias, tanto para asistir a los pasajeros que se encuentran dentro del habitáculo, como para respetar las señales correspondientes y no embestir a ningún peatón u otro auto que circule por el mismo camino. Así es como en Alemania, más precisamente en el  Campus de Conducción Autónoma de BMW, los sensores de 40 vehículos automatizados transmiten a diario entre 16 y 40 terabytes de datos cada uno, a dos centros de almacenamiento con una capacidad total de 116 petabytes.

Los niveles de autonomía de estos vehículos van del 0 al 5 y según Francisco Sánchez, director de electrónica del Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG), en la actualidad “estamos en alguna parte entre el nivel 2 y 3 de autonomía”, aunque para eso, primero hay que destacar las diferentes categorías:

Nivel 0: No existe automatización alguna por parte del vehículo. Las tareas son hechas completamente por el conductor.

Nivel 1: El vehículo cuenta con asistencia para algunos movimientos laterales o longitudinales (no se pueden complementar a la misma vez), aunque la decisión final la toma el conductor ya que el sistema no detecta ciertas imprudencias.

Nivel 2: A diferencia del nivel 1, los movimientos laterales y longitudinales se pueden complementar.

Nivel 3: Ante cualquier imprevisto, el sistema puede detectar el inconveniente y actuar por si solo, aunque el conductor continúa teniendo injerencia en varias decisiones donde la tecnología no llega a cubrir el inconveniente.

Nivel 4: La automatización del vehículo es casi completa y ante cualquier problema no es necesaria la intervención del usuario de la unidad. Ante una falla minúscula en el sistema, el auto puede seguir circulando.

Nivel 5: El vehículo no requiere de un conductor, la automatización es completa y sin limitaciones.

Por otro lado, desde el mismo centro, plantearon que deben haber una serie de medidas que tienen que respetarse a la hora de llevar a cabo el proceso de aprendizaje por parte del vehículo. Esta serie de normas son:

Adquisición: el vehículo deberá disponer de los sensores adecuados, entre ellos los radares necesarios para que la unidad pueda estar alerta ante cualquier imprevisto.

Percepción: el auto deberá contar con los algoritmos necesarios para localizarse.

Comunicación: la unidad tendrá que incorporar conocimiento para relacionarse tanto con el usuario y como con otros vehículos.

Decisión: Ante los estímulos que recibe, el auto deberá tomar cierta determinación en su trayectoria.

Control: Según el director del Centro Tecnológico, el vehículo debe detectar todo lo que ocurre a su alrededor, entender el espacio libre y predecir el movimiento de los elementos dinámicos. De esa manera sabrá lo que sucede en su entorno previo antes de actuar.

Actuación: Una vez que el vehículo se posicionó y percibió los algoritmos que lo rodean, tendrá que ejecutar la acción, aunque los ingenieros de estas nuevas tecnologías continúan trabajando para  que las unidades puedan reaccionar en caso de que suceda un imprevisto.

A su vez, Sánchez agrega que de a poco la autonomía comienza a mejorar aunque por el momento, la gran mayoría de los autos necesitan de cierto manejo manual: "Hay vehículos autónomos que pueden estacionar solos y otros que circulan por autopistas, que es un escenario idóneo, debido la falta de curvas y peatones y  la velocidad constante de la unidad, aunque cuando salen de ahí, el conductor tiene que tomar el volante"

Varios de estos sistemas desarrollados por las principales automotrices del mundo son:  mantenimiento de carril, control de velocidad adaptativo, asistencia de estacionamiento, freno automático a baja velocidad, entre los más relevantes, que se complementan con la seguridad activa del auto. Así sucede por ejemplo con Audi, que desarrolló una nueva tecnología (AI Piloted Driving), aún no disponible en todos sus vehículos, donde la unidad se puede desenvolver por sí solo en autopista, pero únicamente a menos de 60 kilómetros por hora.

Otra de las marcas en experimentar este camino es Toyota con su sistema Safety Sense, que ofrece tecnología de mantenimiento de trayectoria para leer las líneas del pavimento y mantener al vehículo siempre centrado en el carril tanto en autopistas, como en avenidas principales, no solo a baja velocidad, sino a más de 50 kilómetros por hora.

De todas formas, existen contrapuntos sobre el accionar de las unidades autónomas, y es por eso que Joshue Manuel Pérez, de la división de Industria y Transporte de la empresa española Tecnalia, se refirió a los desafíos que atraviesan las nuevas tecnologías, acerca de operaciones impensadas entre las personas y los autos sin conductor: "Estos no están preparados para reaccionar si alguien a su lado incumple las leyes. No son capaces de entender eso".

Por otro lado, para el proceso de aprendizaje de cada vehículo autónomo, los diseñadores pasan largas horas con el objeto de realizar simulaciones reales y artificiales, ya que cada auto debe actualizar su base de datos para accionar ante cualquier hecho imprudente. Cuanta más información tenga la unidad y más sensores tomen los recaudos correspondientes, las chances de evitar cualquier tipo de incidente serán mayor.